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La Ciudad De Dios


Enviado por   •  7 de Septiembre de 2013  •  1.222 Palabras (5 Páginas)  •  276 Visitas

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Capítulo I

En este capítulo, Agustín examina los argumentos que trataron otros filósofos sobre el bien y el mal, para ello recurre al libro "Filosofía" de Marco Varrón, quien era una estudioso del siglo I a.C. Marco Varrón afirmaba haber encontrado doscientas ochenta y ocho sectas y opiniones en toda la historia del pensamiento que versaban acerca del bien y el mal. Para este autor, de estas doscientas ochenta y ocho sólo rescataba tres como "importantes", y de esas tres, nada más que una como la "verdadera": la de la escuela peripatética de Aristóteles.

Agustín consideraba que, en el arduo compilado de Varrón, los filósofos por alguna razón no habían errado tanto en hallar que es lo que hace al hombre bienaventurado, eso que hace al hombre feliz: el bien. Para Agustín el hombre tiende siempre a desear el bien en y por sí mismo, lo desea en su forma completa y evitando caer en todo mal.

Cabe aclarar que para Agustín, la filosofía tendría como fin "el bien" y toda secta u opinión que no se ocupase de filosofar sobre el bien, pues, no era correcto llamarla una secta.

Del libro escrito por Varrón, Agustín cita las cuatro cosas que apetecen los hombres: el deleite, con que se mueve gustosamente el sentido sensual del cuerpo; la quietud con la cual uno está libre y sin padecer molestia alguna del cuerpo; la una y la otra, tanto el deleite como la quietud juntas; y los principios de la naturaleza (Varrón la llamaría la "primigenia"), en donde se halla el deleite, la quietud y varias otras cualidades tanto en el cuerpo como en el alma.

El deleite, para tres sectas dentro de la investigación de Varrón, era considerado como unido o enlazado a la virtud. Para las tres sectas que defendían ello, exponían que un hombre no engendraba hijos para que continuara la especie así porque sí, sino que tenía ese deleite en hacerlo gracias al gusto que trae consigo el sexo, de igual modo, el hombre gracias al deleite comía y bebía para vivir. Detrás de esta declaración Agustín hace su primera crítica en el libro decimonono a los filósofos anteriores que él. Para Agustín, el deleite se apetece por sí mismo y no porque participe de la virtud, si fuese así solamente se apetecería la virtud, la cual es superior que el deleite. La torpeza de los filósofos de estas tres sectas, sería juntar al deleite con la virtud, cuando ambas cualidades se apetecen por sí mismas y son ampliamente diferentes.

Capítulo II

En este capítulo, Agustín explica como Varrón va descartando sectas y opiniones hasta llegar a tres, que para él, son de importante consideración.

Acá se discute como llegar a que el hombre sea por fin bienaventurado, se ponen de manifiesto tres géneros de vida para llegar a la bienaventuranza: el ocioso, el activo y el templado y mezclado del uno y del otro género de vida. Agustín, derrumbando toda la incertidumbre de con cual género de vida se podría llegar a la bienaventuranza, dice que muchos pueden vivir en cualquiera de los tres géneros de vida y errar en el método para conseguir la bienaventuranza.

A su tiempo Varrón procede a descartar de doscientas ochenta y ocho sectas y opiniones, tan sólo tres, y también quita de las cuatro cualidades: el deleite, la quietud, la una y la otra y la llamada primigenia, a las tres primeras, ya que la primigenia contenía tanto el deleite como la quietud, y encima otras cualidades más.

Capítulo III

Es aquí cuando Varrón, de las tres sectas que buscan el sumo bien del hombre, se queda con la que le parece correcta.

Para determinar cual de las tres sectas es la correcta, Varrón antes indagaría

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