Meditaciones Metafísicas De Descartes

Meditaciones Metafísicas de René Descartes

Primera

Descartes, siempre en busca de la verdad, pone a prueba y en duda todas las opiniones falsas que alguna vez dio por verdaderas basándose en los sentidos, y al darse cuenta que estos, en más de una oportunidad lo han engañado, decide reiniciar todo desde cero, destruyendo el antiguo conocimiento y formando bases sobre él para uno nuevo.

Aclara no ser necesario ir una a una, en cambio propone una salida fácil y efectiva que es echar abajo los cimientos para tumbar todo lo que sobre él existe, en este caso, eliminar las razones que antes servían de base para pensamientos. Y, cambia el Dios óptimo y lleno de sabiduría, por un genio maligno poderoso e inteligente que lo único que busca es hacer errar al humano, además de estar en una permanente confusión en un ambiente lleno de trampas.

Segunda

Luego de estar destruidos los cimientos de todas las opiniones y saberes, comienza a reconstruir mediante el alma la verdad absoluta que tanto busca y desea encontrar, puesto que el cuerpo está hecho de sentidos y no es confiable. ¿Qué soy? Una cosa que piensa. ¿Qué significa esto? Una cosa que duda, que conoce, que afirma, que niega, que quiere, que rechaza, y que imagina y siente. Pienso, luego existo.

Tercera

Descartes manifiesta la existencia de Dios, pues el hombre es insaciable como sustancia pensante que es, y de ser así es porque está incompleto, luego complementa la idea de que si existe algo perfecto y completo.

Por lo tanto, sólo queda la idea de Dios, en la que se ha de considerar si es algo que no haya podido proceder de mí mismo. Bajo la denominación de Dios comprendo una substancia infinita, independiente, que sabe y puede en el más alto grado, y por la cual he sido creado yo mismo con todo lo demás que existe, si es que existe algo más. Todo lo cual es de tal género que cuanto más diligentemente lo considero, tanto menos parece haber podido salir sólo de mí. De lo que hay que concluir que Dios necesariamente existe. Pues de nacer de un parte, ¿quién nos creó el alma? Respuesta que obviamente no se puede dar a través de los sentidos.

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