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La Ciudad De Dios


Enviado por   •  26 de Octubre de 2013  •  1.353 Palabras (6 Páginas)  •  263 Visitas

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LA CIUDAD DE DIOS

Este libro fue escrito por San Agustín de Hipona, uno de los personajes más representativos de la iglesia católica de occidente. La base de su filosofía era la teología y el alma, pues veía al mundo con ojos de paganos desde la cristiandad.

Para comenzar se ha de mencionar las dos ciudades que plantea San Agustín en esta obra:

• La primera es la ciudad terrenal, ésta se describe como un lugar donde sus habitantes viven por frívolos y codiciosos placeres y está dominada por demonios.

• En segundo lugar se encuentra la ciudad celestial, éste es un lugar donde sus ciudadanos siguen el cristianismo que obedece a la ciudad de Dios.

Estas ciudades son una dualidad entre la concepción política de Dios y la más terrenal, por consiguiente, quien siga el camino del mal no llegará a ser exitoso, es decir, que nunca jamás podrá disfrutar de la vida plenamente porque está atado a sus dependencias como el hedonismo, mientras que quien sea capaz de seguir el bien encontrará la felicidad a través de las buenas acciones, considerando al bien como absolutamente verdadero.

Este bien se encuentra inmerso en los estilos de vida y es decisión de cada quien tomar la determinación de cual seguir, para de esta forma acercarse más a si bienaventuranza y poder conservar en sí mismos el fin del bien, para que éste no se aleje y el mal no toque la vida de quien anda en búsqueda de la virtud y la verdad, las cuales son solamente brindadas por el bien.

En cuanto a la composición de hombre, San Agustín menciona en esta obra que éste está compuesto por alma y cuerpo y para alcanzar la prosperidad los bienes del cuerpo y el alma cumplen un valor importante, sin embargo sólo se puede lograr a través de la virtud que brinda el conocimiento, ya que éste ayuda a discernir entre cual estilo de vida deberíamos vivir.

Por otra parte, el cristianismo plantea una idea diferente, pues el alma se encuentra sujeta a Dios y el cuerpo al alma, por lo tanto, en vida nunca se podrá alcanzar la bienaventuranza por más sabio que llegue a ser alguien, pues siempre estará expuesto a los males y a las pasiones de la carne. Sin embargo, los deseos de la carne se pueden controlar a través de la virtud, la justicia, la fortaleza y la templanza. Cabe resaltar que por más que se intente nunca se podrá adquirir el bien supremo en vida, el cual es de carácter divino, puesto que sólo con la muerte se da la liberación del alma de estas penurias.

También es necesario mencionar cómo desde la principal célula de la sociedad (la familia) es importante alejarse de los conflictos que atormentan el alma, ya que la paz comienza allí y sí se tiene en claro esto la sociedad en general hallará en sí misma tranquilidad, pero lastimosamente la naturaleza de los hombres en ocasiones no es la más honesta, lo que lo hace propenso a la traición. La organización en la sociedad es imprescindible a la hora de regular a los ciudadanos y su conducta, si se hace de la debida forma se obtiene un distanciamiento del mal.

Para complementar el párrafo anterior, es obligación del gobierno asegurar que en los cargos más importantes se encuentren personas que estén totalmente capacitadas para su labor, de esta manera se previenen problemas que son propios de la ignorancia. Por ejemplo, los jueces deben estar sumamente capacitados para despeñar su labor, distinguiendo la culpabilidad del acusado o su inocencia, esta decisión debe ser tomada con cautela para así cumplir con su finalidad, la justicia.

Para San Agustín la organización social se dividía en tres niveles:

• La casa, que es en donde se convive con concordia entre los que mandan y los subordinados;

• La urbe, ésta es la paz existente entre los ciudadanos y los gobernantes; y

• El orbe, es en donde prospera la paz y lugar en donde existe un sitio para los que son distintos y opinan de

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