LA PERSONALIDAD CREATIVA
Enviado por ghwilmar • 2 de Agosto de 2011 • 2.394 Palabras (10 Páginas) • 1.524 Visitas
LA PERSONALIDAD CREATIVA
Así como las naciones buscan proponer modelos de buenos ciudadanos (los héroes nacionales), y las religiones occidentales modelos de buenos cristianos (los santos), a todas las personas interesadas en desarrollar su propia creatividad les interesa también tener modelos, o eventualmente descubrir el tipo ideal de la persona creativa. ¿Cómo es ésta en su versión más cabal?: ¿pasional o tranquila?, ¿idealista o realista?, ¿equilibrada o neurótica?, ¿conservadora revolucionaria?, o ¿social o introvertida?, ¿seria u solemne, o sencilla e informal?
Es interesantísimo analizar las biografías de los maestros. Un recorrido por la galería de los héroes y de los santos de la creatividad nos ofrece el material más heterogéneo. La variedad de personalidades recorre desde Van Gogh hasta Newton; desde Mahoma hasta Madame Curie; desde Henry Ford hasta Rubén Darío… Pero indudablemente existe una especie de común denominador en las personas de eminente creatividad. Están en juego no sólo cualidades lo cognoscitivo, sino también lo afectivo, lo volitivo y lo social; no sólo la corteza cerebral, sino también el sistema límbico.
Repasaremos estos tres aspectos: cognoscitivo, afectivo y volitivo.
1. CARACTERISTICAS COGNOSCITIVAS
Fineza de percepción. Porque la percepción provee la materia para el trabajo del pensamiento. El sujeto es buen observador y sabe captar al mismo tiempo los detalles y las situación es globales. Es un tipo concientizado en el sentido más genuino.
Capacidad intuitiva. La intuición es una percepción completa, íntima e instantánea de realidades complejas; es una forma de pensamiento en la cual el manejo de los datos es más inconsciente que consciente.
Imaginación. Elabora y remodela los materiales que ingresaron a la psique a través de la percepción sensorial. Pero no se trata de la imaginación que vuelva loca (como sucede con los castillos en el aire), sino de una imaginación que vuelva y aterriza una y otra vez, o si quiere, de una fantasía ligada a la realidad por un grueso cordón umbilical.
Capacidad crítica. Permite distinguir entre la información y la fuente de ésta. Es el polo opuesto del conformismo intelectual que con la fuerza de un hábito inveterado tiende a averiguar cuál es la autoridad social emisor y por principio se somete a ella. Paradójicamente, está actitud crítica casa muy bien con la receptividad a nuevas ideas y con la humildad intelectual, que hace al sujeto dispuesto siempre a ser enseñando por la realidad, y a rectificar y cambiar de opinión siempre que sea necesario.
Éste sería el lugar para discutir un problema que apasiona a muchos: las relaciones entre inteligencia y creatividad. ¿La elevada inteligencia implica siempre gran creatividad, y viceversa?
Se han realizado diversos estudios para esclarecer estas correlaciones. Por principio de cuentas, la creatividad requiere dotes de carácter que, en sí, tienen poco de intelectual. Un conformista y comodino podrá ser muy inteligente y no será creativo. Rensis Likert reporta un estudio sobre personas con un coeficiente intelectual (CI)
Altísimo: 140. Pues bien, sólo la tercera parte de estos sujetos eran calificados como creativos.
La naturaleza práctica y o erudita del presente libro nos desaconseja adentrarnos en profundidad en la cuestión. Digamos sólo que una conclusión bastante segura es que la inteligencia superior, la que permite excelentes calificaciones en los estudios, no garantiza elevada creatividad, pero que la premisa recíproca se es verdadera: si eres notablemente creativo, eres además inteligente.
Curiosidad intelectual. Apertura a la experiencia, flexibilidad de la mente, que no se deja encerrar en las rutinas estrechas y áridas de lo ya conocido y de lo ya sabido. Aunque se tiende a creer que esta capacidad es innata, lo cierto es que en buena medida se educa y se aprende.
Las personas creativas viven en constante cuestionamiento. Uno de los tantos parecidos entre el genio y el niño es que ambos tienen en alto agrado la capacidad de asombrarse y de preguntar una y mil veces:¿por qué?
¡Cuántos de los descubrimientos al parecer casuales obedecieron a esta actitud! Arquímedes, mientras se baña, experimenta la iluminación sobre las leyes del equilibrio de los líquidos y la fórmula para saber si una corona es realmente de oro o es falsa. Charles Goodyear observa una mezcla de azufre y goma que por descuido ha caído en un horno, y descubre el proceso de la vulcanización. Jacques Daguerre observa cómo se ha grabado la imagen de una cuchara en una superficie de metal tratada con yodo, y descubre el modo de fijar las imágenes formadas en la cámara oscura (fotografía). Wilhem Rontgen advierte que una sales de bario fosforecen al encender un tubo de Crookes, a pesar de haber un cartón negro interpuesto entre ambos, y descubre los rayos X. John Tyndall, al detectar partículas móviles en un haz luminoso dentro de un cuarto oscuro, encuentra el apoyo para explicar el movimiento coloidal. Alexander Fleming ve que un cultivo de bacterias dejado por descuido se contamina con hongos, y que los hongos matan a las bacterias; así descubre los antibióticos.
Galileo ante la lámpara de la catedral de Pisa, y Edison observando como las imágenes que se mueven con rapidez son percibidas en forma diferente y especial, también realizaron grandes descubrimiento. Mil otros hallaron soluciones geniales a partir de hechos sencillos y comunes, porque vivían en profundos cuestionamientos.
Cerremos la lista con un ejemplo nacional. Se dice que el mole poblano fue inventado accidentalmente por una monja, en una ocasión en que cayó un poco de chocolate en la salsa para le pavo. Se confirma una y cien veces la advertencia de Pasteur: “La casualidad sólo favorece a los espíritus preparados”, y también la de la Edison: “ El genio consiste en un dos por ciento de inspiración y en un 98 de transpiración”.
2. CARACTERÍSTICA AFECTIVAS
Autoestima. Para tener el ánimo de intentar y fracasar; para no depender ciegamente de lo que otros piensan, dicen y hacen. Las personas de muy baja autoestima son conformistas en demasía. No les que da otra.
El famoso predicador y escritor Norman Vincent Peale observa: “La dificultad de la persona común y corriente es que no confía lo bastante en sí misma para crear y expresar sus ideas”.
Soltura, libertad. A un amigo que se quejaba de su escasa creatividad, Schiller le aconsejaba quitar de la conciencia el portero de la razón lógica, para dejar irrumpir libremente las ideas. El creador de buena categoría conserva algo de niño: el sentido lúdico de la vida. Por el contrario, la dicotomía
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