LOS TEMAS DE LA FILOSOFÍA PLATÓNICA
Enviado por prncssjo • 6 de Junio de 2017 • Biografía • 5.325 Palabras (22 Páginas) • 228 Visitas
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LOS TEMAS DE LA FILOSOFÍA PLATÓNICA
No es fácil establecer cuáles son los temas de su filosofía, no podemos establecer un “sistema filosófico” ni una “filosofía platónica”. De él nos han llegado sus diálogos, sin embargo, Platón fundó la Academia donde impartió sus clases, y de esa experiencia nada nos quedó (Pensémoslo en oposición a Aristóteles, de quien tenemos recopilaciones de “sus clases” y no sus diálogos). Los diálogos platónicos no son sistemáticos, los temas discurren, por así decirlo por las conversaciones entre Sócrates y sus interlocutores. Sócrates es su maestro e inspirador. Recordemos la unidad anterior llamada: Presocráticos. En este punto el profesor explicará la importancia de Sócrates y su muerte en la vida y pensamiento de Platón.
Lo que ha llegado hasta nuestros tiempos como “Filosofía Platónica” es la suma de las conversaciones con todos sus interlocutores. Esto puede parecer una desventaja frente a otros autores, pero también podemos atribuirle a sus diálogos la inacabada riqueza y la modernidad que nos entrega la filosofía platónica, al punto que hasta el día de hoy este autor nos sigue interesando. Lo más importante que nos dejó Platón no fueron las soluciones a los problemas, sino mas bien los problemas presentados en sus obras, recordando lo dicho en nuestra unidad anterior, lo que nos importa son las cuestiones que este autor dejó instaladas.
Su filosofía desfila por diferentes ámbitos. No deja de ser filósofo de la naturaleza, pero la mayor importancia la tienen los asuntos humanos. Así, lo que platón piensa para por la ética, política, metafísica, física, matemáticas, antropología y epistemología. En cada una de estas áreas nuestro pensador tuvo profusa influencia.
Aunque el paso “del mito al logos” aparece como dado, no podemos desconocer que Platón con frecuencia emplea mitos inventados por él para hacer más “accesible” su filosofía. A diferencia con los presocráticos que buscaban un “principio” o “arjé”; Platón da un giro originalísimo y establece que todo el universo no “es” por un principio, sino que tiene un Fin. Una genialidad. Platón inaugura un nuevo tipo de explicación del cosmos: la explicación finalista. La consideración del fin, como causa principal. (Teleología, de telos)
Enfrentamiento a los sofistas y a Heráclito.
La filosofía Heracliteana alcanzó profunda difusión en la época, sobretodo entre sofistas. Ella dio pie a un relativismo moral y epistemológico. Ej.: Un hombre conocido cuando niño y reencontrado cuando anciano demuestra el cómo una persona ha sufrido cambio en la mayoría (sino todas) sus cualidades físicas; sin embargo, si el conocimiento fuese solo sensible no podría garantizarnos que una cosa sea la misma en dos períodos diferentes. Es decir, si conocemos a Pedro cuando niño y luego vemos al mismo Pedro cuando viejo, nada nos podría asegurar que el “Pedro viejo” es la misma persona que el “pedro joven”. Platón tendrá ante la vista que siempre hay algo que permanece, que no se ve con los sentidos; como por ejemplo los estados de ánimo de la persona en cuestión.
Como podemos ver Platón supera esta problemática diciendo que hay “algo” que cambia; el cambio se da en una cosa que en cierta forma se mantiene. Hay algo más allá del cambio aparente; lo que se mantiene es la “esencia” Ousía de Pedro. De hecho la definición primaria de esencia en Platón es: “Lo que hace que una cosa siga siendo lo que era”.
Tomemos como ejemplo al concepto humanidad: la humanidad ha sufrido incontables cambios desde que existe, pero hay algo que hace que tanto a los primeros humanos como a nosotros apliquemos la palabra “humanidad” hay algo que se ha mantenido y no ha cambiado, pues, si no, habría cambiado la palabra con la que se nos nombra.
TEORÍA DE LAS IDEAS.
Aunque arriba dijimos que no hay un “sistema platónico”, sí podemos reconocer temas importantes, y si hay que elegir un tema central en su filosofía este no es sino la Teoría de las Ideas. Dejaremos la definición nuestra en penumbras hasta después de la exposición sumaria de la misma. Al presentársenos en diálogos los temas deben ser “rastreados” y por ello la teoría de las ideas aparece formulada en diferentes diálogos. Ahora investigaremos su “primera formulación”. Esta teoría aparece en los llamados diálogos de madurez: Fedón, Fedro y República.
Sócrates: “¿Afirmamos que existe lo justo en sí, o lo negamos?”
Fedón: “Lo afirmamos, sin duda, ¡Por Zeus!”
Sócrates: “¿E igualmente lo Bello y lo Bueno?”
Fedón: “¡Cómo no!”
Sócrates: “Pero los has visto alguna vez con tus ojos”
Fedón: “Nunca”
Así pues, decimos y nos parece que algunas cosas son bellas, justas y buenas. Pero también, dice Platón, existen el Bien, la Justicia, y la Belleza “en sí”. Digámoslo de otro modo: Además de las cosas existen las ideas. Una Idea, para Platón, no es simplemente un concepto ni una representación (solamente) mental (tal como sugiere el significado actual de idea) son realidades que existen con independencia de las cosas. Más aún, son la realidad misma, son más reales que las mismas “cosas” materiales.
Cada idea es única, eterna, inmutable e inalterable, y solo podemos acceder a ellas a través de la inteligencia (no es una realidad no sensible, sino que inteligible). Posee, evidentemente, los atributos del SER de Parménides.
Las ideas son causas de las cosas, y fundamento de todos los juicios que hagamos sobre ellas: podemos decir “ella es bella” solo por la idea de belleza. La idea de Belleza es siempre la misma e inmutable (ojo esto no tiene que ver con lo que signifique la belleza para cada uno de nosotros) en cambio las cosas son múltiples y sometidas al flujo de la existencia, es decir, al constante cambio. En Platón, las cosas, insertas en el devenir no “son”, tienen menos realidad que las inteligibles, como las ideas.
Platón divide el mundo en dos realidades diferentes: el mundo inteligible y el mundo sensible. Si miramos hacia los presocráticos, podríamos decir que Platón hace suya las filosofías tanto de Parménides como la de Heráclito, no las considera opuestas, sino que se pueden conjuntar. El dominio de las ideas, (Parménides), fijo y estable, será la base para el pensar de la ciencia. En cambio, el mundo del devenir, del perpetuo cambio, en último término, de las cosas será el terreno para la simple opinión, pero jamás de la ciencia. Esto ya lo discutimos, todo lo que vemos y sentimos siempre cambia, se corrompe. Ni siquiera las piedras se salvan si lo pensamos no a escala humana, es decir, no a 80 años, sino que a millones de años.[pic 5]
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