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La Justicia


Enviado por   •  13 de Septiembre de 2011  •  1.668 Palabras (7 Páginas)  •  549 Visitas

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uatro aspectos de la Justicia

Cuatro aspectos de "la Justicia"

Una diferencia vital entre Dios y el hombre que la Escritura enfatiza es que Dios es justo (1 Jn. 1:5), mientras que, según Romanos 3:10, el cargo fundamental hecho a los seres humanos es que <>. De la misma manera, una de las glorias de la gracia divina es el hecho de que una justicia perfecta, semejante a la blanca e inmaculada vestidura de una novia, ha sido provista en Cristo y es gratuitamente concedida a todos los que creen en El (Ro. 3:22).

Las Escrituras distinguen cuatro aspectos de la justicia.

A. DIOS ES JUSTO

Esta justicia de Dios es invariable e inmutable (Ro. 3:25, 26). El es infinitamente justo en su propio Ser e infinitamente justo en todos sus caminos.

Dios es justo en su Ser. Es imposible que El se desvíe de su propia justicia, ni siquiera como por una <> (Stg. 1:17). El no puede mirar el pecado con el más mínimo grado de tolerancia. Por consiguiente, puesto que todos los hombres son pecadores, tanto por naturaleza como por práctica, el juicio divino ha venido sobre todos ellos para condenación. La aceptación de esta verdad es vital para llegar a un correcto entendimiento del evangelio de la gracia divina.

Dios es justo en sus caminos. Debe también reconocerse que Dios es incapaz de considerar con ligereza o con ánimo superficial el pecado, o de perdonarlo en un acto de laxitud moral. El triunfo del evangelio no radica en que Dios haya tratado con lenidad el pecado; sino más bien en el hecho de que todos los juicios que la infinita justicia tenla necesariamente que imponer sobre el culpable, el Cordero de Dios los sufrió en nuestro lugar, y que este plan que procede de la mente del mismo Dios es, de acuerdo a las normas de su justicia, suficiente para la salvación de todo el que cree en El. Por medio de este plan Dios puede satisfacer su amor salvando al pecador sin menoscabo de su justicia inmutable: y el pecador, que en si mismo está sin ninguna esperanza, puede verse libre de toda condenación (Jn. 3:18; 5:24; Ro. 8:1; 1 Co. 11:32).

No es raro que los hombres conceptúen a Dios como un Ser justo; pero donde fallan a menudo es en reconocer que cuando El efectúa la salvación del hombre pecador, la justicia de Dios no es ni puede ser atenuada.

B. LA AUTOJUSTICIA DEL HOMBRE

En completa armonía con la revelación de que Dios es justo tenemos la correspondiente declaración de que ante la mirada de Dios la justicia del hombre (Ro. 10:3) es como <> (Is. 64:6). Aunque el estado pecaminoso del hombre se revela constantemente a través de las Escrituras, no hay descripción más completa y final que la que se encuentra en Romanos 3:9-18; y debe notarse que, como en el caso de otras evaluaciones bíblicas del pecado, tenemos aquí una descripción del pecado como Dios lo ve. Los hombres han establecido normas para la familia, la sociedad y el estado; pero ellas no son porte de la base sobre la cual él ha de ser juzgado delante de Dios. En su relación con Dios los hombres no son sabios comparándose consigo mismos (2 Co. 10:12). Porque no están perdidos solamente aquellos que la sociedad condena, sino los que están condenados por la inalterable justicia de Dios (Ro. 3:23). Por lo tanto, no hay esperanza alguna fuera de la gracia divina; porque nadie puede entrar en Ia gloria del cielo si no es aceptado por Dios como lo es Cristo. Para esta necesidad del hombre Dios ha hecho una provisión abundante.

C. LA JUSTICIA IMPUTADA DE DIOS

Como se ha recalcado en las discusiones previas en cuanto a la doctrina de la imputación, la importante revelación de la imputación de la justicia de Dios (Ro. 3:22) es esencial que la comprendamos tanto sobre los principios sobre los cuales Dios condena al pecador como sobre los principios sobre los cuales Dios salva al cristiano. Aunque la doctrina es difícil de entender, es importante comprenderla como uno de los mayores aspectos de la revelación de Dios.

1. El hecho de la imputación es subrayado en la imputación del pecado de Adán a la raza humana con el efecto de que todos los hombres son considéralos pecad ores por Dios (Ro. 5:12-21). Esto se desarrolla más aún en el hecho de que el pecado del hombre fue imputado a Cristo cuando El se ofreció coma ofrenda por el pecado del mundo (2 Co. 5:14, 21; He. 2:9; 1 Jn. 2:2). Así también la justicia de Dios es imputada a todos los que creen, para que ellos puedan permanecer delante de Dios en toda la perfección do Cristo. Por causa de esta provisión se puede decir de todos los que son salvos en Cristo que ellos son hechos justicia de Dios en El (1 Co. 1:30; 2 Co. 5:21). Siendo que esta justicia es de Dios y no del hombre y que,

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