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Platon


Enviado por   •  6 de Diciembre de 2014  •  Tesis  •  2.487 Palabras (10 Páginas)  •  126 Visitas

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Introducción

El siglo de oro del pensamiento griego fue el IV a.C. el periodo de apogeo del saber filosófico alcanzó su culminación con la obra de dos pensadores excepcionales: Platón y su discípulo Aristóteles (384-322 a.C., filósofo y científico griego). La profundidad de su pensamiento, las brillantes de sus sistemas especulativos y la riqueza de su diversidad temática llevaron a la filosofía a su sólida configuración como ciencia de conocimiento. Con ello, y en especial con Aristóteles, tomaron cuerpo de un modo casi definitivo los distintos sectores - ética, lógica, conocimiento, metafísica (Aristóteles designo la metafísica como “primera filosofía”), etc.- que, a partir de entonces y hasta nuestros días habría de tener en cuenta todo sistema filosófico.

De Parménides (515 a. C., filósofo griego) toma el conocimiento racional. De Heráclito (535 a. C.-484 a. C., filósofo griego) toma el concepto de dialéctica, el conocimiento sensible y el problema del movimiento. De los pitagóricos, la geometría, el dualismo antropológico y la relación cuerpo-alma. De Sócrates (470 a. C.-399 a. C., filósofo griego) toma gran parte de sus doctrinas, los razonamientos inductivos y las definiciones universales.

Platón hace la primera síntesis de la historia de la filosofía (entre Heráclito y Parménides) viéndose obligado a afirmar una doble realidad (mundo de las ideas y mundo sensible) y un doble conocimiento (sensitivo y racional).

Desarrollo

Platón, cuyo verdadero nombre era Aristocles, nació en Atenas hacia el año 427 a. C. Pertenecía a una familia aristocrática y adinerada, y sin duda disfrutó de las ventajas educativas que podía proporcionarle la época dorada en la que vivió. Conocía las obras principales de los mejores poetas y poseía un indiscutible talento poético. Escribió ditirambos, obras líricas y tragedias, y tenía una fina agudeza para la verdad; en resumen, era uno de esos jóvenes educados, bien dotados y de espíritu elevado que hacía las delicias de los grandes maestros de la antigüedad clásica. Su noble ascendencia explica su gran interés que sintió desde la juventud por el ejercicio de la política. Sin embargo, la justicia condena dictada contra su maestro, Sócrates, despertó sus recelos sobre el poder y la vida pública. Desde ese momento, y hasta el final de sus días, la dedicación prioritaria del pensador ateniense fue la reflexión filosófica.

Platón alternó su residencia en Atenas con frecuentes viajes a ciudades griegas y a las colonias mediterráneas. En el año 399 a. C., poco después del proceso de la muerte de Sócrates, se dirigió junto con otros discípulos a la ciudad de Megara, posiblemente con el objeto de evitar las posibles represalias del poder político con los seguidores del malparado filósofo. Desde allí marcho a Creta, Egipto y Cirene, y de nuevo a Atenas en el 396 a. C. La finalidad de sus viajes posteriores fue, según (se recoge en sus cartas), fundamentalmente filosófica. Del 390 al 388 a. c. visitó Egipto, cuya ancestral sabiduría era muy admirada por Platón; de nuevo Cirene, donde contactó con los famosos geómetras de aquella ciudad, y por último, la Magna Grecia, donde conoció las doctrinas pitagóricas y fue apresado y vendido como esclavo por el déspota siciliano Dionisio de Siracusa.

Tras ser puesto en libertad por su amigo Anníceris (griego antiguo, filósofo de la escuela cirenaica), que previamente lo había comprado, retorno a Atenas. Al poco tiempo de su regreso, Platón fundo su escuela filosófica. La sede de las enseñanzas platónicas fue el santuario de las Musas, edificio que él mismo proyectó sobre un terreno llamado Academia, nombre con el que acabó conociéndose la asociación. A instancias de Dionisio (397 a. C.-343 a. C.) el joven, sucesor del tirano, Platón se embarcó de nuevo hacia Sicilia en el año 366 a. C.; sin embargo, cuando llego, el monarca había sido depuesto, por lo que el filósofo fue desterrado. Un último viaje a la isla, cinco años después, resulto tan proceloso como los anteriores y a su vuelta Platón decidió no abandonar nunca más la Academia. En el año 348 a. C., poco antes del definitivo ocaso político de Atenas, murió el filósofo, librándose de presenciar lo que había sido uno de sus temores más grandes: la invasión de la polis por los macedonios.

Obras (Los escritos platónicos).

La influencia socrática en la obra de Platón no solo se aprecia en el contenido de su doctrina, sino que está presente en el modo que la expresó. Los textos platónicos, los célebres diálogos, no son otra cosa que la adaptación de las constantes conversaciones que mantuvo con su maestro y que él se encargó de recoger. Sirviéndose de este recurso expositivo, Platón incorporaba a los diálogos de sus propias reflexiones; éstas, a medida que su pensamiento maduraba, fueron copando sus escritos y reemplazando las teorías socráticas.

Los diálogos platónicos pueden agruparse siguiendo un criterio cronológico en diálogos de juventud, de madurez y de vejez.

Los diálogos de la juventud tratan sobre temas fundamentalmente éticos –virtud, justicia, sabiduría- y el enfoque adoptado es completamente socrático. En este grupo se integran obras como la Apología de Sócrates, Primer Alcibíades, Hipias Menor y Protágoras.

Como parte del periodo de transición entre el socratismo de juventud y la madurez suele citarse los textos Gorgias, Menón y Cratilo. Los diálogos de madurez abordan los problemas metafísicos que dan lugar a la formulación de las Ideas. Entre estos escritos, esenciales para la formulación del sistema platónico de pensamiento, se encuentran el Banquete, Eutidemo, Fedón, Fedro y la Republica.

Por último, los diálogos de vejez suponen un tratamiento más profundo de los temas apuntados en la etapa previa: el problema, metafísico de las ideas, la realidad mundo físico-mundo suprasensible y el origen del cosmos. Los principales textos de este son el Teeteto, Filebo, Parménides, sofista, Timeo y las leyes.

Platón elige el diálogo como forma de expresión de su pensamiento; quizá como tributo a su maestro Sócrates a quién, por lo demás, convierte en interlocutor de prácticamente todos ellos; o quizá por el influjo de su época. Su obra se puede dividir en varios períodos, según distintos criterios, siendo una de las clasificaciones más aceptadas la cronológica:

• Diálogos de juventud (de los 28 a los 38 años) (399-389)

Apología de Sócrates (el conocido retrato socrático del joven Platón)

Critón (Sócrates en la cárcel sobre problemas cívicos)

Laques (El valor)

Lisis (La amistad)

Cármides (La templanza)

Eutifrón (La Piedad)

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