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Hume, tratado I, sec VI


Enviado por   •  27 de Agosto de 2018  •  Reseña  •  593 Palabras (3 Páginas)  •  75 Visitas

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Dayanna Orozco

201616206

Filosofía

Facultad de Ciencias Sociales

Universidad de los Andes

Hume 10

La filosofía escéptica o filosofía de la Academia a voz de Hume es el camino ideal que nos puede alejar de los dogmas cegadores de pasiones como la religión. Sin importar su pensamiento liberador; considerada por algunos como libertina,  profana e irreligiosa.

Según Hume, debe haber un algo que permita que se den en la mente nuestros razonamientos, y plantea unas cuantas suposiciones: en la primera debemos suponer una persona que posee las facultadas de la razón y la reflexión muy bien desarrolladas y repentinamente es traída a este mundo. Dicha persona observara su entorno de forma consecutiva, pero no por eso se forma la idea de causa y efecto. Esto sucede porque a través de los sentidos no puede abstraer las operaciones naturales, por tanto no puede intuir la precedencia condicionada de los eventos, es decir, una causa y un efecto. Aunque puede hacerlo de manera arbitraria o simplemente no relacionarlo, pero no tendrá ninguna base para razonar sobre alguna cuestión de hecho o asegurar algo, a menos que esté presente en su memoria y sentidos.  

En la segunda suposición la misma persona ya ha adquirido experiencia en su entorno y en ese tiempo ha notado que algunos acontecimientos están siempre ligados unos a otros. Esto le permite inferir que una cosa se seguirá de la otra, pero no  aún no se adquiere una idea o conocimiento del porque un objeto produce el otro, por tanto, debe haber algo que incite a la inferencia.

Dicho “algo” es el principio de la Costumbre o el Hábito. Puesto que cuando la repetición de un acto u operación se repite siempre que se da dicho acto, sin ser forzada por el razonamiento o entendimiento, se le da el nombre de Costumbre. Es muy probable que los límites de nuestro conocimiento rayen en lo adquirido por la experiencia, pero aun así el propósito es conocer el principio último de nuestra asociación de ideas. No obstante, de esto lo que podemos afirmar es que todas las inferencias que realizamos partiendo de la experiencia son efectos de la costumbre y no del razonamiento, llevando a que la costumbre sea nuestra guía.

El principio de la costumbre hace posible que nuestra interacción con el mundo a través de la experiencia sea útil, a tal punto que nos permite hacer la relación de causa y efecto. Sin la experiencia no tendríamos conocimiento alguno y caeríamos en la ignorancia total. Aun así, la experiencia necesita estar presente a los sentidos y la memoria  algún hecho que sirva como base para alcanzar conclusiones, pues de no ser así, nuestros razonamientos estarían limitados a solo ser hipotéticos.

Por otro lado, nos encontramos con la capacidad de la imaginación, la cual tiene una gran libertad pero se encuentra limitada por nuestros sentidos internos y externos y las posibilidades de mezclar, combinar, separar y dividir los conocimientos. Nos es posible atribuirles tiempo y lugar, dotarlos de existencia y darles las características necesarias para hacerlo parecer real. No obstante, nunca serán lo mismo la ficción y la creencia. Se diferencian en que en la creencia se involucra un sentimiento que no depende de nosotros, mientras que en la ficción no está involucrado. Este sentimiento se podría considerar como indescriptible, tal como la sensación de frio. Se le llama creencia, y cada hombre comprende y relaciona el significado de esa palabra. Y lo más importante, el sentimiento de creencia es lo que nos permite que la mente distinga entre las ideas del juicio y las ficciones de la imaginación.

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