PRISIÓN ¿COMUNIDAD O GENERACIÓN DE DELINCUENTES?
Enviado por maisonrojas • 24 de Mayo de 2015 • 1.973 Palabras (8 Páginas) • 139 Visitas
Para poder llevar a cabo este trabajo y al hacer un repaso de los temas que se expusieron durante el curso surgió la interrogante sobre determinar ¿si la población de un reclusorio es una comunidad, o si es un lugar donde se generan delincuentes? Pues como se habló algunas sesiones, los sujetos tenemos representaciones sociales sobre ciertos objetos, y así mismo sucede cuando se habla de comunidad, pues al momento de referirse a ella se ha observado que inmediatamente viene a la mente la imagen de una población, una fiesta, un concierto; pero surge así la interrogante de conocer la naturaleza de una prisión; porque también se habló que esos lugares, eran centros de creación de delincuencia. Para dilucidar este objeto, vamos a analizar las características de la prisión para estar en posibilidad de determinar a que atiende ésta.
Es por esa razón que en el presente se tratará de dar el sustento a tal respuesta, haciendo una relación de lo expuesto por diferentes autores y la dinámica que se presenta en el interior de los centros de readaptación social varoniles del Distrito Federal, que simple vista se podría calificar como una comunidad; ello también con el propósito de atender lo relativo a la manera en la que se debe intervenir para mejorar sus condiciones; porque como afirma Blanchot, la igualdad es el fundamento del comunismo, y no hay comunidad en tanto cuanto las necesidades de todos los hombres no estén igualmente satisfechas; afirmación que en el caso de los internos, es, por las condiciones en las que viven, elevada a su máxima expresión.
Para comenzar, el concepto de comunidad de Schleiermacher, indica la forma de vida social caracterizada por un nexo orgánico, intrínseco, perfecto entre sus miembros.
En un sentido más complejo, afirma Blanchot en lugar de Bataille, que hay que determinar ¿porqué comunidad?, a lo cual él responde, señalando que en la base de cada ser, existe un principio de insuficiencia al que denomina “principio de incompletud”. Un principio, que manda y ordena la posibilidad de un ser. De ahí resulta que la carencia por principio no va a la par de una necesidad de completud. El ser, insuficiente, no busca asociarse a otro para formar una sustancia de integridad. La conciencia de la insuficiencia viene de su propio cuestionamiento, el cual tiene necesidad del otro o de algo distinto para ser efectuado. Solo, el ser se cierra, se duerme y se tranquiliza. O bien está solo o no se sabe solo más que si no lo está.
En un sentido contrario a lo expuesto por Blanchot, Maritza Montero y en una forma muy simplista, hace notar que hay aspectos que componen una comunidad, entre ellos: los individuos, el sentido de compartir desde un territorio hasta deseos y necesidades, el idioma, un sentimiento de pertenencia que hace hablar de “nosotros” y por último la búsqueda del bien común.
De ahí que, de lo expuesto, se podría afirmar a la ligera, que hay comunidad cuando hay membresía, un espacio geográfico compartido, un idioma, se influencian unos a otros, se benefician en el intercambio de bienes y servicios y buscan mejorar sus condiciones, haciendo énfasis en que el beneficio debe ser para cada miembro que la integre y no solo para alguien en particular y en especial hay un sentido de pertenecer a algo que no se pierde ni por el transcurso del tiempo o por alejarse de la comunidad.
Ahora bien, según Blanchot, para que haya comunidad, sólo es posible mediante la muerte del prójimo, porque la muerte misma, es la verdadera comunidad de los seres mortales; la verdadera comunidad asume la imposibilidad de un ser comunitario como sujeto. Porque aunque en el sujeto que forma parte de la comunidad hay una incompletud, no es necesariamente porque busque la formación de otro sujeto, mucho menos de un miembro. Es decir, para que un grupo de personas sea comunidad no basta con compartir una ubicación espacial, conocimientos, sentimientos, necesidades y deseos; más bien, debe tener algo en común, que no es una forma restringida de sociedad, ni tiende a la fusión comunional; allende, se prohíbe hacer obra y no tiene como finalidad ningún valor de producción, puesto que no sirve para nada más que para hacer presente el servicio al prójimo hasta en la muerte, para que éste no se pierda solitariamente, para que se halle suplido y supla a otro de la misma manera.
Y es el caso que, una población como la que esta privada de su libertad, comparte los elementos que se han descrito primeramente, aquellos que permiten identificarla como una comunidad de forma simplista; pues, sólo comparten un ámbito espacial delimitado dónde además, se les forza a vivir cerca unos de otros; comparten circunstancias similares, tal y como lo describe la Dra. Montero, aunque no se pierde de vista el hecho de que los internos no eligen voluntariamente ese lugar, una vez que tienen que vivir ahí, comparten desde las habitaciones donde no sólo duermen sino desarrollan todas sus actividades diarias, hasta los espacios comunes como son: los pasillos, centro escolar, área de visita familiar, comedores, campo y áreas verdes; haciendo como señala la autora convivir cara a cara por el tiempo que estén ahí.
En ese lugar, hay una aparente identidad social, debido a que, la autoridad hace desaparecer las identidades individuales de los internos, hasta formar una sola, y van conformando relaciones de pertenencia; donde se empieza a generar ese sentimiento de “nosotros”; esto es, cuando los sujetos son ingresados al centro de readaptación que le corresponda; después de atravesar un proceso de resignación, viene la aceptación del interno, que tendrá que pasar un determinado tiempo, sino es que toda su vida; por lo que, se le obliga a iniciar y buscar la llamada membresía a alguno de los grupos que integren la comunidad y que a la par significa la integración a una sola, la de internos. También, se observa que el nuevo sujeto va adoptando las formas de vida de su nueva realidad para poder llegar alcanzar esa pertenencia, en
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