Pensamiento y la caverna.

El pensamiento es la causa y la solución de todos los dilemas en que se encuentra el hombre, puesto que es, por decirlo de algún modo, la puerta de conexión con el exterior. Esta puerta es abierta y cerrada por los hombres de acuerdo a sus necesidades, aunque en ocasiones no se realice dicho ejercicio de manera voluntaria, o simplemente se decida cerrar la puerta, aceptando únicamente lo que ya ha entrado, es por eso que la persona en muchas ocasiones a pesar de ver la verdad por sus propios ojos, continua viviendo en el engaño, en la situación más cómoda para su mente.

Y es que a través de la vida el ser humano se encuentra en múltiples momentos de decisión respecto a abrirse al mundo y verlo con los ojos de la realidad, o quedarse amarrado a la realidad virtual que le venden desde que nació con un nombre, y ciertos ideales que no eligió. Cuando se le dice que va a aprender a un instituto que tiene de nuevo normas y costumbres predeterminadas y a las cuales se debe amoldar, porque es lo correcto, simplemente lo que se debe hacer, sin más explicaciones.

 Y es aquí en donde la mente inicia su proceso de selección de información bienvenida a la cabina de control. Por ejemplo, mientras se encuentra en procesos de educación, como comprender un tema equis puede ocurrir una de dos cosas, la primera que el pensamiento se centre en absorber el conocimiento, puesto que le pareció interesante y se encuentra en un estado alerta hacia el mismo. La segunda opción, es que el pensamiento haga de las suyas y se distraiga, que llene de información basura el cerebro, o simplemente queda en blanco. A partir de la idea de la puerta, se puede interpretar que el pensamiento puede ser un mecanismo de defensa contra agentes externos que poco o nada son interesante, ojo porque una cosas en que sean interesante y otra que sean importantes.

A su vez es de entender, que cuando se es infante esta puerta es más voluble, y que las personas que se tienen al alrededor generan una fuerza mayor en la puerta. Puesto que aunque la puerta es propia, se tiende a abrirle con mucha más frecuencia, con el fin de recibir toda la información sobre el mundo que nos rodea. Y como se es más permisivo con la información que ingresa, se hace poca depuración de datos, simplemente se recibe una verdad parcial de la información. Y lo realmente malo es que se vuelve una fea costumbre.

Cuando simplemente se absorbe información, sin tomarse el tiempo de analizarla, se está desperdiciando el pensamiento, simplemente se está copiando el pensamiento de cientos más. Se debe decidir si la información que se recibe del mundo es útil, en el término de que de esta se pueda disfrutar de algún beneficio, no necesariamente  evidenciado de modo físico. Por decirlo de algún modo coloquial hay que tomar al toro por los cuernos, enfrentarse con uno mismo y determinar en qué punto se está y hacia qué punto se quiere ir.

Los seres humanos, en su totalidad van de caverna en caverna, solo que una es más grande y un poco más iluminada que la anterior. No se puede decir que la caverna en la que vive un niño es similar a la que habita un hombre, aunque si se compara la sensación que presenten estas dos personas puede que sean similares. Dichas sensaciones pueden ser de agrado respecto a su caverna, un lugar donde se encuentran en una condición de confort, de libertad y conocimiento necesario; cabe resaltar que el niño sienta más impulsos de salir de su caverna, se entiende que son más curiosos hacia el mundo que los adultos.

Entonces, como en toda caverna existen las sombras, que para este caso serían, y contrariando esta idea, las mil cosas que se ha inventado el hombre para distraer su mente de la evolución, que lo que hacen es deslumbrarlos con su brillo inservible, dejando en las sombras lo relevante, en esta categoría podrían agruparse cosas como estar a la moda, tener cada cosa que la tecnología de lujo oferta, una casa lujosa y mil chucherías dentro de ella, entre muchas otras cosas que se han vendido como una vida ideal, que hacen que el ser humano olvide valorizar un buen aprendizaje, la selección y el tiempo con las personas importantes que son las que fortalecen e incentivan sus desarrollos reales.

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