LECCIÓN TERCERA LA IDENTIFICACIÓN CON EL AMADO

LECCIÓN TERCERA

LA IDENTIFICACIÓN CON EL AMADO

1. LA FUERZA UNITIVA DEL AMOR

Amar significa desear a otro todo lo que se considera bueno, pero no en beneficio de uno mismo, sino del otro.  La esencia del amor es el desear el bien, es decir esto culmina como un acto de donación y entrega de nuestra propia persona.

Buscar el bien del otro en cuanto otro, es esencial para el surgimiento y la consolidación del verdadero amor electivo, generoso, de benevolencia.  Amor lleva consigo cierta unión según el afecto, en virtud de la cual quien ama considera al ser querido, de algún modo, como construyendo una unidad consigo mismo.                  

Unión afectiva es la consecuencia del desear el bien como a uno mismo a un amigo, pero en el caso de hablar de la unión amorosa, es aquella que se establece entre un hombre y una mujer que culmina con el matrimonio, en el cual los cónyuges sienten como parte sí mismo a su otra pareja, con el fin de lograr una unidad que va más allá de todo, un amor que busca trascender.

Dionisio Areopagita afirma que el amo por su parte, ya se trate del divino, del angélico, del intelectual, del animal o del natural, es cierta fuerza unitiva y asociativa. El término unitiva ha sido utilizado para referirse a la eficacia identificadora del amor y para poner de manifiesto cuanto de común existe entre quienes se quieren. Mientras tanto asociativa expresa una unión más débil, apunta al hecho de que desde cierto punto de vista los amantes siguen siendo distintos y media una separación entre ellos.

Queda claro que el amor une, pero este a su vez es esencial, sea un amor reciproco, correspondido, cuando el amante y amado llevan a cabo, contemporáneamente la función de querer y ser querido.  El amor y unidad o identificación son términos ontológicamente emparentados.  Si bien es cierto no es absolutamente necesario que quienes se quieren coincidan en los aspectos más profundos de sus respectivas personalidades y menos aún en todas las cosas humanas y divinas, basta que algo en común tengan para que la chispa del amor se prenda en ellos.

Según Carlos Cardona: “cuando amamos de verdad a alguien, eso es lo que realmente amamos: su amor, su capacidad de amar y no esta u otra cualidad suya, física o espiritual. Por eso toda persona hermosa o no, inteligente o no, útil o no, puede ser amada, en cuanto amorosa”.

1. NATURALEZA DE LA UNIÓN AMOROSA

Dos personas que se aman real y profundamente constituyen una cierta unidad. El bien se persigue como si se tratara de uno mismo, es decir lo que para el quiero lo busco de la misma manera con igual intensidad y solicitud con el mismo empeño y participación personal que si se tratara de mí mismo.

Carlos Cardona nos dice que el amor es el éxtasis, es ser arrebatado por el amado, la fusión con él y la identificación con él y como él. El amor hace del amado un alter ego, o quizá mejor: hace de mi otro tú, me identifica con el tú y me hace vivir su vida.

El verdadero amor, la amistad autentica, no solo respeta la peculiar forma de ser y el concreto proyecto vital del ser amado, sino también se encarga de encaminarlo hacia su felicidad definitiva, sino que coopera activamente en su realización. El que ama transformándose en su amado, le entrega lo más valioso que cualquier persona puede ofrecer a otra: se pone a sí mismo y sin reservas a disposición del ser con quien se ha identificado.

La plenitud del amor exige que este sea recíproco y compartido, quien ama recibe en pago la misma moneda. El amor cumplido es siempre cosa de dos.  

4 etapas que caracterizan al amor:

Primera etapa: Que sea

Segunda etapa: Que sea bueno

Tercera etapa: Que me haga participe de los esfuerzos para lograr su propia plenitud

Cuarta etapa: Que lleve a cabo todo ello en radical identificación conmigo

Hegel manifiesta: la verdadera esencia del amor consiste en desprenderse de la conciencia de sí mismo y olvidarse en el otro.

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