La Ética en la Desinformación de toda una generación: Un viaje de origen en los 90
Enviado por Hugo Azuero • 4 de Agosto de 2024 • Monografía • 747 Palabras (3 Páginas) • 33 Visitas
La Ética en la Desinformación de toda una generación: Un viaje de origen en los 90.
En los años 90, la vida era distinta. La música tenía un significado que resonaba en nuestras mentes y corazones, las preocupaciones diarias variaban dependiendo de si nuestros padres se levantaban con el pie izquierdo o derecho, y las tareas escolares nos llevaban a horas de investigación en la biblioteca del colegio o la llegada más temprano para copiar al más pilo del salón. Recuerdo cómo cada libro era un mundo por descubrir, un mundo lleno de verdad, o al menos, una verdad referenciada desde el autor que se pretendía aprender, los bebes iracundos eran calmados por canciones y susurros de sus padres, y como olvidar, qué el buscar trabajo era una tarea que debía realizarse en tenis para el hombre de a pie.
Pero, al igual que la música de los 90, la desinformación de aquella época no es la misma que enfrentamos hoy. Vivimos en una era dominada por las pantallas, donde para calmar a un niño de cuatro meses basta con ponerle un video de "La Vaca Lola" en YouTube. Las opiniones de nuestros padres, tan importantes y decisiones rotundas de antes, a menudo son desestimadas por los jóvenes que, en su periodo de iluminación entre los 12 y 17 años, creen saberlo todo. Ahora, las tareas escolares se resuelven con ChatGPT y "San Google", que parece tener todas las respuestas.
Retrocedamos un poco en el tiempo. Recuerdo la llegada de nuevas tecnologías como el PC a los hogares, Windows 95 y las enciclopedias digitales como Encarta (Algunos entenderán está referencia). ¡Qué maravilla era tener todo ese conocimiento al alcance de un clic! Más tarde llegaron los smartphones y, finalmente, Google y recientemente en el 2023 la inminente llegada de ChatGPT, haciendo que obtener información se convirtiera en algo casi instantáneo. Sin embargo, esta facilidad ha traído consigo una pereza intelectual que ha erosionado nuestra capacidad para investigar y cuestionar si la respuesta que nos da un clik es realmente verídica.
Hoy, vivimos inmersos en una crisis ética sin precedentes. La desinformación y la polarización política por redes sociales han creado un mundo en el que la verdad y la moralidad parecen haber perdido su valor. Las noticias falsas y la manipulación de la información han destrozado la confianza en nuestras instituciones, en los profesionales y en los líderes. La falta de transparencia y la corrupción se han normalizado, consideradas incluso como "estrategias" por algunos, un claro ejemplo son las estrategias de desestimación.
Pero esta crisis ética va más allá de la política. La cultura del individualismo, el capitalismo desmedido mal enfocado y el egoísmo han debilitado nuestra empatía y solidaridad. La obsesión por el éxito, el dinero y el poder ha llevado a la justificación de cualquier medio para alcanzar los fines deseados; A más de uno he escuchado decir: “sí me dieran un kilo, yo me le mido”. Recuerdo cuando las corporaciones tenían un sentido de responsabilidad hacia la comunidad. Hoy, muchas prefieren pagar multas antes que dejar de cometer actos que perjudican a poblaciones enteras, reconozcamos que hacer un bien social o incluso no dañar a una sociedad, sale costoso.
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