ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Moral Y Etica


Enviado por   •  9 de Septiembre de 2012  •  2.901 Palabras (12 Páginas)  •  532 Visitas

Página 1 de 12

3. ETAPAS DE DESARROLLO MORAL.1

3.1 Jean Piaget: Etapas de heteronomía y autonomía moral: conceptos de respeto, responsabilidad y justicia.

Piaget inicia su obra “El criterio moral en el niño”, definiendo la moralidad como un sistema de reglas, encontrándose la esencia de la moralidad en el respeto que los individuos adquieren por las reglas, el cual se adquiere a través de un proceso evolutivo de construcción de significados de la relación entre sí mismo y los otros individuos. Es así como para Piaget, la moral depende del tipo de relación social que el individuo sostiene con los demás, y existen tantos tipos de moral como de relaciones sociales.

Para Piaget un individuo es autónomo moralmente si es independiente de toda influencia externa, especialmente de la de las autoridades adultas. La conciencia autónoma se basa en relaciones de reciprocidad con otros, de igualdad.

En la autonomía se sigue una regla, un principio, o ley, que es interno a la propia conciencia de la persona, que la ha interiorizado a través de un proceso de construcción progresivo y autónomo. En la autonomía, la regla es el resultado de una decisión libre, y digna de respeto en la medida que hay un consentimiento mutuo.

La moral heterónoma por el contrario se basa en la obediencia, basándose la relación entre las personas en el respeto unilateral hacia el que sustenta la autoridad.

El paso de la heteronomía a la autonomía implica el paso de lo egocéntrico a lo social, al sentido de la cooperación social, y por tanto la comprensión de la regla con un sentido de obligación. Esto se logra cuando la relación social está regulada por el reconocimiento del otro, y la inmersión del yo en el mundo social como parte del colectivo.

El estado de equilibrio en lo social y, según Piaget, propicio para el desarrollo de la razón, es “el estadio de cooperación, en el cual los individuos, considerándose como iguales pueden controlarse mutuamente y alcanzar la objetividad” (Piaget, 1983, pág. 29).

Lo propio de la cooperación es llevar al niño a la práctica de la reciprocidad, o sea de la universalidad moral, y a la generosidad en sus relaciones sociales. Piaget plantea que el respeto se dirige a las personas y resulta de las relaciones entre las personas entre sí. Piaget considera el respeto como un sentimiento que se dirige a las personas y no a la regla como tal: “...lo que nos incita a respetar a un individuo no es el carácter obligatorio de la regla prescrita por este individuo, sino que lo que nos hace considerar obligatoria la regla prescrita es el respeto que sentimos por este individuo” (1983, Pág. 88).

La cooperación en Piaget, es un proceso racional y afectivo que se da a través de la descentración, que implicaría el ponerse en el lugar del otro: “En definitiva, a partir del momento que existe cooperación, las nociones racionales de lo justo o injusto se convierten en regulativas de las costumbres, porque están implicadas en el propio funcionamiento de la vida social entre iguales.” (Piaget, 1983, pág. 60).

Piaget señala que para ser posible la reciprocidad de los participantes en la aplicación de las reglas establecidas o en la elaboración de las reglas nuevas, hay que eliminar todo lo que comprometa esta reciprocidad: todas las desigualdades, las diferencias entre los individuos. Apela a la universalidad como principio, a un ideal de derecho: “La cooperación no impone más que los procedimientos del intercambio intelectual o moral...un acuerdo ideal definido por una aplicación cada vez más marcada de los procedimientos de intercambio” (Piaget, 1983, pág. 59).

Piaget formula la autonomía desde el imperativo categórico de Kant: “La autonomía, aparece con la reciprocidad cuando el respeto mutuo es lo bastante fuerte para que el individuo experimente desde dentro la necesidad de tratar a los demás como él querría ser tratado” (1983, Pág. 165).

La responsabilidad interior que va unida a la autonomía de la conciencia, resulta de un nuevo tipo de actitud moral bajo los efectos de la diferenciación social y de la cooperación. Esta responsabilidad es un fenómeno social, ya que sin la cooperación de los individuos, la conciencia ignoraría el bien moral y el sentimiento de culpabilidad.

Piaget plantea que el aspecto afectivo de la cooperación y la reciprocidad es complejo de estudiar, por lo que realiza el análisis psicológico de la que considera la más racional de las nociones morales, y que parece resultar directamente de la cooperación: la noción de justicia, la cual requiere para desarrollarse el concepto de respeto mutuo y la solidaridad entre niños, o sea los procesos de empatía y de toma de perspectiva social.

La regla de justicia, es definida por Piaget como una especie de condición inmanente o ley de equilibrio de las relaciones sociales, la cual se perfila a partir de la autonomía a medida que crece la solidaridad entre los niños. La noción de justicia autónoma comprende la igualdad como preocupación principal y el deseo de equidad, como una forma de reciprocidad que no se basa en la igualdad pura, sino en la situación real de cada individuo.

Según Piaget, las nociones de igualdad o equidad, tendrían raíces individuales o biológicas, condiciones necesarias, pero no suficientes para su desarrollo. No se podría hacer del igualitarismo una especie de instinto o de producto espontáneo de la constitución individual, ya que para que haya igualdad real y una necesidad auténtica de reciprocidad se necesita una regla colectiva, producto de la vida en común: “...es necesario que, de las acciones y reacciones de unos individuos sobre otros, nazca la conciencia de un equilibrio necesario, que obligue y limite a un tiempo al alter y al ego” (1983, pág, 266). Este equilibrio ideal, que se logra a través de la discusión y la interacción participativa, requiere de un largo proceso educativo de los niños en relaciones de reciprocidad.

El desarrollo autónomo de la reciprocidad incluye dos aspectos: una reciprocidad de hecho y una reciprocidad de derecho o ideal. El niño empieza practicando la reciprocidad, y una vez que está habituado a esta forma de equilibrio de las acciones, la forma conduce al contenido; se consideran justas las conductas susceptibles de reciprocidad indefinida. “El precepto: “No hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran”, sucede a la igualdad bruta...en moral la reciprocidad también implica una depuración de las conductas en su orientación íntima, haciéndolas tender

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (17 Kb)
Leer 11 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com