La Cuna De Dios En El Inconsciente
Enviado por honestidad207 • 26 de Enero de 2014 • 351 Palabras (2 Páginas) • 291 Visitas
La Cuna de Dios en el Inconsciente
Lo anterior me lleva a entender claramente que la previda inicia en un antecedente psicológico. La impresión de toda forma de metafísica (entiéndase aquí metafísica como la dimensión teológica de la misma) en el hombre como individuo, debe tener un punto estratégico donde se arraiga en el subconsciente impulsado por la influencia externa; racionalmente debe obedecer a una situación de ruptura, durante la cual se ven afectadas las capacidades de percibir y entender la realidad. Pero ¿en qué situación de la vida subrepticiamente Dios llega hasta el subconsciente? ¿Cuál es el elemento estratégico donde los fantasmas empiezan a dominar nuestra existencia?
Haciendo un ejercicio arqueológico con cada una de las secuencias globales de la existencia que implican ruptura, se llega a la conclusión de que el origen de Dios de forma individual en cada persona radica en la etapa fálica del desarrollo psicosexual. Esta etapa está presente en los niños entre los dos y los cuatro años, lo que significa, que desde muy temprano las personas entran en la previda, porque desde este tierna edad, viven, o mejor, previven en una “condición de apariencia”, es decir, previven a ultranza del mundo metafísico.
Durante la Etapa Fálica, los niños adquieren en sí mismos el deseo de la plenitud, y con ella, el deseo de la comodidad y en consecuencia, el miedo al vacío, a la falta, puesto que es durante esta ciclo cuando esas tiernas criaturas y venideras víctimas hacen una construcción de su propio cuerpo en tanto que acabado, es decir, los niños se configuran a razón de tener o no tener para asegurarse que son seres óptimos porque están completos. De hecho, “fálica” hace referencia al falo: construcción ideológica del órgano sexual masculino y sinónimo de plenitud, por lo tanto, de dominio y de poder. Sin embargo, etimológicamente, falo tiene una connotación más simbólica que corpórea, ya que en griego (φαλλός) significa falta o vacío, y paradójicamente en latín (poterentur) significa complemento. Todo lo anterior se traduce en dos conceptos (Complejo de Edipo y Complejo de Castración), los cuales atraviesan y condicionan la Etapa Fálica.
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