Positivismo En Mexico
Enviado por kafeta • 27 de Mayo de 2014 • 4.026 Palabras (17 Páginas) • 361 Visitas
SMO EN MÉXICO”
El Positivismo en México fue difundido por Gabino Barreda a partir del año de 1867 e influyó notablemente en los destinos de la sociedad y el Estado mexicano de esa época.
El Positivismo halló en México una situación propicia para extenderse porque las clases dominantes encontraron en esa filosofía una justificación de sus intereses políticos y económicos.
La influencia de esta corriente aumentó considerablemente cuando una parte de los intelectuales que lo impulsaban llegó al poder durante la tercera presidencia de Porfirio Díaz en 1888, pero se incrementó considerablemente en 1892 cuando la Unión Liberal (partido político de pensamiento positivista liberal) que apoyaba la cuarta reelección de Porfirio Díaz pide, entre otras cosas:
a) Una libertad económica para el desarrollo de los individuos que componen la nación, y
b) Que los problemas de la situación social de México se analicen desde un punto de vista científico.
Para el grupo de la Unión Liberal existía una diferencia entre dictadura personal y una dictadura social, y de esta manera justificaba la permanencia de Díaz en el poder, ya que aunque consideraban a su régimen casi unipersonal, dictatorial y basado en la limitación de libertades, era el símbolo del orden, del progreso y de la paz.
Para este grupo de intelectuales la ciencia positiva era la única capaz de conocer los problemas del país y creían que con los conceptos de “orden y progreso” éstos se resolvían, evolucionando así, la sociedad como si fuera un organismo.
Lo que no tiene duda en la opinión general de muchos historiadores, es que el Positivismo es una ideología importada a México, que le sirve directamente a un grupo político como instrumento propio. Por eso es identificada fácilmente con una política y con un grupo determinado de la historia nacional, los llamados Científicos en particular, y al Porfirismo en General.
El pueblo en forma irónica los llamó “LOS CIENTÍFICOS”, por las tesis que manejaban. Este grupo pedía libertad económica, pero no una libertad electoral considerada por ellos menos importante e inadecuada. Más aún, con la petición de libertad económica justificaban así las necesidades de la cada vez más poderosa burguesía mexicana. Las tesis positivistas se encajonaban por la fuerza a acreditar a esa clase social en el poder, en pleno desarrollo al amparo del Porfirismo, creando un “positivismo a la mexicana” que chocó con la realidad y que no hizo otra cosa sino reflejar el estado de desigualdad.
Esta doctrina social tuvo en triple propósito: Establecerla como una nueva forma de ver el mundo; utilizarla como una nueva arma educativa y emplearla como arma política de la clase en el poder.
Desde que los liberales asumieron el poder, ya se había utilizado como una doctrina filosófica, como forma de pensamiento social. La búsqueda de una nueva nación, la formación de otros tipos de comportamiento político y el acecho de los grupos conservadores, llevaron al grupo liberal triunfante a buscar los mecanismos para ordenar al país y progresar.
Cuando asume el poder Porfirio Díaz, los liberales juzgan que la dictadura es la única instancia real para llegar a cumplir los objetivos que se habían trazado. Es aquí donde “se sacrificó la evolución política por la evolución social" durante el Porfirismo, de acuerdo a Justo Sierra.
EL POSITIVISMO DE ANDRÉS MOLINA ENRÍQUEZ
Molina Enríquez, al igual que muchos de sus compañeros de doctrina, se volvió positivista tratando de darle una explicación a la historia nacional, y es en uno de sus mejores libros: Los grandes problemas nacionales donde hace un desglose de los principales problemas que aquejan a México, además de ser todo un estudio sobre la comprensión de la nación mexicana.
Explica la historia del país como un camino que llega hacia el futuro, una evolución de la sociedad mexicana como si fuera un individuo, como un organismo en formación. De igual manera piensa que todo desarrollo necesita de una comprensión, de un conocimiento de la sociedad en cuestión, tendiendo a estudiarla, para encontrarle los pasos hacia su progreso o evolución, encontrándole así su explicación histórica. Molina nos dice:
“Tratándose de una sociedad, el conocimiento de ella y el trazo total o parcial de su marcha evolutiva, requieren de igual modo, el estudio de todas sus circunstancias especiales, y el trabajo sintético de la apreciación histórica requerirá siempre de una extensa integración de detalles”.
Para Molina Enríquez la agricultura se convierte en la ocupación que determinará la relación de los pueblos con la naturaleza, será el punto de partida del desarrollo y el principal parámetro que medirá el grado de evolución de un pueblo o nación. Afirma que todos los pueblos son diferentes en su desarrollo evolutivo aunque tengan similares etapas de progreso y la tierra sea su eje rector.
Piensa que la nación debe verse como un organismo, pero debe ser un organismo agrario, en donde la producción de cereales es lo que indica el grado de desarrollo de un país, y en México dice, se encuentra su parte vitalmente más importante en una zona socioeconómica productora de cereales, ubicada geográficamente en la mesa central y de la altiplanicie mexicana.
Para que este organismo agrario avance en la producción de cereales necesita de un requisito importante: la propiedad. Molina piensa que el ritmo de evolución también lo marca el dominio territorial de los habitantes de ese país.
“En efecto, la cuestión agraria es a la vez una cuestión de medio, es a la vez una cuestión de raza y una cuestión de momento histórico”.
El organismo agrario, como lo define Molina, es como un cuerpo humano que, teniendo los implementos necesarios, crecerá sano y robusto, pero si no es así, si la tierra no se trabaja porque sólo unos pocos miembros son propietarios del suelo que producirá alimentos, entonces habrá desequilibrios, el organismo sufrirá, no evolucionará y crecerá débil y enfermo. Para diagnosticar a México nos dice:
“Por ahora, nuestro cuerpo social, es un gigante desproporcionado y contrahecho, del tórax hacia arriba es un gigante, del tórax hacia abajo es un niño. El peso de la parte de arriba es tal que el cuerpo en conjunto se sostiene difícilmente. Más aún, está en peligro de caer. Sus pies se debilitan día por día. En efecto, las clases bajas, día por día empeoran su condición, y en la última, el de los indígenas jornaleros, la dispersión ha comenzado ya”.
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