Platon
labrujaPráctica o problema14 de Enero de 2014
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El presente artículo desarrolla el planteamiento entorno a la pregunta ¿qué es lo justo? Asumiendo una interpretación “desde abajo” de Platón en la cual se muestra la importancia de la pregunta en el contexto de la vida del filósofo. Una presentación del diálogo de “La República” y su relevancia en el planteamiento de este asunto; luego se aborda las cuatro aproximaciones a la definición de justicia presentadas en el texto; para llegar a la propuesta de Platón. Se concluye haciendo un balance de los aportes de Platón así como de sus carencias y a la luz de la idea que fundamenta su quehacer y, sin caer en platonismos, plantear la necesidad de la Justicia en el mundo de hoy especialmente en América Latina y en Colombia.
1. Problema
¿Qué es lo justo? y ¿Cuál su importancia para la vida del individuo y de la sociedad según Platón?
2. Metodología
El método que se utiliza en el presente texto es la hermenéutica crítica, ya que el objeto de estudio así lo impone, él demanda una “comprensión” y no una “explicación”1 en la cual, por no ser ajeno tanto al lector como al autor exige que tanto el lector como el autor asuma una posición humana y recuerde con Terencio que “homo sum: humani nihil ame elienum puto“(humano soy y nada de lo humano me es ajeno)2.
3. Resultados
3.1. Presentación
El problema de lo justo no ha dejado de preocupar al hombre desde el inicio de la filosofía de occidente. Esta situación no se puede pensar que surgió como una pre-ocupación, ocuparse desde antes, simple sin tener en cuenta las situaciones reales concretas. Para ser más exactos, este asunto, más que una preocupación es una post-ocupación, ya que esta surge de la realidad concreta, de la relación del hombre consigo mismo, pero fundamentalmente y sobre todo, de la relación con la alteridad, de la relación con el otro como fenómeno esencial de la vida de cada ser humano y de su ser en el mundo.
Este asunto, es posible que hunda sus raíces en los comportamientos de los homínidos, cuando cada generación de colobos, chimpancés, gibones, etc… se levantan y se enfrentan a los machos alfa que dominan en cada una de sus comunidades.3
La idea ronda a Platón desde el inicio de su pensar filosófico. Tal vez se podría afirmar que en Platón la filosofía consiste en un “anhelo de justicia”, para utilizar las palabras de Horkheimer4, y esto se puede afirmar debido a que desde un principio las situaciones vitales, existenciales, que le correspondió coexistir a Platón lo llevaron a convertirse en un filosofante que intentaba dar respuesta a la pregunta sobre ¿Qué es lo justo?
3.2. Desde la vida de Platón
Sócrates había sido condenado a morir, por la democracia ateniense, bebiendo la cicuta y a pesar de haber tenido la oportunidad de escapar y así evitar tan trágico fin, rehusó a ella por la necesidad que sentía, deber, de respetar las leyes de la “polis” ateniense, a pesar de que estas eran injustas para con él. Pero consideró que si se daba a la fuga el mal que infringiría, tanto a él mismo como a la colectividad, sería mayor al mal que evitaría a ambas.5
Esta situación, que no es fruto de la lucubración filosófica, como muchos más tarde desinformadamente han pensado, marcó la vida y con esto el pensamiento filosófico de Platón, ya que esta no es más que la respuesta del filósofo a los desafíos que le plantea su vida como unidad existencial y con ello narrativa. De allí, seguramente, surgió el interrogante sobre lo justo y de hecho la confrontación de lo justo, la ley y el hecho, encontrando que en los mismos no hay igualdad, no hay equivalencia, no hay justicia.6
Pero, como es natural, el asunto de la justicia no queda sólo ahí, este continúa y abarca toda la vida y la existencia de Platón. En uno de los más preciosos documentos autobiográficos, la carta VII 7, carta que corroboraría la tesis del ilustre profesor Alfredo Gómez-Muller en la que se puede observar en acción “la biografía como género filosófico” 8, Platón narra sus intentos de tomar de la realidad y luego tratar de llevar a la praxis su visión política y su anthropovisión en una sociedad de su tiempo. La polis de Siracusa en Sicilia
Fueron tres los viajes que realizó a Sicilia 9, en cada uno de ellos tuvo que enfrentarse cara a cara con la injusticia y en cada uno de ellos, como en el Quijote, salió muy mal librado.
