La esperanza está en la sociedad
Enviado por eugeniosiewert • 18 de Febrero de 2018 • Ensayo • 2.043 Palabras (9 Páginas) • 85 Visitas
La esperanza está en la sociedad
Materia: Corrientes actuales de la filosofía
Profesora: Mónica González de Zuttión
Autor: Eugenio Siewert
Facultad de filosofía y humanidades
Universidad Católica de Córdoba
El motivo del siguiente trabajo es demostrar cómo el proceso de deshumanización
afecta alarmantemente a la sociedad. Sin dudas, esto viene sucediendo desde
hace ya mucho tiempo, no es verdad que este problema se generó en el siglo XX,
pero sí es verdad que en la actualidad el crecimiento del totalitarismo se está
produciendo mucho más rápida y paulatinamente. Es una realidad que al ser éste
un tema tan sensible por el hecho de que nos afecta directamente, no podemos
dejar la subjetividad completamente de lado y limitarnos solo a contar las causas,
procedimientos y consecuencias. Se precisa, para lograr un análisis exitoso, de la
reflexión.
Por tal motivo tomaremos los textos “1984” de George Orwell y “Nueva visita a un
mundo feliz” de Aldous Huxley, para poder con ellos tener una referencia, un
modelo, con los cuales comparar a la sociedad actual y la existencia de ciertos
conceptos que se encuentran tanto en ella como en los libros: libertad individual,
totalitarismo, deshumanización, control, castigo, entre otros.
Conviene comenzar, ya que la materia lo amerita, hablando de filosofía, del “amor
a la sabiduría", o mejor dicho, “amor a la búsqueda de la sabiduría”. Es estar todo
el tiempo cuestionándonos, desde lo más pequeño hasta situaciones realmente
importantes, una de las tantas características que nos hacen personas libres. Para
poder filosofar debemos estar abiertos, a la intersubjetividad, al diálogo, a dejar
que nos movilicen y movilizar a los demás, cada cada vez tener más fundamentos,
poder crear nuestras propias ideas, pensamientos, gustos. Ser seres
independientes, tolerantes, con sentido común.
Lamentablemente la filosofía no fue respetada como tal a lo largo de la historia, y
como sucede siempre, se fueron produciendo diversos cambios. Aparecieron
nuevas miradas científicas con el objetivo de desacreditar a la filosofía, diciendo
entre otras cosas, que es una ciencia incomprobable, que no se puede establecer
un método de estudio debido a su subjetividad, que debe buscar la manera de
convertirse en una ciencia positiva porque si no se la dejará fuera. Efectivamente
esto fue lo que sucedió, las grandes fuerzas totalitarias comenzaron a apoyar esas
nuevas ciencias como un modelo, o el vehículo que los llevaría a conquistar más fácilmente la cabeza de los seres humanos. "La filosofía nos enseña a sentir
incertidumbre ante las cosas que nos parecen evidentes. La propaganda, en
cambio, nos enseña a aceptar como evidentes cosas sobre las cuales sería
razonable suspender nuestro juicio o sentir dudas”. (Aldous Huxley, Nueva visita a
un mundo feliz, 1958, p 58).
El hecho de que todo tenga que ser comprobado y demostrado, el estudiar y
cuestionar cada disciplina por separado y de una forma objetiva, dejar de lado el
contexto socio-histórico, dejar de cuestionarse sobre la naturaleza de las cosas y
no hacerse cargo de las consecuencias, entre otras cosas, nos conducen a una
calidad de vida cada vez más homogénea y reducida, desde el punto de vista
intelectual hasta el económico, familiar, etc.
"Las personas se relacionan entre sí, no como personalidades notables, sino como
encarnaciones de funciones económicas o, cuando no están trabajando, como
irresponsables buscadores de diversiones. Sometidos a esta clase de vida, los
individuos tienden a sentirse solos e insignificantes. Su existencia deja de tener
sentido o significado." (Aldous Huxley, Nueva visita a un mundo feliz, 1958, p 33).
Es verdad que no estamos del todo como los habitantes de Oceanía que nos
muestra Orwell en su historia, quizás pensamos que llegar a ese extremo sería
imposible en nuestra sociedad, pero si nos detenemos un poco a pensar: ¿Acaso
no tenemos una/s pantalla/s en nuestras casas que muchas veces nos dicen lo
que tenemos que hacer? Comprá esto, mirá lo otro, vení a tal lugar. Pensamos
también qué horrible sería no poder demostrar nuestro amor a otra persona y o
que nos prohíban relacionarnos y compartir con ella de una manera libre todo lo
que queramos, pero ¿No nos lleva el celular, la computadora, los video juegos y
tantos otros dispositivos más, a que muchas veces nos aislemos y no logremos
darnos cuenta de lo que le está pasando al que está al lado nuestro? Dejamos de
ir a visitar a nuestro amigo de la infancia el día de su cumpleaños para mandarle
un simple mensajito por Facebook, o peor aún, el día de nuestro cumpleaños
estamos mucho más pendientes de ver cuántos mensajes tengo en Facebook de
aquel que fue a mi casa a visitarme con una torta. El horario de trabajo para la mayoría de las personas, por lo menos en nuestro país es de 8 o 9 horas diarias,
pero ¿cuántas personas hay que realizan horas extras para poder comprarse el
televisor último modelo? ¿cuántas otras se van a su casa preocupados por algo
que sucedió en su trabajo y no pueden dormir en toda a la noche pensando la
manera de solucionarlo? ¿cuántos dejan sus vacacione para más adelante porque
en ese momento la fábrica está con mucho demanda y lo necesitan?. Hablamos
de política, por suerte existe la libertad de prensa y de pensamiento, pero
¿cuántas veces nos callamos para no quedar marcados? ¿cuántas veces
elegimos a uno o no criticamos a otro porque tenemos miedo de que no nos hagan
las cloacas como nos habían prometido?. Creemos que vivimos en democracia,
que todos tenemos la misma participación y derechos, cuando es una realidad que
al igual que en “1984” siempre habrá un partido dominante con su élite
gobernante, sus adeptos que tratarán de sacar el mayor provecho y el resto de la
población que será manipulada, y en el caso de aquellos pocos que no lo permitan
tendrán como castigo algo peor, la exclusión.
Visto de este modo, ¿está tan lejos Orwell de la realidad? Pareciera que sí, porque
creemos que no tenemos a alguien que nos vigile las veinticuatro horas, que nos
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