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La evolución moral


Enviado por   •  14 de Febrero de 2013  •  Trabajo  •  839 Palabras (4 Páginas)  •  333 Visitas

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TEORIA DE LOS VALORES

Algunos filósofos se han inclinado, como manera de resolver este problema, a suponer un mundo inmaterial, completamente distinto del mundo en que vivimos, donde subsistirían los valores y las ideas en una forma purísima y con un carácter absoluto. En ese lugar excelso, las ideas serían claras y distintas –no podrían confundirse ni equivocarse– y los valores serían tan macizos y evidentes que no podrían desobedecerse.

Por supuesto, nadie ha experimentado nunca ese mundo, pues por hipótesis estaría totalmente fuera del mundo en que vivimos. Para los filósofos que creyeron eso, como el francés Descartes o el griego Platón, solo es posible percibir una imagen lejana de las ideas y valores perfectos, en el tanto en que interpretemos las cosas del mundo real como sombras o huellas de ese mundo absoluto o ideal.

El problema con esta posición es que no tenemos ningún medio independiente de comprobar la existencia de ese mundo ideal o perfecto. De ahí se sigue que toda afirmación sobre su realidad o sobre su parecido o diferencia con el mundo que experimentamos es totalmente gratuita y queda suspendida en el firmamento por falta de razón suficiente.

LA EVOLUCIÓN MORAL:

Seis cualidades:

El desarrollo de este sentido se propicia de la siguiente manera. En primer lugar, el discípulo empezará por regular el desarrollo de sus pensamientos, lo que se llama el control o dominio de los pensamientos. Así como el loto de dieciséis pétalos requiere para su desenvolvimiento pensamientos significativos, ajustados a la verdad, el de doce pétalos se desarrolla por el dominio interior del decurso de los pensamientos. Los pensamientos que divagan incontrolados, o que se suceden desordenadamente y no de una manera razonable y lógica, deterioran la forma de esta flor de loto. Cuanto más se logre una sucesión ordenada de los pensamientos, evitando todo desvío ilógico, tanto más adecuada será la forma que este órgano desarrolle.

Cuando el discípulo oiga expresar pensamientos ilógicos, se representará inmediatamente el pensamiento correcto respectivo. No debe, naturalmente, sustraerse al trato de personas tal vez carentes de lógica, para así favorecer su propio progreso, ni tampoco sentirse impulsado a corregir instantáneamente cuanto de irrazonable se exprese en derredor suyo; tratará más bien de encauzar tranquilamente en su alma, conforme a la lógica y la razón, los pensamientos que le invadan desde fuera, y se esforzará en conservar en todo momento la orientación de sus propios pensamientos.

En segundo lugar, deberá introducir en su actuar la misma lógica consecuente (control o dominio de las acciones). Toda inestabilidad, toda discordancia en el obrar, ejercen una influencia perniciosa sobre la mencionada flor de loto. Después de haber realizado algo, el discípulo dispondrá la siguiente acción de tal manera que sea la consecuencia

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