INFLUENCIA DE ROUSSEA EN LA SOBERANIA MEXICANA
Enviado por tedimeg • 15 de Diciembre de 2011 • 1.967 Palabras (8 Páginas) • 882 Visitas
INTRODUCCIÓN
En el siguiente ensayo se pretende explicar cual ha sido la influencia de la doctrina Rousseana en la creación de la soberanía mexicana. Para fines de este trabajo se define a la soberanía nacional como el poder que tiene el estado sobre su territorio donde ninguno es superior a el mientras que, la identidad nacional son todos los elementos que conforman y le dan vida al mismo.
Hablaremos primeramente de este pensador que se adelanto en los hechos que hablaba de los tiempos que decía como organizar una soberanía.
CONTENIDO:
El objetivo principal de este trabajo es conocer el término soberanía, como poder supremo o de autoridad que posee una persona o un grupo de personas con derecho a tomar decisiones y a resolver conflictos en el seno de una jerarquía política. El hecho de poder tomar estas decisiones implica independencia de los poderes externos y autoridad máxima sobre los grupos internos
Rousseau se adelantó a lo que iba a suceder años después, ya que escribió su obra varias décadas antes de los procesos revolucionarios del siglo XVIII.
Dice Ortiz (Política y Estado) que la doctrina roussoniana presupone ciertas premisas que damos por más que conocidas. Así la idea de la bondad natural del hombre, su vida libre y feliz en el estado de naturaleza, su desgracia al perderla en el momento que nace la apropiación de los bienes por particulares. El lento paso de la civilización que, siglo a siglo, trae más desventuras a los hombres, los vuelve más infelices y corruptos. El poder es un mal que hay que vencer a través de la acción redentora del pueblo. Así, emanada de un contrato tan hipotético como confuso, nace la voluntad general, expresión popular por excelencia. Lógicamente a partir de aquí aparece la idea de soberanía que en muchos aspectos parece un calco de lo imaginado por los absolutistas, a los cuales Rousseau decía combatir.
- El soberano (es decir el pueblo, que se expresa en la voluntad general), es infalible. El pueblo no puede querer nunca su propio mal, por lo tanto, nunca se equivoca.
- La soberanía es indivisible. Es del pueblo en forma integral: si el pueblo cede parte de ella, ya no es soberano.
- Es inalienable: por consiguiente, no se puede ceder. Si se lo hiciera, entonces el soberano sería la persona o personas que representan al pueblo.
- Es absoluta, no tiene límites; ni tampoco existe el derecho de las minorías frente a ella. A quien no está de acuerdo, corresponde «obligarlo a ser libre».
- La soberanía popular se expresa en la ley. La ley, por surgir del pueblo (que es infalible) siempre es justa.
- Para garantizar la rectitud de la ley, su elaboración debe estar en manos de una especie de superhombre, que es el gran legislador, genio y sabio a la vez.
- La soberanía, por esencia indelegable, hace que los gobiernos sean meros comisionistas del pueblo. Sin representación alguna, deben ejecutar lo que el pueblo ha decidido.
- El soberano debe decretar la religión civil, fijar sus dogmas y castigar a los remisos en comportarse externamente conforme a sus preceptos.
- Tal religión civil impone preceptos para la convivencia social que deben ser cumplidos por los ciudadanos. Se aconseja la muerte y el destierro para los disconformes.
En 1762, Jean-Jacques Rousseau retomó la idea de soberanía pero con un cambio sustancial. El soberano es ahora la colectividad o pueblo, y ésta da origen al poder enajenando sus derechos a favor de la autoridad. Cada ciudadano es soberano y súbdito al mismo tiempo, ya que contribuye tanto a crear la autoridad y a formar parte de ella, en cuanto mediante su propia voluntad dio origen a ésta, y por otro lado es súbdito de esa misma autoridad, en cuanto se obliga a obedecerla.
Así, según Rousseau, todos serían libres e iguales, puesto que nadie obedecería o sería mandado por un individuo sino que la voluntad general tiene el poder soberano, es aquella que señala lo correcto y verdadero y las minorías deberían acatarlo en conformidad a lo que dice la voluntad colectiva. Esta concepción roussoniana que en parte da origen a la revolución francesa e influye en la aparición de la democracia moderna, permitió múltiples abusos, ya que en nombre de la voluntad "general" o pueblo, se asesinó y destruyó indiscriminadamente. Generó actitudes irresponsables y el atropello a los derechos de las minorías.
Su concepto se encuentra indistintamente en las constituciones modernas, aunque después de la Segunda Guerra Mundial ha retomado con fuerza el concepto de soberanía popular que se mira como más cercano al pueblo, el cual se supone que actualmente tiene un grado de cultura cívica y moderación
Aun que Rousseau defiende mucho que la soberanía debe de recaer en el pueblo directamente y escribe lo siguiente:
La soberanía no puede estar representada, por la misma razón por la que no puede ser enajenada; consiste esencialmente en la voluntad general, y la voluntad no se representa; es la misma o es otra; no hay término medio. Los diputados del pueblo no son, pues, ni pueden ser sus representantes, no son más que sus mandatarios; no pueden concluir nada definitivamente. Toda ley no ratificada por el pueblo en persona es nula; no es una ley. El pueblo inglés cree ser libre, y se engaña mucho; no lo es sino durante la elección de los miembros del Parlamento; desde el momento en que éstos son elegidos, el pueblo ya es esclavo, no es nada.”
El término soberanía popular se acuñó frente a la tesis de la soberanía nacional. La Constitución francesa de 1793 fue el segundo texto legal que estableció que la soberanía reside en el pueblo. Jean Jacques Rousseau, en El contrato social, atribuye a cada miembro del Estado una parte igual de lo que denomina la «autoridad soberana» y propuso una tesis sobre la soberanía basada en la voluntad general. Para Jean Jacques Rousseau el soberano es el pueblo, que emerge del pacto social, y como cuerpo decreta la voluntad
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