Margenes y perisferias esteticas
Enviado por Dirección de Educación De Gestion Privada • 2 de Mayo de 2023 • Informe • 1.337 Palabras (6 Páginas) • 48 Visitas
Cátedra Fundamentos Estéticos
Trabajo Final, “Alberto Greco. Doble Periferia”
Comisión Semipresencial, 2017.
Celle, Anabela. (76831/6)
Dillon, Sebastián (56195/0)
Alberto Greco. Doble Periferia
Alberto Greco nace en Buenos Aires el 14 de enero de 1931. Durante su adolescencia se forma en teatro, poesía y diferentes disciplinas artísticas a través de diversos talleres. En 1954 viaja a Europa con una beca Francesa para continuar sus estudios en pintura iniciados en Buenos Aires. A partir de aquí su vida artística se ve influenciada por viajes continuos a través de América y Europa. Río de Janeiro, Roma, París, Nueva York, son algunos de los centros que visita y, en algunos casos, se instala. En 1965, en su último regreso a España junto a su compañero Claudio Badal, luego de concluir su última obra literaria, “Besos Brujos”, se suicida.
Las obras seleccionadas que analizaremos son aquellas que realizó a partir de 1954 en Europa y que llevó a través de sus viajes, puntualmente su arte vivo, y dentro de él “Vivo Dito” y “Cristo 63”.
Para los márgenes y las periferias, es decir, para todas aquellas otredades pensadas en su más amplio sentido, los contextos y particularizaciones fueron indispensables para combatir el universalismo del valor autoimpuesto por el centro hegemónico. Contextos entendidos como “aquí”, como locación, pero también como coyuntura, como particularidad histórico/económico/social.
Cuando hablamos de periferia en su más amplio significado, hablamos de periferia a nivel geográfica e identitaria. Alberto Greco, en este sentido, atraviesa en su recorrido artístico una “doble periferia” que está marcada por su procedencia latinoamericana en un mundo del arte eurocéntrico, y por su identidad sexual, como sujeto subrepresentado, en un espacio de producción artística moderna masculino y heterosexual. .
En tanto latinoamericano, su obra se encuentra atravesada por su “yiro”, por su discontinuidad geográfica y cotidiana. Greco no va a exponer su obra, no va a construirla en los lugares que habita, no busca la recepción contemplativa tradicional, sino que busca irrumpir y descolocar la escena hegemónica de esta doble periferia. “Como un dandy lumpen, que mezcla arte y vida en su paso de flâneur por las ciudades, Greco fue ese movimiento como migrante perpetuo, su yiro fue internacional y abarcó distintas ciudades y pueblos de Buenos Aires, Francia, España, Italia y Estados Unidos, siempre para desestabilizar los lugares estancos donde se ubican las expresiones y la sensibilidad diversa.” 1
Greco viaja a Paris en 1954 mediante una beca que le otorga Francia para continuar sus estudios de pintura. Una vez allí, una de las primeras expresiones del artista que rompe con el formalismo, fueron los escritos en los baños de la ciudad conocidos como “teteras”, espacios de encuentros sexuales casuales entre homosexuales, con la consigna “Greco Puto”. El mismo artista se posiciona así en esta doble periferia, por un lado, como extranjero, un argentino en Paris, y por el otro como homosexual, como disidencia sexual ante la heteronormatividad. Esta experiencia constituye el inicio de su arte vivo, y como dice Diego Trerotola se puede ver a Duchamp nuevamente como referente, toda vez que cada firma en cada baño constituye un homenaje al ready made “La fuente” de 1917.
En 1962 nace lo que sería una serie completa de exposiciones e intervenciones realizadas en diversos espacios geográficos llamada “Vivo Dito”. Vivo, de vivido, Dito de Dedo, referida a la acción de señalar. La primera acción que demarca este movimiento es cuando en la calle, en pleno espacio público poblado de transeúntes, Greco traza una circunferencia alrededor de su amigo, el artista Alberto Heredia y lo señala como su obra.
[pic 1]
Alberto Greco señalando a Alberto Heredia, Paris, Francia. 1962.
Fotografía de René Bertholo
Paradójicamente con ese simple gesto de señalar y delimitar a su amigo Heredia, Greco busca resignificar los límites entre arte y vida, volver a “ver los elementos vivos de la realidad” 2.
[pic 2]
Vivo Dito en las calles de Madrid, España. 1963.
[pic 3]
Registro de Vivo-Dito por Montserrat Santamaría, Piedralaves, España, 1963
Esta serie de manifestaciones artísticas denotan la intención por parte del autor de apropiarse de estos espacios públicos, de este contexto, como reinventándolo. Fernando Davis analiza uno de sus Vivo Dito, en que el autor señala ya no una persona si no un espacio vacío; así habla de un espacio “otro”, de un posible “otro” que “irrumpe e interpela el orden normalizado de lo cotidiano” 3.
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