LOS FUNDAMENTOS DEL CONOCIMIENTO EN LA VIDA COTIDIANA
Enviado por • 19 de Marzo de 2013 • 16.497 Palabras (66 Páginas) • 1.443 Visitas
1. LOS FUNDAMENTOS DEL CONOCIMIENTO EN LA VIDA COTIDIANA
1. LA REALIDAD DE LA VIDA COTIDIANA
Dado que nuestro propósito en esta obra es un análisis sociológico de la realidad de
La vida cotidiana, más exactamente, del conocimiento que orienta la conducta en la vida
cotidiana, y puesto que solo tan esencialmente nos interesa cómo pueda presentarse esta
realidad en diversas perspectivas teóricas a los intelectuales, debemos empezar por
clarificar esa realidad tal como se ofrece al sentido común de quienes componen
ordinariamente la sociedad. La manera como las elaboraciones teóricas de los intelectuales
y demás mercaderes de ideas pueden influir sobre esa realidad del sentido común, es
cuestión aparte. Por lo tanto nuestro cometido, aunque de carácter teórico, engrana con la
apreciación de una realidad que compone el objeto de la ciencia empírica de la sociología,
vale decir, el mundo de la vida cotidiana.
Quede claro, por lo tanto, que no es propósito nuestro dedicarnos a la filosofía. Con
todo, si queremos entender la realidad de la vida cotidiana, debemos tener en cuenta su
carácter intrínseco antes de proceder al análisis sociológico propiamente dicho. La vida
cotidiana se presenta como una realidad interpretada por ]os hombres y que para ellos tiene
un significado subjetivo de un mundo coherente. Como sociólogos hacemos de esta
realidad el objeto de nuestros análisis. Dentro del marco de referencia que proporciona la
sociología, en cuanto ciencia empírica, cabe tomar esta realidad como dada, aceptar como
datos fenómenos particulares que se producen en su seno sin investigar mayormente sus
fundamentos, tarea ésta que concierne a la filosofía. Sin embargo, dado el propósito
particular de la presente obra, no podemos soslayar del todo el problema filosófico. El
mundo de la vida cotidiana no solo se da por establecido como realidad por los miembros
ordinarios de la sociedad en el comportamiento subjetivamente significativo de sus vidas.
Es un mundo que se origina en sus pensamientos y acciones, y que esta sustentado como
real por éstos. Antes de emprender nuestra tarea principal debemos, por lo tanto, tratar de
clarificar los fundamentos del conocimiento en la vida cotidiana, a saber, las objetivaciones
de los procesos (y significados) subjetivos por medio de los cuales se constituye el mundo
intersubjetivo del sentido común.
Para el propósito que nos ocupa es ésta una labor preliminar y solamente podemos
esbozar los rasgos principales de la que creemos es una solución adecuada al problema
filosófico; pero entendámonos, adecuada solo en el sentido de que pueda servir de punto de
partida para el análisis sociológico. Las consideraciones que siguen tienen, por tanto, el
carácter de prolegómenos filosóficos y, de suyo, presociológicos. El método que
consideramos más conveniente para clarificar los fundamentos del conocimiento de la vida
cotidiana es el del análisis fenomenológico, método puramente descriptivo y como tal,
“empírico”, pero no “científico” que así consideramos la naturaleza de las ciencias
empíricas.2
2
La totalidad de esta sección se basa, en Alfred Schutz y Thomas Luckmann, Die Strukturen der Lebenswelt;
obra en preparación, en vista de lo cual nos hemos abstenido de incluir referencias individuales a aquellos
lugares de la obra ya publicada de Schutz en los que se estudian los mismos problemas. Nuestra
2 El análisis fenomenológico de la vida cotidiana, o más bien de la experiencia
subjetiva de la vida cotidiana, es un freno, contra todas las hipótesis causales o genéticas,
así como contra las aserciones acerca de la situación ontológica de los fenómenos
analizados. Es importante recordarlo. El sentido común encierra innumerables
interpretaciones precientíficas y cuasicientíficas sobre la realidad cotidiana, a la que da por
establecida. Si vamos a describir la realidad del sentido común, tendremos que referirnos a
estas interpretaciones, así como también tendremos que tomar en cuenta su carácter de
presupuesto; pero lo hacemos colocándolo entre paréntesis fenomenológicos.
La conciencia es siempre intencional, siempre apunta o se dirige a objetos. Nunca
podemos aprehender talo cual substrato supuesto de conciencia en cuanto tal, sino solo la
conciencia de esto o aquello. Esto es lo que ocurre, ya sea que el objeto de la conciencia se
experimente como parte de un mundo físico exterior, o se aprehenda como elemento de
una realidad subjetiva interior. Tanto si yo (primera persona del singular, que aquí y en los
ejemplos siguientes ocupa el lugar de la autoconciencia ordinaria en la vida cotidiana)
estoy contemplando el panorama de la ciudad de Nueva York, como si tomo conciencia de
una angustia interior, los procesos de conciencia implicados son intencionales en ambos
casos. No necesitamos insistir en que el tomar conciencia del edificio del Empire State se
diferencia del tomar conciencia de una angustia. Un análisis fenomenológico detallado
revelaría las diversas capas de experiencia, y las distintas estructuras de significado que
intervienen, por ejemplo, en ser mordido por un perro, en recordar haber sido mordido por
un perro, en tener fobia a todos los perros, etc. Lo que nos interesa aquí es el carácter
intencional común de toda conciencia.
Objetos diferentes aparecen ante la conciencia como constitutivos de las diferentes
esferas de la realidad. Reconozco a mis semejantes, con los que tengo que tratar en el curso
de la vida cotidiana, como pertenecientes a una realidad muy diferente de las figuras
desencarnadas que aparecen en mis sueños. Los dos grupos de objetos introducen tensiones
muy diferentes en mi conciencia y les presto atención de maneras muy diferentes. Mi
conciencia, pues, es capaz de moverse en diferentes esferas de realidad. Dicho de otra
forma, tengo conciencia de que el mundo consiste en realidades múltiples. Cuando paso de
una realidad a otra, experimento por esa transición una especie de impacto. Este impacto
ha de tomarse como causado por el desplazamiento de la atención que implica dicha
transición. Este desplazamiento puede observarse con suma claridad al despertar de un
sueño. Entre las múltiples
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