La Relación Del Lenguaje Con La Realidad.
Enviado por ballinas23 • 20 de Mayo de 2015 • 781 Palabras (4 Páginas) • 387 Visitas
La relación del lenguaje con la realidad.
La razón por la cual se inventó el lenguaje fue la necesidad. El hombre, como creador de símbolos, es la realidad y, a la vez, lo representado por ella. A cada expresión que formula con sentido puede caberle otra que no significa nada; como la tensión entre opuestos que proclamaba Heráclito, para quien el logos conducía el Universo.
En este sentido, a cada forma del lenguaje (palabras) puede o no corresponderle una múltiple variedad de formas de la realidad (entidades), sin perder por ello el sentido de lo expresado, en caso de que se correspondan, y sin significación, cuando la exigencia no se cumpla.
Es por ello que, si es que la filosofía occidental se inició con la producción teorética como intento de solución a determinadas aporías, y con el debate racional como forma de acceder al conocimiento, no resultaría excesivo reducir su historia a una historia de la filosofía occidental del lenguaje donde logos y razón son una y la misma cosa.
Lenguaje para Aristóteles era expresar algo con susceptibilidad de verdad o falsedad, pero esto implicaba además, la significación. Baste con recordar su indicación:
Falso es, en efecto, decir que lo que es, no es, y que lo que no es, es; verdadero, que lo que es, es, y lo que no es, no es. Por consiguiente, quien diga que algo es o no es, dirá algo verdadero o dirá algo falso. Sin embargo, ni de lo que es ni de lo que no se puede decirse indistintamente que es o que no es.
En este sentido, podría pensarse no tan extraño el hecho de que le surgieran al Estagirita los siguientes interrogantes al respecto: ¿significan los universales algo?, ¿significan alguna cosa aquellas expresiones que no dicen ni mentiras ni verdades? Sin embargo, aun reconociendo el platonismo de las obras tempranas de Aristóteles, la respuesta a dichos interrogantes estuvo vinculada a su postura frente a la realidad, postura en la que sí puede decirse que permaneció incorruptible: la base del conocimiento de las cosas para él, no podía radicar más que en suelo empírico.
Era hacia las Ideas donde el filósofo debía orientar su mirada puesto que sólo la inmutabilidad de la idea podía nombrarse, lo sensible era de desconfiar ya que cambiaba constantemente.
Según esta reconstrucción, el universal es entonces “realidad” o ουσια, antes que predicado; y en la base de la relación discursiva entre el predicado y el sujeto en la proposición debe hallarse la relación ontológica con el universal en cuanta realidad en sí y el individual en cuanto reflejo suyo.
El inconveniente entonces que habría advertido Aristóteles sería el siguiente: o el universal es ουσια, y en tal caso no puede hacer a la vez de predicado, o bien es predicado, pero en esta hipótesis no puede ser realidad en sí.
Si un juicio estaba formado por términos que, conectados entre
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