INSTRUCTOR Y APRENDIZ EN BÚSQUEDA DE LA UTOPIA

Tomas Moro, autor de la Utopía, más allá de lo quimérico, lo fantástico de su narración, donde su imaginación va hilando suavemente mil relatos que plantean lo irreal de un país perfecto con un gobierno ideal, quizá deseo dejarnos un mensaje oculto, para que sigamos soñando con ese mundo maravilloso y así no dejemos de crear posibilidad, de construir esperanzas y de desandar caminos previamente recorridos.

Ese recorrido fantástico es el que Fernando Bitti, nos invita a recorrer sin cansarnos en búsqueda constante de hacer posible lo imposible y es justamente ese reto que se plantea en el proceso de enseñanza- aprendizaje donde instructor y aprendiz, entretejen posibilidades, mediadas por la insistencia permanente del primero para que el segundo actor, ponga a juego su imaginación y sea capaz de superar lo propuesto por el docente.

Este acometido se logra cuando, el instructor no se limita, rompe el esquema de ser el “profe” con cinco años de experiencia repitiendo el mismo año y el mismo planeador desvanecido, y pasa a ser el instructor innovador, investigador, lector, capaz de poner al servicio de la educación las TIC, las instituciones, las experiencias, los libros y ante todo su disposición para romper paradigmas.

He ido entendiendo esta tarea con el trajinar en la docencia, y hace poco cuando con un grupo de estudiantes, trabajando habilidades para la vida y al darle un “cofre de los tesoros” con una habilidad y llena de dulces, contra todos los pronósticos guardaron los dulces hasta el final porque eran su tesoro y unos lograron concluir que los tesoros se multiplican, los comerían cuando conocieran las diez habilidades, me enseñaron que si a la imaginación se le dan alas se puede llegar muy lejos.

Finalmente, y parafraseando la invitación de Fernando Bitti: debemos seguir caminando en la práctica docente y no dejar de caminar, aunque en el fondo sepamos que no vamos a alcanzar a la utopía, pero si sabemos, que cada día, nos llevará más lejos.

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