Recensión Del Artículo: "El Asesoramiento Personal Como Taller De Escritura", De Jaime Nubiola.

Recensión del artículo: “El asesoramiento personal como taller de escritura”, de Jaime Nubiola.

Nubiola, J. (2002). El asesoramiento personal como taller de escritura. Estudios sobre educación, N°2, 85-96.

El artículo “El asesoramiento personal como taller de escritura” forma parte de la publicación semestral de la Universidad de Navarra, España. Ha sido presentado en el volumen n° 2 de la revista Estudios sobre Educación, junio de 2002.

Jaime Nubiola, (Barcelona, 1953), es doctor en Filosofía y Letras, profesor en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Navarra y Vicepresidente de la Sociedad Internacional Charles S. Pierce. Autor de Filosofía del lenguaje (Herder 2002), El taller de la filosofía (EUNSA 1999), entre otros.

Ha sido visiting scholar en las universidades de Harvard, Glasgow y Stanford. Dirigió más de veinte tesis doctorales y es autor de los libros: El compromiso esencialista de la lógica modal; La renovación pragmatista de la filosofía analítica; El taller de la filosofía; Peirce y el mundo hispánico; Pensar en libertad, así como de numerosos artículos sobre filosofía del lenguaje e historia de la filosofía analítica, metodología filosófica, filosofía americana y pragmatismo.

Es director de la revista Anuario Filosófico y colaborador sobre temas de actualidad en La Gaceta de los Negocios (Madrid) y en El siglo de Tucumán. Desde 1994, el profesor Nubiola ha promovido en Navarra un Grupo de Estudios Peirceanos (http://www.unav.es/gep/) para impulsar la traducción y el estudio de la obra del filósofo y científico norteamericano Charles S. Peirce (1839-1914).

El artículo refiere a la relación entre el asesoramiento personal académico eficaz y la escritura, afirmando que transformar la actividad de asesoramiento en un taller de escritura personal, contribuye de manera vital en la formación de los alumnos.

El ensayo, representa una invitación a valorar la escritura como forma artesanal de comunicación entre profesores y alumnos preocupados por enseñar, aprender a pensar y fortalecer su interioridad.

El trabajo está organizado en tres partes: 1) “La escritura en la vida intelectual” (pp.2-4), 2), “Aprender a escribir”, (pp. 4-7) y 3), “Enseñar a escribir: Algunas experiencias”, (pp.7-10) y 4) Conclusión. Cada una de ellas, expresa el interés de Nubiola por persuadir al lector respecto al uso de la expresión escrita en el asesoramiento académico, basándose en su propia y gratificante experiencia como asesor.

Ya hacia el final de la introducción, el autor logra transmitir al lector su entusiasmo y convicción por enseñar a los alumnos a escribir eficazmente como la mejor forma de brindarles algo valioso para su vida.

Respecto al uso de la escritura en la vida intelectual, Nubiola considera imprescindible el rol del profesor, quien debe empeñarse por articular lo que dice con lo que hace, puesto que de esa forma podrá inspirar la confianza necesaria para establecer con sus alumnos relaciones interpersonales que favorezcan su espontaneidad y creatividad.

De acuerdo a lo planteado por el autor, la escritura de cosas que nos interesan o inquietan, alientan la maduración personal en creatividad y en transparencia y además, contribuyen a articular el pensamiento y la vida. Si bien se trata de una tarea ardua, para Nubiola, elegir la escritura como clave supone conferir a la dimensión comunicativa de la vida y profesión universitaria una clara prioridad.

La vida intelectual de toda persona, implica el amor por el saber, todos aquellos que tienen la aspiración de la búsqueda de la verdad y el conocimiento personal progresarán en ésta tarea a través de la reflexión, “No hay crecimiento intelectual sin reflexión” (pp. 3). Sin embargo, el verdadero progreso, ocurre cuando el estudiante centra su atención en tres zonas de su actividad: espontaneidad, reflexión y corazón.

Nubiola se refiere a la espontaneidad, como decir lo que pensamos, a la reflexión como pensar lo que vivimos y al corazón como vivir lo que decimos. Así, a través del trabajo en estas tres áreas o coordenadas del crecimiento personal, se logra ganar el protagonismo de la propia vida y con ello el dominio y confianza en las propias fuerzas. “Quizá cada persona pueda progresar en esas coordenadas por sendas muy diversas, pero el camino que aquí recomiendo a quienes se dedican a la docencia universitaria es el de la escritura personal” (pp.4).

En la segunda parte del artículo:” Aprender a escribir”, el autor proporciona de una manera clara y generosa algunas estrategias para enseñar a escribir, reafirmando el valor que tiene el dominio del lenguaje escrito como una verdadera herramienta que permite el desarrollo del pensamiento.

Sugiere entre otras, coleccionar textos breves que al leerlos dé la impresión de haber sido escritos para uno, que lleguen al corazón del lector sin importar que tema aborden. El sentido de ésta actividad, radica en lograr con su repetida lectura, ensanchar la comprensión y crecer con ello. Para el autor, la

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