La Familia Y El Amor Conyugal
Enviado por lalopongo • 23 de Septiembre de 2014 • 5.660 Palabras (23 Páginas) • 289 Visitas
La Familia
Es un sistema constituido por miembros unidos por relaciones de alianzas y consanguinidad, ordenados en base a mitos y reglas heredadas interactuando y creando su peculiar modo de organización.
Caracteristicas
1. La Base de la Familia es el Matrimonio.
2. El origen de la familia es consecuencia de la Naturaleza Humana
3. La función mas importante de la familia es orientar y educar a su hijos
4. La vida económica de la familia recae en los conyugues
Importancia
Estriba principalmente en dos pilares fundamentales para la existencia del ser humano: por un lado, la familia brinda al recién nacido protección, cuidado y cariño, enseñándole a través de esas cosas reglas de comportamiento, donde esta el peligro, que cosas no se deben hacer, como ser sano, como sr saludable, que significa casa sensación, etc. Esto es asi ya que un bebé (de cualquier tipo, no soólo humano) al ser abandonado sin ningún tipo de cuidado o protección de posibles peligros no podría sobrevivir por si solo. Para los seres humanos, el cuidado y la protección de posibles peligros es necesaria hasta la edad de la adultez, momento en el cual se entiende que la persona ya puede valerse y cuidarse por si misma Een términos de edad, la adultez varia de país en país pero se suele establecer alrededor de los 16 a 18 años.
Tipo de Familia
Las familias están clasificadas en los siguientes tipos:
1. Familia Nuclear: formado por madre, el padre y su descendiente
2. Familia Extensa: formados por parientes cuyas relaciones no son únicamente entre padres e hijos. Una familia extensa puede incluir abuelos, tios, primos y otros parientes sanguíneos o afines.
3. Familia Monoparental: es en la que el hijo o hijo (s)
4. Familia Emsamblada: Madre sola con sus hijos se junta con padre viudo con sus hijos.
5. Familia Homoparental: Pareja de hombres o de mujeres se convierten en progenitores de una o más niños.
Conflictos actuales en la Familia
1. Los Jovenes y la Familia: Los problemas que angustian a la familia parece que no se muestran ya en estos últimos años en la forma llamativa que los caracterizó en los años setenta. Sin embargo, no se puede decir ciertamente que haya disminuido su intensidad y actualidad. Alguien sostiene que el problema de los jóvenes y el de la liberación de la mujer (con todo lo que implica para la vida de la familia) poseen la carga revolucionaria de los grandes acontecimientos de la historia y que quedará como el hecho especifico de nuestro siglo. Es posible que esta valoración sea exagerada, pero ciertamente no carece de fundamento en los hechos.
Con dificultad los jóvenes encuentran en la familia un espacio en el que vivir armoniosamente sus problemas y expresar su creatividad original, como tampoco reciben respuestas adecuadas de la sociedad con la que se enfrentan. Sin caer en justificaciones que no vienen al caso, no se puede
dejar de admitir que su descontento va más allá de la buena voluntad y que se ven obligados a debatirse en un enredo oscuro, si bien desgraciadamente con frecuencia se resignan.
2. La Pareja y la Familia. La familia parece a menudo incapaz de cumplir su propia función; y si las conclusiones no son siempre dramáticas, sí son ampliamente insuficientes. No en vano, aunque
equivocadamente, se ha hablado con frecuencia en estos años de fin o superación de la familia y de la pareja, sin indicar por otra parte alternativas concretas y posibles. Queda en pie el hecho de que,
dentro del núcleo familiar, sigue sin resolverse el problema de la comunicación, con el cual están ligados todos los demás. No sólo el lenguaje hace resaltar distancias insalvables entre padres e hijos, sino que entre los mismos padres los gestos y las palabras se convierten a menudo en signos de contradicción, huérfanos de los valores de los que debieran originarse. El padre y la madre no se hablan ya o lo hacen a duras penas; o, peor aún, el hablarse es fuente cotidiana de conflictos. Los hijos, según van creciendo,
renuncian al diálogo sobre los temas más significativos de su experiencia. Es cierto que los estímulos que llegan de la sociedad son violentos y provocadores, pero la familia, en vez de ser un filtro aclarador, se convierte en un espacio donde todo se estanca de modo casi sofocante. Los valores, aunque no estén ausentes terminan siendo más un refugio individual que un lugar de serena confrontación y de comunicación interpersonal.
3. Familia y Religión. NO es cuestión de establecer quién tiene razón o no; lo importante es no velar la realidad y, si es posible, discernir los motivos. Quizá habría que despertar la conciencia de que la solución está en la realidad de cada uno, y que es ésta la que ha de tenerse en cuenta sobre todo cuando ese alguno son los demás. Asimismo debemos estar convencidos de que la realidad del individuo no se agota en su entidad visible, sino que comprende también su relación con Dios. Pero están lejos los tiempos en los que se hablaba de la familia como de una pequeña iglesia: no
ideológicamente, sino también de hecho, la experiencia y la supervivencia de los valores religiosos es problemática hoy dentro de la familia. E igualmente la de los valores morales, que ya no poseen la fisonomía inconfundible y absoluta del pasado, pero que tampoco han adquirido (¿por discutibles o por estar ocultos a nuestros ojos?) la dinámica creativa del presente.
4. Familia y Tradición. De hecho, uno de los problemas más agudos y más graves que aquejan a la familia hoy —y no sólo a la familia— es el de la relación entre presente y pasado.Los jóvenes sobre todo, aunque también los menos jóvenes, se sienten confusos y no consiguen encontrar ese vínculo que es la única garantía de fecundidad: van desde el rechazo indiscriminado a la ignorancia presuntuosa, a la duda quizá oculta y, a veces, a la exaltación acrítica tan deletérea como infantil. Y ello sin hablar de toda la serie de ansiedades y trastornos que acechan a la vida de familia, y que se pueden reducir al factor económico (desde la sobreabundancia a la incertidumbre y la necesidad). Gran parte de nuestra cultura se encuentra aún, por lo que se refiere a la familia, en fase de análisis (no rara vez desacralizador); y si bien se ha atenuado la fase aguda de rechazo, no se proponen lineas de soluciones concretas o hipótesis de orientación existencial. En esta situación es fundamental para los creyentes, y acaso también para los no creyentes, dirigir la atención a la experiencia de Jesús y de su familia, aunque se trate, al menos en parte de una situación única e irrepetible. Hablar de la experiencia familiar de María de Nazaret no es
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