Reseña de prometeo encadenado de Esquilo

Reseña de Prometeo encadenado de Esquilo

Esquilo es considerado el autor de la tragedia griega, actualmente se conocen solo siete 7 tragedias, pero se dice que este autor escribió alrededor de 60 obras. De sus siete 7 tragedias una de las más importantes y resaltadas del trágico griego fue Prometeo encadenado.

En la obra, Esquilo cuenta la historia de el castigo que el dios Zeus (máximo dios olímpico) le impone a Prometeo (un titán de la segunda generación de titanes en la edad de oro) debido a que le brindó el fuego a los mortales. El castigo consistía en que titán sería encadenado a una montaña para que así, un águila se coma su hígado, al ser Prometeo inmortal, su hígado se regenera todos los días, y así cada día llegaba el ave a comerse el órgano de Prometeo, convirtiéndose en un castigo perpetuo, y al final Prometeo es liberado por Heracles.

Cabe recalcar que se dice que Prometeo encadenado es la primera parte de una supuesta trilogía, las que le seguían a la obra mencionada anteriormente eran Prometeo liberado y Prometeo portador del fuego. Lastimosamente estas están incompletas, ya que solo quedan algunas partes.

El propósito principal de la obra es relacionar o reflejar la relación entre los humanos y los inmortales, por lo que en lo obra se presenta a Prometeo lleno de ambición, puesto es él quien quiere entregarle la llama o fuego a los humanos, la llama se interpreta como el ser intelectuales e incentivar las artes, pero al estar en una época en la que los inmortales gobiernan sobre los humanos, este acto de Prometeo no es bien visto por Zeus, ya que para él era un acto de rebeldía que conducía al derrocamiento de su grandeza, entonces decide castigar a prometeo encadenándolo en una montaña.

Internamente, Prometeo piensa que el dolor es el gran maestro, pero conserva la esperanza de que pueda tomar venganza algún día gracias a un secreto que posee que puede llevar a Zeus a la caída de su trono.

Una de las cosas más importantes de la obra son los diálogos entre Prometeo y Océano, en los cuales Océano trata de convencer a Zeus de que libere al encadenado. Sin embargo, Prometeo mediante el diálogo le dice que es un castigo que se merecía aunque pensara que lo correcto era lo que él pensaba, no quería que su amigo pague ante la furia de Zeus por actos ajenos. Mientras que para Prometeo es un acto de salvación o esperanza, para los inmortales era en realidad una traición.

La obra llega a su fin cuando aparece Ío, que fue convertida en una vaca martirizada por un tábano, esta última también fue castigada por la furia de Zeus. Ío le ofrece a Prometeo acabar con su vida, pero este la disuadió diciéndole que prevé la caída de Zeus gracias a Heracles, uno de los hijos más fuertes del dios olímpico, y que será él quien libere a Prometeo de su castigo eterno.

De esta obra de Esquilo se pueden sacar varias interpretaciones,

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