LLEVAMOS UN ANGEL Y UN DEMONIO EN NUESTRO INTERIOR

Cesar David Ochoa Rubio

LLEVAMOS UN ANGEL Y UN DEMONIO EN NUESTRO INTERIOR

Este ensayo habla acerca de cómo una persona simplemente guiada por los caminos de la vida, la sociedad o incluso el destino, es capaz de cometer actos que pueden ser crueles e incluso, estos casos se han evidenciado innumerables veces desde tiempos inmemorables, aunque es cierto que la maldad está en nuestro interior, de nosotros depende si la desarrollamos.

El bien y el mal siempre irán unidos de la mano; en principio, en algún momento de nuestras vidas hemos realizado acciones inmorales o incorrectas solamente para cumplir algún objetivo o algún propósito personal, incluso para satisfacer nuestras propias necesidades. Adicional a esto, existe un concepto de “doble cara” en algunas personas las cuales buscan en principio ganarse la voluntad y el buen nombre con las personas, mostrando su supuesto lado amable, esta “cara” la muestran hacia las personas únicamente hasta el momento en el que ya logran su objetivo y exhiben su lado no tan amable, tal como sucede con asesinos seriales. Por otra parte, el instinto de maldad puede surgir de malas experiencias en el pasado, debido a situaciones que pueden ocasionar algún rencor hacia las personas y despierten en el un instinto de maldad, así como Jean Jacques Rosseau lo menciona: - “El hombre es bueno por naturaleza y la sociedad la que lo corrompe”-.

El hecho de tener en cuenta varios aspectos, se puede determinar que algunas personas llegan a tener ciertos sentimientos y emociones reprimidos, y que en alguna situación o contexto inesperado pueden “explotar” a tal punto de cometer un crimen. Oscar Wilde decía: - “Somos nuestro propio demonio, y hacemos de este mundo nuestro propio infierno”-.

Enrique Carpintero (2012), indica: “Cuando hablamos del mal no podemos evitar referirnos al bien ya que no existe uno sin el otro. Esto nos lleva a un problema en el que se juegan cuestiones éticas, morales y de cómo se construye la subjetividad. Es indudable que se trata de un término en el que vamos a encontrar una serie de fenómenos personales, sociales e históricos donde aparecen asesinatos, violaciones de toda índole, guerras, genocidios y todos aquellos actos que se caracterizan por poner en juego lo siniestro; es decir, la perversidad propia del ser humano. Históricamente se ha abordado la cuestión del mal tratando de fundamentarlo desde una fuerza diabólica sobrenatural o, por lo contrario, formando parte de nuestra estructura genética”.

Los asesinos no nacen, se hacen, todo esto está fundamentado por la sociedad, por la vida que cada uno de ellos lleva, por todas las situaciones y contextos extremos de la vida que conllevan a descubrir y exponer el lado malo que, de por sí todos tenemos, pero que no estamos dispuestos a revelar. Los asesinos en serie constan de una mente fría, planean a detalle cada acción, eso los hace mas intrigantes aun y permite que todo rastro de buena persona que había en el pasado logre desvanecerse.

Sin embargo, existen varios fundamentos los cuales hacen que de una u otra forma, ese “yo interior malvado” nunca salga a la luz, bien sea por temor, cobardía, o simplemente por la fortaleza con la que se cuenta para no tener esa sed de maldad, así como Albert Einstein dijo una vez: “Las personas débiles se vengan, las fuertes perdonan y las inteligentes ignoran”.

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