Los Siete Pecados Capitales
Enviado por techito • 4 de Agosto de 2013 • 1.432 Palabras (6 Páginas) • 507 Visitas
1. La Soberbia.
Es el principal de los pecados capitales. Es la cabeza de “todos” los restantes pecados. Recordemos que por esta falta, según la teología cristiana, el hombre fue expulsado del jardín del paraíso. Es una ofensa directa contra Dios, en cuanto el pecador cree tener más poder y autoridad que Dios. En general es definida como “amor desordenado de sí mismo”. Se considera pecado mortal cuando es perfecta, es decir, cuando se apetece tanto la propia exaltación que se rehúsa obedecer a Dios, a los superiores y a las leyes. Se trata de renunciar a Dios en cuanto es Verdad y sentido conductor de la existencia e instalarse a sí mismo como Verdad suprema e infalible y como fundamento de la acción humana. De la misma manera, y guardando las distancias, se aplica al respeto y a la consideración que los subordinados le deben a las autoridades legítimamente constituidas. De la soberbia se desprenden las siguientes faltas menores: La vanagloria, La Jactancia, El Fausto, La altanería, La ambición, La hipocresía, La presunción, La desobediencia, La pertinacia
2. La Gula.
Como “uso inmoderado de los alimentos necesarios para la vida” es definido este pecado. La definición teológica se complementa con que “el placer o deleite que acompaña al uso de los alimentos, nada tiene de malo; al contrario, en el efecto de una providencia especial de Dios para que el hombre cumpliese más fácilmente con el deber de su propia conservación. Prohibido es, empero, comer y beber hasta saciarse por ese solo deleite que se experimenta”.
AVARICIA:
La avaricia es el afán excesivo de poseer y de adquirir riquezas para atesorarlas o la Inclinación o deseo desordenado de placeres o de posesiones. La avaricia es de naturaleza tan ruin y perversa que nunca consigue calmar su afán: después de comer tiene más hambre.
La avaricia no está oculta, está delante de nuestro ojos, lo que sucede es que parece que hablamos poco de ella o no la asociamos a las cosas rutinarias de la vida, pero nuestra sociedad esta en medio de ella. En efecto, la avaricia es la mejor aliada de la sociedad consumista, debemos tener el mejor automóvil, el mejor reloj, la mejor y última innecesaria novedad de la tecnología. Lo esencial no es que tengamos más o menos bienes materiales, sino la forma en que los usemos.
"Vive contento con lo que tienes ahora". Porque, si eres agradecido a Dios por lo que tienes en este momento, te colocas en condiciones de recibir más, en el futuro. Dios te da poco, para ver qué es lo que harás con lo poco que recibiste. Si malgastas el tiempo lamentándote porque no posees lo que el otro recibió, te incapacitas de recibir más.
Mira hacia delante. Administra lo que tienes en las manos; sé feliz con lo que recibiste hoy. Y prepárate para las grandes cosas que el Señor desea concederte.
IRA: La ira o rabia es una emoción que se expresa con el resentimiento o furia.
Cuando la ira se hace presente, la razón se nubla, la justicia es hecha a un lado, se pierde el control. Nuestro cuerpo físico y nuestra mente se convierten en una marioneta que son manejados por la rabia, el rencor y el deseo de la venganza. El bien y el mal desaparecen, lo justo y lo injusto también porque la ira cuando se convierte en un monstruo sin control, nos ciega por completo y nos quita la razón.
Cuantas veces se han cometido cosas atroces bajo el impulso de la ira. Es necesario aprender a controlar nuestras molestias y enojos y no dejarlos que se conviertan en ira; es tiempo que el hombre aprenda a desarrollar la tolerancia y a controlar sus emociones, es tiempo que aprendamos a desarrollar los valores morales y de la ética poniendo al respeto y al amor como dirigentes de nuestras acciones.
Es cierto que por desgracia nosotros todo tenemos el corazón un poco “arrugado” y el alma más encogida por el daño que consciente e inconscientemente nos propinamos las personas. Sin embargo creo que esos dolores son imprescindibles para crecer como personas, nos van moldeando como si dijéramos, hasta ser
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