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Problemas Sociales Contemporaneos


Enviado por   •  31 de Octubre de 2013  •  823 Palabras (4 Páginas)  •  429 Visitas

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La cultura ciudadana como objeto de estudio formal crea un ámbito convergente para diversas disciplinas y teorías. “Ciudadanía” es un concepto plurisémico, análogo, susceptible de diversas interpretaciones como lo es la misma cultura. Es difícil sostener que alguna teoría sobre la cultura ciudadana sea la correcta; la versión verdadera y más acabada de lo que es o debe ser.

Este hecho, tiene repercusiones muy complejas dado su componente normativo. La ciudadanía debe servir como condición común, adhesión básica, compromiso con el colectivo del que se desprenden derechos y obligaciones. La falta de acuerdo respecto de lo que comprende la ciudadanía, más todavía, de los compromisos que entraña, afecta seriamente el proyecto de Estado. En los orígenes del “Estado moderno” fue la unificación moral bajo la idea de “nación” uno de los factores determinantes. La ciudadanía era cosa propia de una nación con la cual se poseían afinidades fundamentales de índole cultural y legal. Hoy día, la pluriculturalidad hace que ese tipo de ciudadanía y de nacionalidad parezcan rebasadas.

La educación para la ciudadanía es un asunto público tan importante como no lo podría ser otro. La educación se ordena a la formación del individuo para que sea capaz de participar política, económica, cultural, social y jurídicamente. Se puede decir que la educación para la ciudadanía es una condición a priori para la emergencia y manejo de cualquier otro asunto que se considere público. Por otro lado, es también un problema (issue) en cuanto que la cultura ciudadana no es algo dado ni estático, sino por el contrario está en constante transformación, afectada por las tensiones disolventes del interés individual y las contradicciones propias de la acción colectiva (v.gr. dilema del prisionero, free raider, tragedia de los comunes), también es un problema a la luz de la necesidad de construir formas transversales y válidas de regulación en medio de la evolución de los valores morales. Finalmente, podemos afirmar que requiere la participación (no exclusiva) de un actor gubernamental como lo es la autoridad educativa que tiene –por la facultad constitucional consignada en el artículo 3º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos- la obligación de proveer la educación básica que promueva los valores de la democracia y el amor a la Patria. A pesar de que no se puede decir que la educación para la ciudadanía es responsabilidad exclusiva del gobierno, de hecho su participación es imprescindible para la coordinación, medición, programación y evaluación de los objetivos y contenidos de este capítulo de la educación. Por todo lo anterior podemos afirmar que la educación para la ciudadanía es una política pública (ROTH 1999, 19).

Como señalan Fischer y Forrester el análisis de política pública (FISCHER F. 1987) es una forma de filosofía

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