¿Realismo o Romanticismo?

                                  ¿Realismo o Romanticismo?

El Romanticismo es una época que surgió con la finalidad de contrarrestar el pensamiento dominante durante el siglo XVIII, fue un momento de gran inestabilidad, ya que, la aristocracia tradicional se enfrentaba a la burguesía liberal provocando; así, la Revolución Francesa; al mismo tiempo, el incremento gradual de la sociedad industrial capitalista causaba grandes transformaciones sociales.

Uno de los representantes más importantes del Romanticismo es: Gustavo Adolfo Bécquer; del cuál, existe una fuerte controversia con respecto a la época a la que pertenece, algunos dicen que es un poeta tardío; debido a que sus obras fueron escritas después del tiempo que duró el romanticismo, sin embargo, otros afirman que según las características estructurales de sus obras  no podría pertenecer a otro movimiento que no sea el romanticismo, y eso se puede comprobar al momento de analizar sus obras, no hace falta hacer estudios a profundidad; ya que, pueden darse cuenta que tiene la esencia de ese movimiento en cualquier lugar donde se vea. Después de informarme, puedo afirmar que Gustavo Adolfo Bécquer pertenece al romanticismo, esto es, debido a que el realismo contiene reglas para su estructura y no permite la completa libertad al autor de explayarse en un tema específico; siempre se basan en pasos a seguir y prefieren que sus libros sean iguales entre si.

Antes de demostrar lo mencionado anteriormente, tenemos que saber quién fue Gustavo Adolfo Bécquer; este poeta nació en Sevilla el 17 de febrero de 1836, hijo de Domingo Bécquer, quien fue un famoso pintor que murió cuando el poeta tenía apenas cuatro años de edad y de Joaquina Bastida Vargas, quien falleció en 1847, dejándolo huérfano junto a su hermano Valeriano; no obstante, fueron adoptados por su tía María Bastida y su esposo Juan de Vargas. Valeriano decidió inclinarse por la pintura al igual que su Padre; incluso, hizo un retrato de su hermano; por otra parte, Bécquer se trasladó a Madrid en octubre de 1854 donde sufrió penalidades económicas hasta que en 1860 Rodríguez Correa le consiguió un empleo fijo de redactor en: “El Contemporáneo”.

La forma en la que Bécquer escribe sus obras y poesías es muy particular, tanto que sus escritos no fueron apreciados en ese tiempo, prueba de esto tenemos al poeta Núñez de Arce, quien calificó las rimas de Bécquer como: "suspirillos germánicos", concordando con las palabras de Arce está el novelista Juan Valera quien calificó las Rimas de "ayuntamiento monstruoso de los lieder alemanes con las seguidillas y coplas de fandango andaluzas"; sin embargo, estos poetas nunca imaginaron que la poesía simbolista y sumamente subjetiva de Bécquer influiría de manera notable en los poetas del siglo XX, como Antonio Machado, Pedro Salinas, entre otros. Los modernistas del siglo XX también notaron que la obra de Bécquer sería modelo para su propia poesía. Dámaso Alonso llamó a Bécquer el "primer poeta contemporáneo" de la Generación del 27.

El romanticismo por su parte se caracteriza por expresar la exaltación de la imaginación junto con la fantasía y Bécquer lo demuestra en este fragmente de la leyenda “EL RAYO DE LUNA” << Amaba la soledad, porque en su seno, dando rienda suelta a la imaginación, forjaba un mundo fantástico, habitado por extrañas creaciones, hijas de sus delirios y sus ensueños de poeta, tanto, que nunca le habían satisfecho las formas en que pudiera encerrar sus pensamientos, y nunca los había encerrado al escribirlo. Creía que entre las rojas ascuas del hogar habitaban espíritus de fuego de mil colores, que corrían como insectos de oro a lo largo de los troncos encendidos, o danzaban en una luminosa ronda de chispas en la cúspide de las llamas, y se pasaba las horas muertas sentado en un escabel junto a la alta chimenea gótica, inmóvil y con los ojos fijos en la lumbre >> (Rimas y Leyendas, 1862, Pág. 133).

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