PARTICIPACIÓN. LOS VALORES CÍVICOS Y LA FORMACIÓN CIUDADANA
Enviado por cpccooicca • 6 de Agosto de 2013 • 3.444 Palabras (14 Páginas) • 615 Visitas
PARTICIPACIÓN. LOS VALORES CÍVICOS Y LA FORMACIÓN CIUDADANA
La tolerancia, la cooperación y la responsabilidad son algunas de las actitudes que favorecen una convivencia social armónica, también existen mecanismos para trasmitirlas y hacerlas valer.
Uno de ellos son las normas de comportamiento, las cuales existen para guiar el comportamiento individual y grupal de una colectividad; sin ellas, se genera desorden porque cada cual actúa según sus propios deseos, aspiraciones e intereses, sin importar los del resto del grupo. Por ello, a lo largo de la historia de la humanidad, se han establecido leyes para regular la conducta de los individuos y garantizar la convivencia cordial y el bienestar colectivo.
Así, dentro de cada familia existen normas de comportamiento, como: asearse antes de sentarse a comer, no gritar ni provocar alborotos dentro de casa y cumplir con ciertos deberes, entre otras. Estas normas hacen posible la convivencia y la satisfacción de las necesidades del grupo familiar. El no cumplirlas acarrea sanciones, las cuales son diferentes en cada familia.
En muchas ocasiones no se recibe una sanción legal o administrativa cuando no se actúa conforme a las normas sociales de comportamiento; por ejemplo: por no ayudar a cruzar la calle a un invidente no es motivo de cárcel o multa. Sin embargo, quien actúa así es mal visto o, incluso, rechazado, por el grupo o los grupos a los que pertenece.
También existen las normas de comportamiento jurídicas, es decir las leyes, que regulan los deberes y obligaciones entre individuos y entre éstos y las autoridades, y además establecen los límites de la acción del gobierno. Su utilidad consiste en evitar que los individuos hagan daño a los demás.
Una característica de las leyes es que indican de forma precisa las sanciones para el infractor, por lo cual existen autoridades e instituciones encargadas de vigilar su cumplimiento. Algunas normas jurídicas son: pagar impuestos, respetar las señales de tránsito y respetar la integridad física y la propiedad terceros, entre otras.
El orden y la paz entre los individuos no son resultado del azar o de fuerzas sobrenaturales, sino de la necesidad que tienen los humanos de vivir en sociedad. Todos saben que hay cosas permitidas y otras prohibidas.
El cumplimiento de las leyes se debe —además del temor a una sanción— a que existe algo que impulsa al individuo a comportarse de manera respetuosa en sociedad: los valores cívicos. Éstos tienen que ver con la forma de relacionarse con otros; sin embargo, a diferencia de las leyes y de otras normas de comportamiento, los valores cívicos permiten actuar correctamente en sociedad porque el convencimiento de que así debe ser y no porque una ley lo mande u otra norma lo indique.
Los valores cívicos —al igual que las normas de comportamiento— son transmitidos de generación en generación a través de la educación. Gracias a ello, los seres humanos distinguen lo apropiado de lo incorrecto y anticipan las consecuencias de sus actos, de esta forma pueden participar responsablemente en la búsqueda del bienestar colectivo.
En una convivencia sana los integrantes del grupo reconocen la importancia de que la libertad, la igualdad, la equidad, la justicia, el respeto, la tolerancia, la solidaridad, y la responsabilidad normen sus actos y relaciones. Por ello, la opinión y la participación de todos son necesarias para decidir y actuar en bien del interés colectivo.
Cuando se habla de democracia, no sólo se hace referencia a una forma de gobierno en la cual los ciudadanos intervienen en la construcción de un presente y un futuro su país, estado o municipio, también se alude a una forma de vida que se puede promover en la familia, en la escuela y en los demás grupos en los que se participa.
LIBERTAD
A diferencia del resto de los animales, los seres humanos tienen la facultad de elegir e inclusive inventar su forma de vida. Pueden optar por lo que les parece conveniente frente a lo presuntamente inadecuado. Sin embargo, el hacer uso de la libertad implica responsabilidades personales y ante los demás.
La libertad es uno de los valores más importantes de la democracia y consiste en poder actuar por convicción propia, sin interferencias ni amenazas; por ejemplo: todo ciudadano es libre de votar por el partido político que prefiera, de trabajar en tal o cual empleo, de formar o no una familia, etc. Es decir, la libertad es la posibilidad de elegir entre diversas opciones sin estar sujeto a sanciones, amenazas o impedimentos. Para ejercer la libertad es necesario pensar de manera crítica, reflexiva e independiente, los motivos que impulsan a proceder de tal o cual forma y las consecuencias de ello.
Si todos los miembros de una colectividad se comportaran sin importarles las consecuencias, se provocaría el caos; por ello, no puede existir una libertad absoluta. La libertad individual se limita para no afectar los derechos de los demás.
Al hacer uso de la libertad, conlleva una responsabilidad ante las consecuencias de nuestras acciones. Se es libre de actuar, pero al mismo tiempo se es responsable de las consecuencias que pueda provocar este comportamiento. La libertad también se ve limitada por la cantidad de opciones existentes; por ejemplo: si sólo existiera una determinada marca de productos de uso doméstico, la libertad se reduciría a la decisión de comprar o no dichos artículos.
Todo ciudadano goza de una serie de libertades establecidas en la Constitución Política.
La libertad, empleada de forma inadecuada, puede hacer daño a quien abusa de ella y a los demás. Por eso es importante reflexionar muy bien antes de actuar; sin temor, pero con responsabilidad y respeto a los derechos de los demás. Éste es el principio fundamental de una convivencia democrática.
IGUALDAD
Con frecuencia se dice que todos los seres humanos son iguales. Sin embargo, si es cierto que se tiene algún parecido, en realidad no se puede decir que son completamente iguales. De hecho, lo evidente es que cada individuo es muy distinto: hay serios y alegres, blancos y morenos, por no hablar de que unos son mujeres y otros hombres, unos niños y otros adultos, en fin, lo que salta a la vista no es la igualdad entre los seres humanos, sino las diferencias.
La igualdad como valor para la democracia no se refiere a que todos los integrantes de una sociedad deben que ser absolutamente iguales como objetos fabricados en serie. A lo que se refiere es que, sin excepción, todos los seres humanos, sin importar las diferencias, gozan de los mismos derechos por el simple hecho de ser personas: igualdad ante la ley; igualdad para satisfacer necesidades básicas (físicas, afectivas,
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