OCTAVIO PAZ Y BRIAN NISSEN.

El arte, como medio de expresión humana, es un fenómeno cultural complejo y es, además, como fenómeno de comunicación, uno de gran amplitud. Un proceso comunicativo es, según una postura meramente de comunicación, el simple paso de una señal que tiene una fuente y que, a través de un emisor y a lo largo de un canal, llega a un destinatario. Pero esta condición sólo ratifica que la señal produce una reacción en el destinatario como respuesta a un estímulo, y no que la señal tenga la capacidad de significar algo. En Palabras de Omar Calabrese: “Cuando la comunicación se produce entre máquinas, por ejemplo, se tiene comunicación porque hay un pasaje de señales de una máquina a la otra y la segunda reacciona frente a esa señal, pero no se tiene significación. En cambio, cuando el destinatario es un ser humano (y no importa que lo sea la fuente: basta con que ésta emita mensajes construidos según reglas conocidas por el destinatario humano), estamos en presencia de un proceso de significación que requiere una interpretación por parte del destinatario mismo.” El arte es lenguaje y comunicación, pero no puede ser estudiado como cualquier otro proceso de esta índole pues hay parámetros específicos para abordar su estudio.

El arte surrealista apela a los sueños y al inconciente, pero para Octavio Paz el sueño era más que una simple remembranza onírica particular. Él encuentra en los sueños un caudal de significados que están ampliamente ligados a un colectivo cultural, sobre todo en las culturas prehispánicas, que son insoslayables para entender la composición cultural de México. Para entender a México y su cultura se deben comprender estos significados. El mundo, como una inmensa red de significados y significantes, desborda un caudal casi infinito de procesos comunicativos y, entre ellos, es el arte uno de los más fundamentales para comprender la cultura, la sociedad y la Historia. No obstante, es siempre pertinente que se haga una “explicación del arte” dependiendo los motivos que se persiguen. Si por "explicar el arte" se entiende dar cuenta de los fenómenos artísticos atribuyéndoles un juicio de valor, reconstruyendo las intenciones personales del artista, su psicología, la ubicación histórica de la obra y demás, la respuesta es no. Una teoría del arte sobre una base comunicacional superficial no nos dice todo sobre una obra y, sobre todo, no se debe ocupar de la formulación de los juicios de valor personales. En cambio, sí para "explicar el arte" se trata de dar cuenta de cómo están construidos sus objetos para crear un sentido, para manifestar efectos estéticos, para establecer las relaciones de significados y significantes, fundamentar las corrientes de pensamiento humano y la ideología de cada cultura la respuesta es sí.

La tesis Analogía/Ironía como forma de análisis y estudio contempla muchos elementos pertinentes para “explicar el arte”. Octavio Paz lo dice así al referirse a la poesía desde ésta perspectiva: “El poema es una secuencia en espiral y que regresa sin cesar, sin regresar jamás del todo, a su comienzo. Si la analogía hace del universo un poema, un texto hecho de oposiciones que se resuelven en consonancias, también hace del poema un doble del universo. Doble consecuencia: podemos leer el universo, podemos vivir el poema. Por lo primero, la poesía es conocimiento; por lo segundo, acto. De una y otra manera colinda —pero sólo para contradecirlas— con la filosofía y con la religión. La imagen poética configura una realidad rival de la visión del revolucionario y de la del religioso. La poesía es la otra coherencia, no hecha de razones, sino de ritmos. No obstante, hay un momento en que la correspondencia se rompe; hay una disonancia que se llama, en el poema: ironía, y en la vida: mortalidad. La poesía moderna es la conciencia de esa disonancia dentro de la analogía”.

Como es evidente, el pensamiento paciano se interna en las profundidades de la imagen poética y en su dualidad eterna; dualidad que se encuentra en los elementos que constituyen al mundo y en los que subyacen las civilizaciones y la cultura humana, en especial en la cultura prehispánica (el poema “Mariposa de Obsidiana” de Paz y la plástica de Nissen abordan la figura de la diosa zapoteca Itzpapalotl). “La poesía es la palabra del tiempo sin fechas. Palabra del principio: palabra de fundación. Pero también palabra de desintegración: ruptura de la analogía por la ironía, por la conciencia de la historia que es conciencia de la muerte”. Para Paz, la poesía y el arte no son simples procesos comunicativos en los que interviene un emisor, un receptor y un mensaje; es algo más intrincado.

La poesía ofrece el grado más alto y perfecto de la comunicación a través de la lengua; es el arte por excelencia pues su fuerza

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