Había una vez un chico exánime llamado Ian siempre estaba triste por peleas de sus padres, ellos todo el tiempo se la pasaban gritando y diciéndose cosas hirientes esto le afectaba mucho.

Había una vez un chico exánime llamado Ian siempre estaba triste por peleas de sus padres, ellos todo el tiempo se la pasaban gritando y diciéndose cosas hirientes esto le afectaba mucho. Ian se sentía culpable de que sus padres pelearan mucho ya que era el causante de la muerte de su hermano o bueno así se lo hacían creer a él, realmente lo que paso no era culpa de nadie ya que la enfermedad de su hermano no era curable. Decían que él era culpable de la muerte de su hermano porque el día que falleció el no procuro darle sus medicinas aunque eso no fue la causa de su muerte.

Ian padecía de una enfermedad de la piel llamada urticaria, le gustaba recostarse en el piso por las noches a escuchar música de Lana del Rey en la terraza de su casa al igual que observar el novilunio le encantaba ese pasatiempo ya que se relajaba y sentía en paz con su anima especialmente los lunes porque había leído en algún sitio que ese día era dedicado a la luna y a él le gustaba mucho esta.
Ian era hermoso pero al parecer él no se había percatado de eso, tenía una amiga llamada Flor ella siempre trataba de animarlo porque él le platicaba sobre sus problemas familiares.

Una chica de su mismo salón de clases siempre lo observaba se quedaba atenta a cada gesto que hacia siempre estaba al pendiente de él, ella no era igual que él ya que Ian era tímido y antisocial en cambio Sofía era famosa en toda la prepa ya que pertenencia a un equipo representativo. A Sofía le daba curiosidad saber cómo era Ian realmente pero nunca se animaba a hablarle.

Un sábado por la tarde Sofía fue a un acuario a comprar un pez payaso ya que le gustaba mucho la película de Nemo y quería un pez igual, cuál fue su sorpresa se encontró a Ian en ese sitio ya que trabajaba los fines de semana en ese lugar Ian se encontraba desaguando una pecera. Sofía se acercó tímida a Ian y le pregunto sobre el pez que quería comprar Ian muy amable le mostro la pecera en donde se localizaban los peces que Sofía estaba buscando. Ian le comenzó a informar sobre que debía de darle de comer y los cuidados que tendría su pequeño pez, Sofía le dio las gracias y cuando se iba a retirar del acuario Ian la detuvo y le pidió que fueran por un helado que saldría temprano del trabajo y quería platicar más con ella ya que le había agradado su plática y si antes no le había hablado era porque no sabía que tema de conversación sacar, Sofía acepto, fueron por dos conos de nieve y se sentaron debajo de un árbol de una plaza y se la pasaron platicando tanto que perdieron la noción del tiempo como el día era cálido se empezaron a mojar en la fuente de aquella plaza, ambos disfrutaron su compañía y quedaron de volverse a ver al día siguiente a las 6 debajo de ese mismo árbol. Sofía el domingo amaneció flamante ya que se volvería a ver con Ian. Se dieron las 6 de la tarde y ella estaba puntual en aquel árbol pero Ian nunca llego, Sofía se retiró de aquel lugar para regresar a su casa ya que había esperado más de media hora a Ian y él no se apareció por ahí, ella triste y a la vez enojada llego a su cuarto se recostó en su casa y se quedó profundamente dormida.

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