Pedagogia

ENSAYO

“Cartas a quien pretende enseñar”

No permita que el miedo a la dificultad lo paralice.

Paulo Freire

Creo que el mejor punto de partida para este tema es considerar la cuestión de la dificultad y el miedo que provoca.

Se dice que alguna cosa es difícil cuando el hecho de enfrentarla u ocuparse de ella se convierte en algo penoso, es decir, cuando presenta algún obstáculo. “Miedo”, es un “sentimiento de inquietud frente a la idea de un peligro real o imaginario”.

Siempre existe una relación entre el miedo y la dificultad, entre el miedo y lo difícil. Pero en esta relación evidentemente se encuentra también la figura del sujeto que tiene miedo de lo difícil o de la dificultad.

En esta relación entre el sujeto que teme y la situación u objeto del miedo existente además otro elemento de inseguridad del sujeto temeroso.

Inseguridad para enfrentar el obstáculo. Falta de fuerza física, falta de equilibrio emocional, falta de competencia física, ya sea real o imaginaria del sujeto.

La cuestión que aquí se plantea no es negar el miedo, aun cuando el peligro que lo genera sea ficticio.

Frente al miedo, sea lo que fuera, es preciso que primeramente nos aseguremos de las razones que nos lo provocan.

Con estas reflexiones quiero subrayar que lo difícil está siempre relacionado con la capacidad de respuesta del sujeto y a la evaluación de sí mismo.

Aquí me gustaría ocuparme solamente de las reflexiones en torno al miedo.

El miedo nos paraliza y nos vence aun antes de intentar.

Si mi capacidad de respuesta es menor, no puedo ni debo permitir que mi miedo de no entender me paralice considerando mi tarea como imposible de ser realizada simplemente la abandone.

Es el de no asumir la responsabilidad que nos impone la tarea de estudiar, como se impone cualquier otra tarea que se debe realizar.

Estudiar es un quehacer exigente en cuyo proceso se da una sucesión de dolor, placer, sensación, victoria, derrota, dudas y alegría. Pero por lo mismo estudiar implica la formación de una disciplina rigurosa.

Esta disciplina no puede ser dada ni impuesta por nadie, sin que eso signifique desconocer la importancia del papel del educador en su creación. De cualquier manera, somos sujetos de ella, o ella se apropia de nuestro ser. O adquirimos el hábito de responsabilidad y estudio como un deleite y lo asumimos como una necesidad o un placer de estudio, o se vuelve una carga y lo abandonamos en primera esquina.

Cuanto más asumimos esta disciplina tanto más nos fortalecemos para superar algunas amenazas que nos acechan y por lo tanto a la capacidad de estudiar eficazmente.

Una de esas amenazas, por ejemplo, es la concesión que nos hacemos a nosotros mismos de no consultar

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