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Meditación tercera


Enviado por   •  6 de Septiembre de 2013  •  585 Palabras (3 Páginas)  •  247 Visitas

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Meditación tercera (De Dios; que existe)

Para realizar esta tercera meditación, Descartes nos dice que primero ha de mantener apartados sus sentidos para así sostener un coloquio consigo mismo, haciendo introspección. El filósofo francés establece como criterio de verdad la claridad y la distinción: todas las cosas que concebimos de forma clara y distinta son verdaderas y se presentan al espíritu.

Después examina si hay Dios, y si es así, si éste puede ser un dios engañador; pues, sin conocer esas dos verdades, dice no saber como poder alcanzar certeza de cosa alguna.”

Para el padre de la filosofía moderna, las ideas no pueden ser falsas en sí mismas, dividiéndolas en tres clases: las que parecen innatas, las que parecen ajenas (venidas de fuera), y las que parecen inventadas por uno mismo.

Descarte nos dice: “no sólo que la nada no podría producir cosa alguna, sino que lo más perfecto, es decir, lo que contiene más realidad, no puede provenir de lo menos perfecto... Para que una idea contenga tal realidad objetiva más bien que tal otra, debe haberla recibido, sin duda, de alguna causa, en la cual haya tanta realidad formal, por lo menos, cuanta realidad objetiva contiene la idea.” De aquí saca la conclusión de que si la realidad objetiva de una idea suya es tal que pueda saber con claridad que no está en él ni formal ni eminentemente, entonces es que no está sólo en el mundo, y que existe otra cosa que es causa de esa idea. 

Y añade que aunque pueda ocurrir que de una idea nazca otra idea, ese proceso no puede ser infinito, sino que hay que llegar finalmente a una idea primera, cuya causa sea como un arquetipo, en el que esté formal y efectivamente contenida toda la realidad o perfección que en la idea está sólo de modo objetivo o por representación.

Por ello, Descartes nos dice que la idea por la que él concibe un Dios supremo, eterno, infinito, inmutable, omnisciente, omnipotente y creador universal de todas las cosas que están fuera de él, tiene en sí más realidad objetiva que las que le representan substancias finitas.

Descartes demuestra la existencia de Dios diciendo que los humanos somos una sustancia que desea, y si desea es porque le falta algo, y si le falta algo es porque hay algo mejor, completo, perfecto. Aduce para ello que el hombre capta las cualidades de los objetos sin saber si son las auténticas. Para ello distingue entre dos tipos de cualidades: las primarias (las que captamos a través de la razón), claras y distintas y las secundarias (a través de los sentidos), que son las que nos pueden llevar al error. 

También no dice que, aún pensando que fuéramos seres perfectos y autosuficientes, se nos plantearía la duda de quién nos creó: “El cuerpo evidentemente nace de un parto y lo explica la biología; lo que nos falta es quién crea el alma (“res cogitans”). Evidentemente debe venir de un ser

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