LA VALENTÍA

LA VALENTÍA

Esfuércense, pues, ahora vuestras manos, y sed valientes……………..” (2° Samuel 2:7ª)

“La valentía no es el enfrentarse a un tigre o caimán; la valentía es el llevar la verdad por delante y admitir la realidad.

Como hemos señalado en la semana anterior, el tema que estaremos abordando durante este mes, se relaciona con la valentía, que es una condición importante para lograr alcanzar los propósitos de Dios para nuestras vidas, tal como ocurrió con Josué, quien debió ser valiente para conquistar la tierra prometida por Dios y enfrentar a los que allí moraban.

Un pensamiento acerca de la valentía, nos enseña que ser valiente no es enfrentarse a un tigre o a un caimán; sino es mas bien esa actitud de ser capaces de poner como estandarte de nuestra vida una de las más grandes virtudes del cristiano: “La verdad” y admitir la realidad de las cosas, esto no siempre resulta fácil, sobre todo cuando están en juego cosas que pueden comprometer nuestra vida inclusive hasta nuestra integridad. Hay que ser muy valiente para enfrentar aquellas situaciones difíciles de la vida sin torcer la verdad que esto conlleva.

El rey David, había asumido recientemente al trono como rey cuando es informado acerca de unos hombres que ante la muerte de Saúl, (primer rey de Israel y antecesor de David), no descuidaron su lealtad hacia el fallecido rey en reconocimiento a que él había sido un hombre a quien Dios le había concedido el privilegio de gobernar a su pueblo, a pesar de que Saúl se equivocó e hizo cosas en contra de la voluntad de Dios, sin embargo, estos hombres fueron misericordiosos con el rey Saúl y le sepultaron dignamente; esta acción fue una determinación de mucho valor, ellos corrieron el riesgo de ser juzgados por el nuevo rey (David), y ser condenados a muerte por mantener su lealtad al antiguo rey, sin embargo; fueron valientes a hacer lo que hicieron y luego hacerlo saber al nuevo rey, es decir, ellos enfrentaron al rey con la verdad, esto era mucho más valeroso que enfrentar a un tigre o un caimán, ellos sabían que les podía costar la vida. Pero, el rey David en vez de castigarlos, los honró por su valentía y los invita a esforzarse con sus manos y seguir siendo tan valientes como lo fueron con Saúl.

Dios siempre premiará nuestra valentía sobre todo cuando ésta va acompañada de la verdad. Sigamos el ejemplo de éstos hombres y mostremos en nuestras Acciones la valentía que Dios espera de nosotros.

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