Hamlet
Enviado por albertiux • 12 de Diciembre de 2011 • Resumen • 778 Palabras (4 Páginas) • 581 Visitas
Shakespeare había observado -y la intención psicológica de todas sus creaciones lo demuestra-, que todos los conflictos de los seres racionales en la vida, tienen un carácter individual, una causa íntima, un motivo subjetivo, como diría un filósofo del arte o del espíritu. Relacionar ese motivo interno de acción a las solicitaciones externas de la vida; explicar lo externo por lo interno; los elementos de la realidad difusa en la existencia por el desenvolvimiento de la verdad confusa en el espíritu, ese fue el empeño de su genio. Una cronología de sus obras sería una prueba; y si de esa cronología resultara esta gradación: Cordelia, Julieta, Desdémona, Gertrudis, el Rey Lear, Romeo, Otelo, Hamlet, en esa gradación constarían los esfuerzos del poeta por elevarse sucesivamente al concepto primario que lo inspira.
Ese concepto es la influencia que tiene la vida moral en la normal; cada ser, en su adversidad o su fortuna; toda idea, en el concepto de la vida; todo sentimiento, en la alegría o el dolor; todo acto, en la calma o la tempestad de nuestro ser; todo desarrollo del alma, en la pureza o impureza de nuestras relaciones con los hombres; todo aumento de potencia afectiva, moral o intelectual, en la impotencia o en la omnipotencia de la vida realizable.
Desde este punto de vista, Hamlet es un momento del espíritu humano y todo hombre es Hamlet en un momento de su vida. Hamlet es el período de transición de un estado a otro estado del espíritu; del estado de sentimiento al de razón; de la idealidad a la realidad; de la inconciencia a la conciencia del vivir.
El ser humano comienza a vivir por los sentidos; duplica su vida por el sentimiento; aumenta la intensidad de la vida por la fantasía. Siente que vive, imagina su vivir como lo siente, y es feliz. La vida sería una explosión de alegría, si el ser humano pudiera detenerse en ese estado. Pero no puede, porque la unidad del espíritu es compleja y cada ser se realiza según la mayor o menor intensidad de sus facultades.
Esta diferencia de intensidad en las facultades individuales constituye la realidad, y esta realidad crea una lucha. Esa lucha es, para unos, un momento del reloj; para otros, un período completo en su existencia; para algunos, una eternidad en su conciencia. Tomar posesión de la realidad, ése es el resultado de la lucha. Los pobres de espíritu -en el sentido de Voltaire, y en el de Cristo-, son los que más pronto se posesionan de la realidad, los más fáciles triunfadores d esa lucha. Los espíritus pobres de Voltaire, se ríen; los espíritus pobres de Jesús, sonríen. Éstos, con la benévola piedad de los humildes; aquéllos, con la satisfacción implacable de los tontos. Los unos no comprenden cómo cuesta tanto a algunos lo que tan poco les costó. Los otros no comprenden por qué resisten tanto a la realidad los que luchan largamente para posesionarse de ella. Los tontos
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