PLATÓN ARISTÓTELES

PLATÓN

ARISTÓTELES

Sus diálogos versan principalmente sobre la filosofía, las virtudes y la política.

Su ética está centrada en la sabiduría, las virtudes, el bien común y la felicidad.

Su intuición primera consiste en advertir que nuestras ideas son universales (sabiduría, belleza, virtud). Estas ideas, que constituyen la “sabiduría ‘’ humana, no pueden ser falsas; pero entonces, para que sean verdaderas, les deben corresponder “realidades universales ‘’. El filósofo es feliz con la sabiduría la virtud y la grandeza del alma.

Sólo conocemos la verdad si examinamos las consecuencias tanto de afirmar como de negar algo

Platón nos expones pruebas de la inmortalidad del alma las cuales en conclusión nos dicen que los buenos, después de expiar sus faltas, recibirán el premio de sus buenas acciones según sus méritos. Los malos sin remedio serán arrojados ala Tártaro de donde no saldrán jamás

Conoció la existencia del Dios supremo; habla de Él con frecuencia y le asigna sus perfecciones propias: necesario, infinito, perfectísimo, eterno, simple, inmutable, bueno, principio y fin de todas las cosas. En varios textos Platón identifica a Dios con la suprema idea del Bien.

Aristóteles es uno de los más grandes genios de la humanidad; su filosofía es un conjunto de verdades y valores que han iluminado por siglos la cultura occidental.

Su pensamiento gira en torno a cuatro ejes: El ser, el hombre, el mundo y Dios.

La base de la filosofía de Aristóteles es la Metafísica: una profunda reflexión sobre los constitutivos esenciales del ser. El ser es el conjunto de seres que constituyen la realidad. Por tanto el ser es análogo (se verifica en la realidad con diversos grados de perfección) y se caracteriza por los atributos trascendentales (unidad, verdad, bondad y belleza) y los primeros principios (identidad, no-contradicción, casualidad y finalidad.

Para Aristóteles la ética es la ciencia que nos muestra el camino de la felicidad. Todo hombre, por su misma naturaleza, dese ser feliz; la felicidad es el gozo del bien. Pero la plenitud de la felicidad está en la sabiduría y la virtud. El hombre contemplativo y virtuoso es el que alcanza la plena felicidad.

Extrae su ética de las rectas exigencias de la persona humana, de los valores humanos, de la ley natural, de las Constituciones de los Estados, de la doctrina de los sabios y de las rectas costumbres.

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