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La Religión En La Teoría Política Moderna.


Enviado por   •  21 de Julio de 2011  •  1.075 Palabras (5 Páginas)  •  1.975 Visitas

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La religión en la teoría política moderna

Un estudio de la teoría política moderna comienza con Hobbes como el primer filósofo importante que rompió con el pensamiento medieval basado en la concepción cristiana de la Ley natural. En el Leviathan (1651) se muestra interesado por la forma en que las enseñanzas cristianas afectan los argumentos que él considera ya logrados sobre una base puramente secular. Uno de sus principales objetivos es el de evitar cualquier conflicto de autoridad y por esta razón insiste en que el poder soberano no puede ser dividido y no se debe permitir que existan fuentes alternativas de autoridad. Para no negar la autoridad de Dios y ésta no fuera utilizada para minar la autoridad del soberano secular, Hobbes redefine la Iglesia como “una compañía de hombres que profesan la religión cristiana, unidos en la persona de un soberano”. Porque a menos de que el jefe del Estado sea también el jefe de la Iglesia, de allí surge necesariamente la facción y la guerra civil en la comunidad y en cada hombre, entre el cristiano y el hombre. Hobbes se muestra mucho más interesado en evitar un conflicto de conciencia que en tratar de que los hombres actúen conforme a su conciencia, argumentando que “la conciencia, la razón y la revelación requieren obediencia al soberano”. Niega que un soberano pueda ser culpable de herejía y pueda dictar las creencias de los hombres, pero puede ordenar sus acciones en todas las cosas mientras retenga el poder soberano (Macfarlane, 1978: 95, 104).

La prioridad de la razón sobre la autoridad como guía de la verdad se halla en Epístola sobre la tolerancia, escrita por Locke –padre del Liberalismo- en 1667. Los hombres deben salvar sus propias almas, deben ser orientados por la razón y su conciencia; ni la autoridad civil ni la iglesia pueden proclamar abiertamente el monopolio de la salvación. Locke desea romper lo mismo con la tradición medieval que con la Reforma que estrechaba los lazos entre autoridades civiles y eclesiásticas. Declara que “la Iglesia es, en sí misma, algo absolutamente separado y distinto de la comunidad. Las fronteras de ambos dominios son fijas e inmutables”. El papel de la autoridad civil en asuntos religiosos debe limitarse a que se cumplan las leyes civiles y a que ninguna Iglesia enseñe doctrinas que minen los fundamentos de la sociedad (Macfarlane, 1978: 112-113). Locke, en Carta sobre la tolerancia (1689), nos aporta varias formulaciones, como: Dios no ha dado a ningún hombre autoridad sobre otro. Ningún hombre puede abandonar el cuidado de su propia salvación al cuidado de otro. El entendimiento no puede ser obligado a creer por la fuerza. El cuidado de las almas de los hombres no está confiado a los magistrados. Una iglesia es una sociedad voluntaria, nadie está atados a una iglesia particular. La excomunión no afecta las relaciones civiles. Sólo la fe y la íntima sinceridad consiguen nuestra salvación y la aprobación de Dios (Rawls, 2006: 177).

En sus Confesiones (1771), Rousseau declara que la gran lección moral que los hombres tienen que aprender es evitar aquellas situaciones de la vida que enfrentan a nuestros deberes con nuestros intereses. Pero sus opiniones sobre religión se hallan establecidas en El contrato social (1762), donde propone combinar

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