Immanuel Kant: fundamentos de la moral.

Immanuel Kant: fundamentos de la moral.

Kant en su libro “Fundamentación de la metafísica de las costumbres” hace referencia de la moral como pensamientos y que lo que se considera como bueno siempre tiene una restricción a menos de que sea una buena voluntad lo cual nos llevaría a ser dignos merecedores de la felicidad, pero además dice que la buena voluntad no es buena por el efecto que tenga y la reacción que desencadene, ni por el fin de lograr un propósito, sino por el solo hecho de querer hacerla sin esperar nada a cambio.

Los principios radicados  en los fundamentos del cristianismo se expresan en valores universalmente aceptados  los que unidos a la conciencia individual -  la buena voluntad en el concepto de Kant – de la que está dotado el ser humano establece lo que se denomina la moral cristiana. Para ejemplificar lo anterior podemos recurrir a los Mandamientos del antiguo testamento, en que se establecen principios morales y que solo la conciencia del individuo determinan si la acción que expresa cumplimiento de estos es efectivamente moral; así por ejemplo frente al mandamiento de amar y honrar a los padre, los actos de esmerada preocupación y solicita atención que un hijo brinda a sus padres, si bien se expresa ante los ojos de la comunidad y la sociedad como bueno sin restricción, pudiere si no está dotado de una buena voluntad no ser completamente bueno, con esto hacemos alusión a que si el acto de este hijo está inspirado en el mezquino deseo de ser beneficiado por sus padres en el testamento, este deseo intimo guardado en la conciencia del individuo hace que el principio moral ya no esté dotado de la buena voluntad.

Por lo expresado, en mi concepto lo expuesto por Kant, en “Fundamentación de la metafísica de las costumbres”, nos permite distinguir, al menos, normas morales, normas sociales y normas jurídicas; cada una de ellas se entrelazan manteniendo su propio ámbito de aplicación, tal vez la manera de diferenciarlas sea la forma en que se castiga su incumplimiento. Así las cosas, la sanción moral se expresa a nivel de conciencia individual, es lo que llamamos la tranquilidad de conciencia; la infracción a una norma social a su vez se castiga con la reprobación social, y, finalmente la infracción a una norma legal está  establecida por la propia legislación y se ejerce mediante el poder del estado. Volvamos a nuestro ejemplo, mientras el hijo (del ejemplo anterior) no ejecute acciones ilegales (engaños, fraudes, etc.) para lograr su objetivo de obtener el patrimonio de sus padres, mientras sus actos de esmerada preocupación y solicita atención no dejen en evidencia sus mezquinas intenciones frente a la comunidad, éstos al estar motivados de una falta de buena voluntad solo pesaran sobre la conciencia de este individuo aún cuando la sociedad los ensalce y los considere como buenos.

Sin embargo, si las intenciones fueren exteriorizadas, de manera que la comunidad las conociere, no cabe duda que tales actos quedarían ante el entredicho de la reprobación social, al menos de alguna parte de esta sociedad. Si dichas intenciones se expresaran en actos ilegales, como por ejemplo mediante engaños a los padres, quienes confiados en su hijo, le hicieran traspaso de sus bienes, tal acción podrá ser objeto de sanción legal en la medida que existan terceros afectados y que reclamen la actuación del estado para restablecer sus derechos.

...