La Escuela Ante La Cultura Del Stress

La escuela ante la cultura del estrés

Latina

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Detectar las habilidades vocacionales del alumno en sus últimos meses de la educación media superior (o bachillerato), suele ser la principal labor de las escuelas, pero muy contadas instituciones se enfocan en unificar tales habilidades con los dominios emocionales del individuo.

¿Qué sucede con los miles de alumnos que egresan en los estados cada año y que carecen de afectos e inteligencia emocional?, ¿deciden con actitud?, ¿deciden con el impulso de sus emociones navegantes?, ¿sus padres deciden por ellos? o ¿es su decisión es la respuesta a lo que la mayoría del grupo hará luego de terminar la prepa?

Todos estos años la escuela se ha enfocado principalmente a cultivar el conocimiento, a fomentar los valores, a egresar profesionistas y técnicos que al concluir sus estudios sigan manteniendo el nivel de vida capitalista de algunos países.

El autoconocimiento, en cambio, ése tiene que ser descubierto a golpes, topes, caídas, renuncias, manotazos, malas caras o regaños continuos en diferentes entornos. Pero ¿por qué el autoconocimiento tiene que ser revelado a través de sucesos trágicos?

Hacen falta actividades o talleres para que el ser humano en esa etapa de vida en que es un manojo de nervios y emociones, le de la importancia a sus propios intereses, con fines conscientes.

¿No suena lógico que ante un panorama incierto en el que se encuentran los pre-adultos y adolescentes, sean justamente ellos los protagonistas de accidentes, suicidios, adicciones, delitos y rebeldías menores? ¿Y cuál es el papel de la escuela en todo esto?

La medición de la madurez emocional se realiza por la necesidad de sofocar el fuego de situaciones conflictivas como el caso de estudiantes que tienen bajo rendimiento, el ausentismo, las peleas con profesores, las lágrimas de alguna alumna, entre otras.

De acuerdo con Pagés y Reñé: “las emociones tienen tres componentes: el neurofisiológico, el comportamental y el cognitivo” (2008, p. 76).

Entonces la escuela forzosamente tendría que estar involucrada en el descubrimiento de la inteligencia emocional de sus estudiantes, ya que como es señalado el componente cognitivo se encuentra vinculado a las emociones.

Se pudiera pensar que el desarrollo personal de un ser humano debe fomentarse en el hogar, pero siendo sinceros, con tantas familias disfuncionales, con tantas carencias afectivas en los hogares que se consideran funcionales y con el ambiente violento que impera en esta época, ¿no sería más acertado que fueran las escuelas quienes impulsaran la salud emocional del ser?

Gobernarse a sí mismo es una extraña labor, que pocos descubren, hay quienes llegan a la vejez y aun se defienden como

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