La Vida

La Vida

Cada día de mi vida es un nuevo comienzo, donde mi confusión se complica al encontrarme con personas que preguntan por el sentido de la vida. Personas que ofuscan el pensar de adolecentes que no tienen la madurez suficiente para valorar la vida y mucho menos saber el sentido de ella.

Creo que promulgar un sentido acerca de la vida es definir la vida misma, “vida definida, deja de serlo”, es encerrar entre parámetros lo que es vivir y lo que es morir; lo que es gozar y sufrir; lo que es reír y lo que es llorar; lo que es enseñar y a la vez crear.

La vida y el sentido de ella misma, es para mí una sucesión indefinida de hechos que llenan de forma superflua al ser humano haciéndolo sentir importante a él y al mundo que lo rodea; sin dejar de ser obstante el hecho de que desde nuestro nacimiento dependemos de entes económicos y emotivos que definen el sendero, la brecha de la vida perfecta que ellos dependen y consideran mejor para el nuevo ser naciente, en un mundo donde el “sentido “de la vida se basa en un monopolio irregular de masas que vuelven turbulenta la existencia prematura del nativo vientre.

La vida se basa en sentimientos, en personas, lugares y recuerdos que te dan fuerzas para levantarte hacia un nuevo día. Hay cosas o personas que uno sin darse cuenta te motivan y se convierten en el motor de tu vida, en tu inspiración, tu sentir y tu querer.

Para mí, la mayoría de estas acciones las conforman personas que hacen de uno un ser completo tan solo por el hecho de saber y conocer de tu existencia. Gracias a estas cosas tan maravillosas que nos da la vida podemos gozar de momentos más completos, es decir, momentos llenos de felicidad y alegría total en el que siempre queremos estar sonriendo.

Son personas que logran mostrarte la importancia que tiene tu vida; entre alegría, tristeza y otros sentimientos sabes que sin ellos, tu vida no sería la misma, pero tienes el consuelo de que siempre te brindaran su compañía.

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