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POR QUE LA ESCUELA NO EDUCA - JOHN TAYLOR GATTO


Enviado por   •  31 de Enero de 2014  •  4.361 Palabras (18 Páginas)  •  782 Visitas

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POR QUÉ LA ESCUELA NO EDUCA? Discurso de John Taylor Gatto, Maestro del Año en Nueva York durante 3 años

21 agosto 2009, El Lector Alternativo , 80 Comments

Dos instituciones controlan a día de hoy la vida de nuestros hijos:

la televisión y la escuela, por este orden. Ambos reducen el mundo

real de sabiduría, fortaleza, templanza y justicia hacia

una abstracción sin final y sin frenos.

Las escuelas están diseñadas para producir, a través de

la aplicación de fórmulas, seres humanos estandarizados

cuyo comportamiento pueda ser predecible y controlado.

Es absurdo y anti-vital moverte de aula en aula al sonido

de una sirena durante todos los días de tu infancia natural

en una institución que no te permite ninguna privacidad y

que incluso te la quita en el santuario de tu propia

casa pidiéndote que hagas tus “deberes”.

Necesitamos volver a pensar en las premisas fundamentales

de la escolarización y decidir qué es lo que queremos

que los niños aprendan y por qué.

Tenemos que devolver a los niños tiempo libre desde ya mismo

porque esa es la clave para el auto-aprendizaje,

y debemos re-introducirles en el mundo real tan rápido

como sea posible para que el tiempo libre pueda

ser gastado en algo más que abstracciones.

John Taylor Gatto

Demoledor, realista y a la vez esperanzador discurso del veterano profesor estadounidense John Taylor Gatto(1935) pronunciado el 30 de enero de 1990 cuando recibió el galardón de Maestro del Año de Nueva York que le fue otorgado durante tres años consecutivos.

El portal Alta Educación nos envía este texto a El Lector Alternativo Opina para que la sociedad en general, y sobre todo los padres, reflexionen sobre lo que quieren que sus hijos aprendan en la Vida y cómo lo hagan.

John Taylor Gatto es autor de varios libros como “A different kind of teacher“, “Weapons of mass instruction”, “Dumbing us Down”, “The Exhausted School” y “Underground History of American Education” y de un famoso artículo publicado en el Wall Street Journal (“I quit, I think“), y también es un gran defensor del homeschooling.

Su crítica se centra en el modelo educativo estadounidense pero es fácilmente extrapolable a todos los paísesporque él profundiza en las causas del fracaso de la educación llegando al tipo de SISTEMA en que vivimos, y éste es mundial.

El mérito de John Taylor Gatto es que él es un experto y denuncia los errores DESDE DENTRO. Este artículo no es la típica guerra padres-profesores “pasándose la pelota” de quién es más culpable de la actual situación, sino que es un docente quien, con rigor y crudeza, expone los problemas y las soluciones para que las autoridades educativas y las familias las lleven a cabo.

El autor defiende la educación con más libertad, la búsqueda de la individualidad, el auto-aprendizaje, más tiempo personal, tener desafíos, trabajo comunitario ayudando a otras personas e implicación de los padres comofórmula para cambiar el colegio y el mundo.

Y coincide plenamente con otros expertos en pedagogía alternativa como Christopher Clouder, Francisco Tonucci yToshiro Kanamori.

Estas son las palabras de un profesor de los que verdaderamente quieren que sus alumnos sean personas libres y felices por encima de muchas otras consideraciones:

DISCURSO DE ACEPTACIÓN DE JOHN TAYLOR GATTO para el galardón de Maestro del Año de Nueva York, el 30 de enero de 1990:

Acepto este premio en nombre de todos los buenos profesores que he conocido a lo largo de los años y que han luchado para hacer de sus relaciones con los niños algo digno, hombres y mujeres que nunca están conformes, siempre cuestionando, siempre esforzándose por definir y redefinir lo que la palabra “educación” debería significar.

Un Profesor del Año no es el mejor profesor, éstos suelen pasar demasiado desapercibidos para ser fácilmente descubiertos, pero es un modelo, símbolo de esas gentes anónimas que utilizan sus vidas gratamente al servicio de los niños. Este es su premio tanto como mío.

Vivimos en una época de profunda crisis escolar. Nuestros niños se clasifican a la cola de las diecinueve naciones más industrializadas en lectura, escritura y aritmética. Muy a la

cola.

La economía mundial narcótica está basada sobre nuestro propio consumo de las mercancías, de forma que si no compramos tantos sueños de humo el negocio colapsaría – y las escuelas son un importante centro de compra -.

Nuestra tasa de suicidios de adolescentes es la mayor del mundo y los que se suicidan son niños ricos en su mayor parte, no los pobres. En Manhattan el cincuenta por ciento de los nuevos matrimonios duran menos de cinco años. Algo debe ir mal con seguridad.

La crisis de nuestra escuela es un reflejo de una crisis social más amplia. Parece que hemos perdido nuestra identidad.

Niños y ancianos son encerrados y aislados de fuera de lo que sucede en el mundo hasta un grado sin precedentes – nadie habla con ellos ya – y sin niños y ancianos mezclándose en la vida diaria una comunidad no tiene futuro ni pasado, solo un presente continuo.

De hecho, el nombre “comunidad” apenas se aplica ya a la forma en que interactuamos con los demás.

Vivimos en redes, no en comunidades, y todos los que conozco están solos por eso. En cierto modo la escuela es responsable privilegiado de esta tragedia tal y como lo es también en la creciente brecha entre clases sociales.

Utilizar las escuelas como un mecanismo de selección no hace sino crear un sistema de castas, lleno por abajo de intocables que vagan por los trenes del metro pidiendo y durmiendo en las calles.

He observado un fenómeno fascinante en mis veinticinco años de ejercicio de la profesión: que las escuelas y la escolarización son crecientemente irrelevantes para las grandes empresas del planeta. Nadie cree ya que los científicos son enseñados en clases de ciencias o que los políticos en clases de civismo o que los poetas lo son en clases de inglés.

La verdad es que las escuelas no enseñan nada salvo como obedecer órdenes. Esto es un gran misterio para mi porque miles de personas, gentes responsables trabajan en las escuelas como profesores, cuidadores y gestores pero la lógica abstracta de la institución sobrepasa sus contribuciones individuales.

Aunque los profesores se preocupan y trabajan duro, la institución es psicopática – no tiene conciencia -. Suena la sirena y el joven que se encontraba escribiendo un poema debe cerrar sus cuaderno y moverse a otra aula donde deberá memorizar que el hombre y el mono derivan

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