LUCHA DE CLASES SOCIALES

A cien años de haber iniciado en México el movimiento armado que se le conoce como Revolución Mexicana, sigue siendo un tema inagotable de investigación; afortunadamente, hoy se estudia desde otras perspectivas que se apegan más a lo que realmente fue y significó para nuestro país, ya que por muchos años el análisis e interpretación se caracterizó por su inclinación a los interese de los gobiernos en turno.

El cúmulo de estudios realizados hasta la fecha como el de Garciadiego Javier, Edelmiro Maldonado, Ismael Colmenar, Miguel Ángel Gallo, entre otros, y los cientos de artículos que se encuentran el ciberespacio, han originado una vasta historiografía lo cual nos permite tener elementos suficientes para discernir acerca del tema y de esa manera elaborar nuevas propuestas, argumentar puntos de vista o en determinado caso respaldar opiniones vertidas por diversos autores.

La discusión en este caso va encaminada a desmitificar qué el movimiento armado no fue como se ha dicho, una revolución, sino que más bien fue una lucha de clases sociales que buscaron obtener el poder político en nuestro país.

Como se verá en el transcurso de este breve ensayo, las luchas iniciadas por grupos opositores al régimen de Porfirio Díaz fueron aprovechadas y materializadas por la clase social alta representada por el Hacendado y empresario Coahuilense Francisco I. Madero, quien deseaba desbancar del poder de manera pacífica a Díaz. Al llegar Madero a la presidencia, integrantes de las diversas clases sociales se agruparon para exigir al llamado Apóstol de la Democracia cumpliera sus promesas que hiciera durante su campaña a la presidencia y que ocasionó el enfrentamiento con Porfirio Díaz y el derrocamiento de este; esas exigencias derivarían en una lucha de grupos sociales por obtener el poder político en México.

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