Platon Y Aristoteles
Enviado por • 12 de Agosto de 2014 • 8.038 Palabras (33 Páginas) • 203 Visitas
Platón
Bibliografía
Platón nació en Atenas y vivió entre los años 427 y 347 a. C. Está situado cronológicamente entre Sócrates, del que fue discípulo y Aristóteles, del que fue maestro. Perteneció a la más alta aristocracia de Atenas.
Aunque en muchas de las obras que de él se conocen trató temas vinculados con cuestiones políticas, su teoría fundamental en esta materia está expuesta en tres de ellas: ” La República”, “El Político” y “Las Leyes”.
El idealismo platónico
Para Platón la materialidad de las cosas, lo que cae bajo la acción de los sentidos, no deja de ser un mundo de apariencias y de sombras, de una realidad tan sólo relativa frente al verdadero mundo inteligible, que es el de las “ideas”. Hay un “topos uranos” (expresión que significa “en alguna parte” o “en algún mundo celeste”) en el cual existen estas ideas, que son seres absolutos, inmutables y necesarios, de los cuales las realidades aparentes no son sino pálido reflejo. Existen, entonces, una idea del bien, de la belleza, del hombre, de la blancura, etc. que constituyen las verdaderas realidades y que se proyectan sólo en parte en el mundo que captan los sentidos; vale decir que el hombre que nosotros conocemos, para tomar un ejemplo, es tan sólo una sombra o proyección de la idea del hombre que permanece siempre igual y eterna en el “topos uranos” de los paradigmas o esencias.
Pero si las cosas que nos rodean son simple reflejo de la verdadera realidad. ¿Cómo es posible conocerlas?. Platón dice que el hombre puede conocer las cosas porque ha vivido antes en el mundo de las esencias o ideas, y las ha percibido tal como son; luego, por algún mal que cometieron, los hombres fueron arrastrados a la tierra y condenados a vivir en ella; y entonces, ante el contacto que establecen las cosas por vía de sus sentidos se les despierta inconscientemente el recuerdo de esas ideas que vieron antes plenamente. De aquí que el conocimiento sea para Platón una reminiscencia de aquella percepción que en tiempos remotos se tuvo de las ideas. Para explicar su concepción de la s ideas Platón narra en “La República” el célebre mito de la caverna. Relata la situación de unos prisioneros encadenados en una caverna de forma tal que sus rostros sólo pueden mirar hacia el interior, por lo cual la luz que penetra detrás de ellos proyecta sus sombras sobre la pared hacia la cual están vueltos sus ojos; por consiguiente – dice- si fuera de la caverna pasa algún objeto sólo verán su sombra, aunque creerán que se trata de una realidad. Pero si alguien quebrara las cadenas de estos prisioneros y los llevara hasta la luz solar, advertirían entonces que aquellos que les parecían realidades en la caverna, no son sino reflejo de otras realidades superiores con las que de pronto se encontrarían. Con este mito quiere significar Platón que los hombres viven como encerrados en una caverna y que el saber que tienen de las cosas que los rodean no es un verdadero conocimiento sino simplemente una opinión (una “doxa”) un tenue reflejo de ña verdadera realidad. En consecuencia, piensa que para liberarse del mundo de las apariencias, debe quebrarse la atadura corporal y sensible para elevarse por medio de la razón al mundo de las ideas, cuya reminiscencia es la que permite interpretar la realidad.
Papel que le asigna a la política
Es necesario que lo filosófico y lo político marchen juntos. Por eso dice que hasta que los filósofos no sean reyes o los reyes no sean filósofos, las comunidad no estará bien regida. Para él no hay Estado perfecto si no está constituido por los hombres perfectos y no hay hombre perfecto sin una vida política con instituciones que le permitan perfeccionarse. Para Platón la política forma parte de la ética. Es Estado, en consecuencia, tiene un fin eminentemente moral y educativo.
Análisis de la República.
En la “República”, Platón, trata de describir lo que debe ser un Estado ideal en el que prevalezca la justicia. Tal Estado debe ser pequeño, según el modelo de la polis de sus días y tener una población de 5040 ciudadanos.
Tal Estado es para Platón como una especie de hombre en grande, como un organismo perfecto, formado por la unidad de todos los individuos así como el ser humano está formado por la unidad de todos los órganos. Traza un símil psicológico entre el Estado y el individuo, y dice que así como en el hombre hay tres facultades que son la razón que domina, la voluntad que ejecuta y los sentidos que obedecen, en el Estado hay tres facultades equivalentes, que se traducen en tres clases sociales distintas, que son la de los hombres sabios, que deben gobernar, la de los guerreros que deben defender el organismo social, y la de los artesanos y agricultores, que deben nutrirlo, los filósofos, que son los hombres sabios, son los que determinan a qué clase corresponde cada persona, y esta selección, se basa en dos ideas fundamentales que confluyen en su pensamiento: la existencia en los hombres de una aptitud natural y la educación como medio para desenvolver esa predisposición. Esto se vincula con su concepto de que en todo Estado debe darse un cambio de servicio entre los hombres, haciéndose para ello necesario la especialización en las distintas tareas, con lo que alude al principio de la división del trabajo.
El Estado debe tender a asegurar la justicia tanto en la vida interior de los individuos como en la organización social. En el esquema del Estado ideal que ha trazado Platón en la República, dicho Estado está constituido por tres clases correspondientes a las tres partes del alma individual. El Estado como un gran organismo, como un individuo en grande, cuya unidad y armonía interior o salud están aseguradas, a la par que la salud del alma individual, por la justicia, por la cual todas las clases deben cumplir su misión. A la clase de los sabios o los filósofos corresponde la suprema dirección del Estado, a la clase de los guerreros, en los que se desarrolla la virtud del coraje, corresponde la defensa del Estado bajo la guía iluminada de los sabios; a la clase inferior de los mercaderes, artesanos y agricultores corresponde la producción de riqueza necesaria para la satisfacción de las más bajas necesidades de la vida humana, en la medida que establece la sabiduría.
El deber de esta última clase es obedecer, es la sumisión absoluta a las clases superiores. No se ocupa de ella el aristocrático Platón. A él ele preocupa la formación de la clase dirigente, esa pequeña elite a la que debe confiarse la misión suprema de establecer la unidad interior del Estado mediante el dominio absoluto e impersonal de la razón. Pues únicamente la razón puede establecer, con su universalidad, la armonía perfecta, subordinando todo interés particular
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