Positivismo En Mexico
Enviado por zule14 • 2 de Marzo de 2013 • 2.819 Palabras (12 Páginas) • 790 Visitas
EL POSITIVISMO EN MEXICO
Qué es el positivismo
El Positivismo es una corriente o escuela filosófica que afirma que el único conocimiento auténtico es el conocimiento científico, que solamente puede surgir de la afirmación de teorías a través del método científico. Esta epistemología nace como manera de legitimar el estudio científico del ser humano, como la necesidad de estudiar científicamente.
Qué pretendía el positivismo en México
La idea fundamental era la concepción de orden, basada en un equilibrio y jerarquía de los diversos estratos sociales con el propósito de aplicar la a dos principales aspectos sociales, impactando por un lado en la educación y por otro, a la política, insertando así el Positivismo a México. Así mismo se veía reflejado este lema en la frase que marcó el proceder del Porfiriato: “Orden y progreso” puesto que para Gabino Barreda, el positivismo llegó a significar tanto para México que incluso en los tres colores de la bandera podía percibir los tres principios del lema de Comte, con una ligera variante: Libertad, orden y progreso.
El Positivismo surgió en Francia en la segunda mitad del siglo XIX, su nombre proviene del propósito de utilizar para investigación filosófica los métodos y resultados de la ciencia positiva, al surgir en Francia se difunde por toda Europa y se convierte en la forma preferida de pensar de filósofos, historiadores, científicos, literatos, etc.
El positivismo tuvo como fundador a Humé, siendo su principal representante Augusto Comte (1789-1857) hijo de una modesta familia católica. Desde muy temprana edad mostró un fuerte rechazo hacia el catolicismo tradicional y las doctrinas monárquicas.
La filosofía positivista de Auguste Comte abandonó la especulación de lo sobrenatural en favor de la investigación científica. Según él, el conocimiento de todos los temas, debería venir de la correlación de la evidencia empírica. El estudio sistemático de Comte de la estática y dinámica de la sociedad sentó las bases de la sociología moderna, que al principio llamó física social.
Postulados y Características
No existe otro conocimiento que el empírico, el que se funda en los hechos y formula leyes de coexistencia y lección de fenómenos.
No conocemos los fenómenos sino las apariencias de las cosas.
Toda metafísica es un intento inútil y estéril. Es carente de sentido, la búsqueda de todo lo que se llama “las causas son primeras o finales”.
El único método válido es el de las ciencias experimentales.
Los Tres Estados Del Positivismo:
Todas las ciencias deben recorrer en su desarrollo tres fases:
Estado Teológico, Provisional y Preparatorio, en que la mente busca las causas y principios de las cosas; lo más profundo, lejano e inasequible. Este estado, en el que predomina la imaginación, corresponde - dice Comte - a la infancia de la Humanidad.
Estado Metafísico, Crítico y de transición, en que se intenta el explicar la naturaleza de los seres sin recurrir a agentes sobrenaturales, sino en identidades abstractas, especie de pubertad histórica.
Estado Positivo, del infinitivo, en que la mente se atiene a las cosas. El positivismo solo busca hechos y leyes, se ajusta a lo positivo, a lo que está puesto o dado.
De esto se derivan varias características: Hostilidad a toda construcción y deducción; Hostilidad a la sistematización, reducción de la filosofía, o los resultados de la ciencia.
Positivismo Jurídico - Moral
Aplicada a la orden jurídica el Positivismo constituye una doctrina que considera al derecho desde un ángulo meramente empírico y sin referencias a principios o a valores superiores a su realidad inmediata. El derecho debe limitarse a lo positivamente dado.
Por consiguiente la ley moral no es invariable la prueba a favor del positivismo moral, es el testimonio de la historia. Cada pueblo y cada cultura forman sus propios juicios morales opuestos entre sí.
Las Ideas de Orden y Progreso
El planteamiento que Comte hace de la sociología está inspirado en Montesquieu, Condorcet y Bossuet, fundamentalmente. Del primero toma el determinismo de los hechos históricos, en los que las constancias de relaciones permite descubrir leyes sociológicas. Del segundo toma la ley del progreso humano. Del tercer el afán universalista del espíritu humano.
La idea de orden, se refiere a la unidad sistemática de la sociedad en una época determinada, a la estructura que le da estabilidad y firmeza. La idea de progreso, por el contrario, muestra el paso de un orden determinado a otro.
Las dos ideas conjuntamente permiten valorar todas las etapas por las que ha pasado la humanidad a lo largo de su desenvolvimiento histórico. Sin embargo, lo que más caracteriza a la filosofía positiva es el haber descubierto el verdadero sentido del progreso social en la historia.
En la segunda mitad del siglo XIX México vive los albores de su vida independiente.
Es el momento de trazar un proyecto para la nación recién emancipada, que abarque todos los ámbitos del orden social. Se quiere dar un nuevo rumbo a la política, la economía, la cultura y, por supuesto, a la educación. De hecho este último ámbito se concibe como el principio y fundamento de todo cambio.
La preocupación por reformar al país es tema de las discusiones de los círculos intelectuales que, ante todo, proponen la constitución de un estado laico. Tal es el contexto en el que reciben y estudian la filosofía positivista del francés Augusto Comte (1798-1852).
Si recordamos, en términos generales, cuál es la postura que adopta el positivismo comtiano, comprenderemos por qué sus tesis respondieron a los anhelos de cambio, libertad y emancipación política e ideológica del estado mexicano.
El pensamiento de Augusto Comte sigue la línea de los primeros filósofos modernos, que postularon a la razón y a la investigación dirigida por el rigor de un método, como las únicas herramientas confiables para conocer el mundo. En función de tal conocimiento, la humanidad sería capaz de orientarse y establecer un orden social mucho más apegado a la racionalidad.
Por un camino similar avanzaron los filósofos ilustrados, como Voltaire y Rousseau; sin embargo, Comte los criticó duramente. Para él, ambos pensadores crearon utopías metafísicas e irresponsables, pues no aterrizaban en una situación concreta. Y era esto, precisamente, lo que hacía falta; una respuesta basada en hechos y no en especulaciones.
Lo único que podría conducir al hombre hasta este punto era la ciencia. Sólo la observación empírica de los fenómenos, resultaría
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