La discusión sobre el idioma de la convención de Еspaña

Sr. Director de IDEAL: Una convención es un acuerdo que se realiza entre individuos para un fin concreto. Podríamos decir que la convención forma parte del desarrollo cultural de los seres humanos. Fueron los pensadores griegos de la segunda mitad del siglo V a. de C. los que se dieron cuenta de que nuestra vida no sólo se ve afectada por la naturaleza, sino también por todas las convenciones de la sociedad que compartimos. Por ello las convenciones dependen de nuestra voluntad y nuestro acuerdo, esto es, carecen de existencia natural. La contraposición entre naturaleza y convención se convirtió con los griegos de la antigüedad en la base de la primera revolución ilustrada que registra nuestra historia.

El lenguaje es una convención más dentro de nuestro entramado social. El lenguaje es una pieza clave convencional para poder comunicarnos los individuos. En el mundo hay muchos lenguajes. Cada Estado, que es otra forma de convención, ha oficializado sus lenguajes; unos siguen vivos y otros han desaparecido, seguramente superados por otros lenguajes con más utilidad y precisión comunicativa. La oficialidad del lenguaje viene forzada por la tradición cultural de la gente, que es la verdadera creadora del lenguaje. En el Estado español hay una lengua oficial que llamamos español; pero también hay otras lenguas que se hablan en zonas como Cataluña, País Vasco o Galicia.

Ahora nos hallamos envueltos en España (¿y cuándo no es Pascua!) en una polémica convencional sobre la convención del lenguaje español. Hay gente que cree que el idioma de Cervantes está en peligro en los territorios antes mencionados y hay otra que dice lo contrario. La tesis de los que creen que el español está en peligro es que los nacionalistas imponen su lengua materna prohibiendo, en determinadas circunstancias, el uso del español o restringiendo las horas de aprendizaje del mismo en las escuelas. Por otro lado, esos mismos nacionalistas, opinan lo contrario: creen que el Estado trata de eliminar sus lenguas respectivas por aquello de que la legua oficial (constitucionalmente aceptada por la mayoría) tenga que ser el español.

La raíz de toda esta polémica radica en que los nacionalistas no aceptan la convención estatal española. Sin lengua, los nacionalistas no serían nada. La lengua para ellos es su religión, la única forma de dar sentido a su ideología. Y aquí está el lado irracional: en la religiosidad ideológica. En realidad cualquier ideología debería estar al margen de todo esto. Porque lo que importa de las convenciones es su utilidad racional. En este sentido estoy contra cualquier prohibición en cuanto al lenguaje se refiere. Si el español es una lengua más útil para poder entendernos dentro del Estado, entonces lo más racional es que a nadie se le pongan trabas para expresarse mediante ella. Y, es más, puestos a elegir una lengua todavía más útil que el español,

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