En el primero, tal vez en el año 387, visitó al tirano Dionisio I, quien inicialmente entusiasmado con las enseñanzas que no sentía que lo tocaban y luego, disgustado por los calificativos que profiriera Platón al referirse a los “tiranos”, decidió deshacerse de él y lo envió para que lo asesinaran o por lo menos fuese vendido como esclavo, situación que tuvo su realización en Egina, pero que por fortuna, para Platón y la posterior tradición de pensamiento de occidente, uno de los cofundadores de la escuela cirenaica que conocía a Platón, Aníkeris de Cirene, tuvo a bien comprarlo para liberarlo posteriormente. Se dice que cuando Platón deseó pagar el rescate, Aníkeris no quiso aceptarlo y con el dinero se compró el terreno en el que fundó Platón la Academia, que viene a ser la primera universidad de Europa10.
En el segundo viaje, veinte años más tarde, una vez muerto Dionisio I, su hijo, Dionisio II, a través de un amigo de Platón, lo invitó para ayudar a organizar y moralizar la Polis. Pero tras las intrigas palaciegas Platón quedó nuevamente en desgracia y cambia su situación de invitado a cuasi rehén que es liberado después de por lo menos dos años cuando se le permite regresar a Atenas.
En el tercer viaje, realizado nuevamente bajo una verdadera “invitación”-“coacción”, la situación, que en un principio podría parecer receptiva y propicia para los cambios, se tornó amenazante y peligrosa al verse obligado Platón a convivir con mercenarios que en poco o nada valoraban su vida, es más, se podría afirmar que su vida era valorada negativamente y por ello era despreciable y necesariamente prescindible.
De todos estos ires y venires, “de la insultante fortuna”, para decirlo en términos de Shakespeare, se puede concluir que para Platón la preocupación por la justicia no es la preocupación por el prurito de entretención, sino que ella es la expresión de la post-ocupación que surge de la vida misma y que en aras de esa vida es necesario pre-ocuparse para que la vida mejore. Para él la filosofía, contrario a lo que se piensa o se afirma ordinariamente, es una actividad que surge de la vida misma y no obedece a concepciones preformadas y a recetas rígidas y prescritas.
3.3. La República
Hasta ahora se ha constatado cómo la preocupación por la justicia en el pensamiento de Platón es realmente una post-ocupación que mira al futuro, pero esa pre-ocupación post-ocupación se convierte en reflexión filosófica que ha marcado el pensamiento de Platón y con él el pensamiento de todo occidente. Una de las más completas y ricas expresiones de este interés se expresa en la serie de diez diálogos libros que se conocen en su versión castellana como “La República (o sobre lo justo)11” conjunto de textos que en griego ático, en el que se expresó Platón, los denominó POLITEIA (e peridicaiou, politicós)
El nombre dado en la traducción al texto se le debe a Marco Tulio Cicerón, quien tuvo que inventar, en muchos casos, las palabras que más tarde pasarían a la tradición de los pueblos romances y que se concretan en el español “La República” del latín res, cosa y publica de todos. Traducción esta, que de alguna manera, trata de reflejar el título e idea del texto pero que no alcanza a manifestar todo el fenómeno que se manifiesta en la riqueza de la palabra griega que utilizó Platón, confirmando con esto aquello de que la “traducción es traición”.
En esta serie de diálogos, en los que se encuentra una especie de compendio filosófico, un género de lo que en la Edad Media se denominó “Summa”, trata Platón todos los aspectos de su filosofía y de la filosofía: una doctrina del hombre o antropología, una doctrina del estado, una doctrina social, una doctrina del alma o psicología, una doctrina económica, una doctrina de la educación, de la pedagogía o de la “paideia griega”12, una doctrina del conocimiento, desde la opinión “doxa” hasta la ciencia, “episteme” o la “ciencia de la ciencia” epistemología, y de ahí, una doctrina de la verdad13, una doctrina del ser u ontología y desde luego, una doctrina de la justicia. En síntesis, en estos textos en torno a la Justicia, Platón desarrolla toda la filosofía del hombre y la filosofía que le interesa al hombre.
Con lo anterior, no se quiere decir que las afirmaciones de Platón sean las que han “descubierto la verdad”. Lo que si es un hecho es que la problemática planteada por Platón y las soluciones por él sugeridas se convierten en un referente obligatorio con el cual los distintos filósofos de occidente se las han tenido que ver, unas veces ratificando a Platón, otras refutándolo, conformando una curiosa dialéctica en la cual se disiente de Platón, en ocasiones con verdadera furia, retomando las ideas generadoras que Platón planteó. En el caso de la justicia, se puede constatar cuando en los diversos planteamientos sobre ella los filósofos se separan de la idea que Platón afirma pero en nombre de la justicia misma se afirma otra idea de justicia. Esto es lo que puede llevar a afirmar en consonancia con el filósofo, matemático
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