Pensamiento De Mounier
Enviado por 05_27 • 24 de Enero de 2013 • 712 Palabras (3 Páginas) • 311 Visitas
INTRODUCCIÓN
Desde la perspectiva antropológico-filosófica, el dolor es un constituyente inseparable de la condición humana. Esta afirmación hace posible ubicar el dolor como un vínculo perceptivo entre la conciencia y el cuerpo. También remite a la finitud humana, esto es, la cuestión de la precariedad del ser humano. Otro tema de referencia es el de la realización de la individualidad: ninguna persona puede padecer o sufrir lo mismo y de la misma manera que otra persona.
DESARROLLO
El dolor se puede caracterizar desde distintas perspectivas: desde lo somático, como una percepción sensitiva; desde lo psíquico como una manifestación emotiva; desde lo moral, como la conciencia de una culpa propia. Desde una mirada biológica, se lo puede representar como una variedad de sensaciones displacenteras, resultado de un conflicto entre las percepciones nerviosas y la reactividad del organismo. El dolor es un recurso de supervivencia, una señal de alarma ante una perturbación somática.
El enfoque biologista ha sido la base, desarrollada en los siglos XVIII y XIX, de la racionalización científica en las ciencias de la salud, las que en su lucha contra el dolor adoptaron el modelo mecanicista: el cuerpo es una máquina en la que el dolor es una señal de rotura o mal funcionamiento. En la continuidad del siglo XX este modelo se desarrolla en amplitud, produciendo el progresivo derrumbe de la cultura del dolor, esto es, la reducción de la tolerancia al dolor con el ideal de su anulación.
La Antropología Filosófica estudia las concepciones o ideas generales sobre lo que significa ser humano. Las concepciones antropológicas son el encuadre o marco conceptual para una reflexión filosófica sobre el significado del dolor.
En la concepción antropológica de la Antigüedad greco-latina el dolor se concibe como una consecuencia directa del desequilibrio de los factores que desde la salud integran al ser humano como totalidad. El dolor forma parte de la condición humana. El ser humano, en esta concepción, no se cuestiona el por qué del dolor, lo acepta y trata de vivir en armonía con las leyes de la naturaleza. El valor del dolor radica en ser un aviso o advertencia del desorden en que puede incurrir el ser humano.
En la concepción de la Edad Media el dolor es una consecuencia del pecado. El ser humano llega al mundo con un déficit inicial: su desobediencia al mandato divino, que se paga con el dolor. Al igual que en la Antigüedad, el dolor es aceptado como parte de la condición humana, pero la diferencia en esta época es que el dolor es comprendido como una señal de imperfección. El significado del dolor se vincula con la redención, con la posibilidad de la salvación espiritual después de la muerte. La aceptación del dolor es un camino para alcanzar la vida eterna.
En la concepción de la Modernidad hay un
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