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La Filosofía En La América Latina En La época Colonial*


Enviado por   •  12 de Mayo de 2013  •  43.205 Palabras (173 Páginas)  •  663 Visitas

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La filosofía en la América Latina en la época colonial*

La Escolástica

Con la conquista y colonización de América por los españoles quedó interrumpido o desviado el proceso de desarrollo de la cultura precolombina o prehispánica. Los conquistadores, salvo excepciones de figuras contadísimas, no mostraron aprecio ni interés por preservar los grandes valores culturales de los grupos sometidos. La gestión de conquista —interesada esencialmente en la explotación de las riquezas—, unida a la misión de evangelización, fue destruyendo sistemáticamente las expresiones culturales de esos pueblos y, entre ellas, de manera muy particular, su pensamiento. Lógicamente, la evangelización implicaba una lucha contra todo el andamiaje espiritual de los pueblos subyugados. A partir de ese momento, el pensamiento aborigen se canalizó a través de formas sincréticas o sobrevivió por algún tiempo de manera paralela al nuevo pensamiento religioso que se imponía por los diversos medios con que contaba la nueva cultura dominante. El ingente esfuerzo indígena por conocer y explicar el mundo sólo fue valorado por algunos hombres excepcionales como el fraile Bernardino Sahagún. Puede concluirse, pues, que en lo fundamental la tradición espiritual precolombina quedó interrumpida.

No hubo, por consiguiente, una evolución natural entre un momento histórico y otro, sino que se produjo una ruptura sin lazos de continuidad propiamente dichos entre el pensamiento aborigen, en aquellas regiones donde llegó a existir, y el nuevo, introducido por los conquistadores. Lo que no excluyó la emergencia de las dichas formas de sincretismo.

Con el arribo de las Órdenes religiosas venidas de España y Portugal se inició en la América la filosofía propiamente dicha. Su llegada trajo también la filosofía escolástica, la cual ejerció un dominio casi absoluto hasta mediados del siglo XVIII aproximadamente. La misión de estas Órdenes fue, sobre todo, evangelizadora, lo que implicó la introducción de la filosofía a la que estaba unido el dogma católico. La propia Legislación de Indias se encargó de plasmar de manera clara las bases religiosas del gobierno y de definir, hasta el detalle, todo lo concerniente al cuidado de la ortodoxia católica.

Las Órdenes religiosas, a medida que llegaban, iban fundando sus conventos y colegios. Fue en ellos y en las universidades donde comenzó la enseñanza de la filosofía en el Nuevo Mundo. Los dominicos, franciscanos y jesuitas fueron los que fundamentalmente desarrollaron esta tarea, pero no faltaron centros de enseñanza de cierto prestigio, dirigidos por otras Órdenes religiosas; tal fue el caso, digamos, de los mercenarios y los oratorianos, y sobre todo de los agustinos, que tuvieron también un papel destacado. Así, la primera universidad ecuatoriana, la de San Fulgencio, organizada en 1603, fue agustina.

El orden de llegada de las diversas Órdenes religiosas variaba. Así, por ejemplo, a Nueva España llegaron, como se sabe, primero 12 frailes franciscanos, después llegaron los dominicos y por último hicieron su aparición los jesuitas. La Universidad Pontificia de México estaba bajo el control de los dominicos, pero en otros países el peso de la educación de la filosofía de las Órdenes era variable.

En general las diversas Órdenes fundaban colegios y conventos donde se iniciaba la enseñanza de la teología y la filosofía. Algunos de aquellos colegios lograban el permiso necesario para convertirse en universidades, lo que repercutía favorablemente en el avance de la cultura de la región. El orden de llegada de las Órdenes influía en alguna medida en la preponderancia que lograban en la vida cultura de la colonia. Éstas competían entre sí con el objeto de contar con un mayor número de instituciones y de ejercer una mayor influencia en la vida colonial. A lo largo de los siglos XVI, XVII y XVIII en las ciudades de importancia se fueron erigiendo colegios y universidades en los que, por lo general, predominaba una u otra de estas Órdenes religiosas. En la isla de la Española, los dominicos aseguraron desde su temprana llegada el predominio tomista en la enseñanza de la filosofía. En Brasil, en cambio, la enseñanza de la filosofía estaba bajo el control de los jesuitas. La Compañía inició sus actividades en esta línea desde mediados del siglo XVI con la fundación de colegios en Bahía, São Paulo (Piratininga) y Río de Janeiro. El de Bahía fue el primer asiento sistemático de la enseñanza de la filosofía en la colonia lusitana y en el último se empezó a enseñar la materia a mediados del siglo XVIII. La Compañía de Jesús tuvo en este territorio un control casi absoluto de la enseñanza durante siglos.

En el Río de la Plata hicieron su entrada primero los dominicos y después los franciscanos, fundando sus respectivas instituciones de enseñanza y, finalmente, aparecieron los jesuitas. Estos fundaron un colegio que se convirtió en la importante Universidad de Córdoba a partir de 1628. También la renombrada Universidad de Chuquisaca en el Alto Perú estaba bajo la égida jesuítica.

En el Perú fueron también los dominicos los primeros en radicarse y después arribaron los jesuitas, mercedarios, franciscanos y agustinos. La Orden de santo Domingo también llegó tempranamente a Nueva Granada, donde desplegó una amplia labor educativa a lo largo de los siglos coloniales. A ellos se debió la fundación y actividad del Colegio de Nuestra Señora del Rosario fundado en 1653. A Chile llegaron primero los dominicos y después le siguieron los franciscanos y los jesuitas.

Aunque la actividad educativa alcanzó su mayor extensión en los siglos XVII y XVIII, ya desde el siglo XVI se habían organizado en las nuevas colonias colegios, conventos y universidades donde la enseñanza de la filosofía, tan ligada a los estudios teológicos, ocupaba un lugar definido. En ese siglo se fundaron universidades en Santo Domingo (1538), México (1533), San Marcos en el Perú (1575); en el siglo XVII se fundaron la de Córdoba (1623), en Ecuador se fundaron tres (la jesuítica en 1620) y, en el Alto Perú, la jesuítica de Chuquisaca (1624). Esta última se convirtió, en su momento, en uno de los más prestigiosos centros de estudio superior en la época de la colonia y fue uno de los baluartes del escolasticismo en Hispanoamérica. En otros países, como por ejemplo Cuba, no fue hasta el siglo XVIII (1728) que se pudo contar con una universidad.

El proceso de instalación de las diversas Órdenes no dejó de llevarse a cabo sin fricciones y luchas internas por un mayor control de la enseñanza, lo que al final repercutía en la preponderancia de una Orden determinada en la vida de la colonia y en una mayor divulgación de la tendencia teológico-filosófica que propugnaba. En Guatemala, por ejemplo,

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