INSCRIPCION A PREESCOLAR
Enviado por viioleta21 • 26 de Marzo de 2014 • 423 Palabras (2 Páginas) • 133 Visitas
Título: FOUCHÉ, EL GENIO TENEBROSO
Autor: STEFAN ZWEIG
Esta biografía no es un retrato de cuerpo entero, sino de alma entera, pues Zweig va siguiendo con la apasionada curiosidad científica de un entomólogo y el arte de un insuperable novelista los más insignificantes movimientos de Fouché, hasta descubrir no ya el más íntimo detalle de su contextura sino los más íntimos motivos que le impulsan, o sea su alma vil de traidor que, en el momento supremo, le impide elevarse a la grandeza de una idea noble, desinteresada, y sucumbe, amarrado por la baja codicia, al mísero provecho material, norte único de sus acciones y de sus innegables talentos. Este libro es la gran epopeya del apasionante período francés comprendido entre la Revolución y el reinado de Luis XVIII.
Ed. Juventud
ISBN: 84-261-0183-6
Encuadernado en tapa holandesa Formato:14,5 X 22,5 cm
Precio sin IVA: 13,87 euros (2.308 ptas.)
Precio con IVA: 14,42 euros (2.400 ptas.)
Presentación del autor
José Fouché fue uno de los hombres más poderosos de su época y uno de los más extraordinarios de todos los tiempos. Sin embargo, ni gozó de simpatías entre sus contemporáneos ni se le ha hecho justicia en la posteridad.
A Napoleón en Santa Elena, a Robespierre entre los jacobinos, a Carnot, Barras y Talleyrand en sus respectivas Memorias y a todos los historiadores franceses –realistas, republicanos o bonapartistas-, la pluma les rezuma hiel cuando escriben su nombre. Traidor de nacimiento, miserable, intrigante, de naturaleza escurridiza de reptil, tránsfuga profesional, alma baja de esbirro, abyecto, amoral... No se le escatiman las injurias. Y ni Lamartime, ni Michelet, ni Luis Blanc intentan seriamente estudiar su carácter, o, por mejor decir, su admirable y persistente falta de carácter. Por primera vez aparece su figura, con sus verdaderas proporciones, en la biografía monumental de Luis Madelins, al que este estudio, lo mismo que todos los anteriores, tiene que agradecerle la mayor parte de su información. Por lo demás, la Historia arrinconó silenciosamente en la última fila de las comparsas sin importancia a un hombre que, en un momento en que se transformaba el mundo, dirigió todos los partidos y fue el único en sobrevivirles, y que en la lucha psicológica venció a un Napoleón y a un Robespierre. De vez en cuando ronda aún su figura por algún drama u opereta napoleónicos; pero entonces, casi siempre reducido al papel gastado y esquemático de un astuto ministro de la Policía, de un precursor de Serlo Holmes. La crítica superficial confunde siempre un papel del foro con un papel secundario.
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